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La cumbre que pasó y la que viene

En dos párrafos, una periodista colombiana resume la inconsistencia de lo que pasó en Cartagena el fin de semana que concluyó ayer: “En materia informativa no hay nada más predecible y aburrido que estas cumbres americanas en donde las verdaderas discusiones, si es que se llegan realmente a...

En dos párrafos, una periodista colombiana resume la inconsistencia de lo que pasó en Cartagena el fin de semana que concluyó ayer: “En materia informativa no hay nada más predecible y aburrido que estas cumbres americanas en donde las verdaderas discusiones, si es que se llegan realmente a dar, nunca salen a la luz pública y terminan siempre tamizadas por un cúmulo de declaraciones tremendamente convencionales que apelan a ese mundo de lo políticamente correcto en que se ha convertido la diplomacia multilateral. Por eso, a los empresarios no se les ve hablando de negocios, sino hablando de su compromiso social; a las mujeres, de sus avances en materia del liderazgo empresarial y político, así muchas de ellas aún sigan sintiendo los embates de una sociedad patriarcal; y los indígenas, que viven en el olvido, recuperaron de pronto un espacio en nuestro imaginario y salieron en los medios a hablar en foros sobre la dignidad de los pueblos y el respeto a nuestro medio ambiente, mientras las mineras socavan los recursos humanos en casi todas las latitudes de la región. Sin embargo, a pesar de lo poco que hubo, con seguridad los comentarios posteriores serán abundantes, quizás tan empalagosos como los comentarios previos. Hay que hacerlos, un poco por obligación, porque en Cochabamba, precisamente, se reunirá en menos de dos meses la asamblea de la OEA, que es la matriz de la cumbres. Quizás allí sí, se produzca algo relevante y justifique el apelativo borrascoso, prestado de Emily Brontë, sin reconocerle regalías.Pero resumamos. En Cartagena hubo la manifestación de protesta contra Estados Unidos. Pequeña y poco mencionada por los medios, pero la hubo, con quemada de bandera gringa incluida.Hubo declaración de los pueblos indígenas, que constituyeron su Consejo de las Organizaciones Sociales de los Pueblos del Abya Yala, y “sugirieron” que Cuba esté en la próxima cumbre, pero no se percibe en sus declaraciones el fundamentalismo indigenista que suele caracterizarlas. Porque los malos no son los indígenas, ni más faltaba dado que todos los americanos tenemos algo de ellos en nuestro orgulloso mestizaje. No se trata siquiera de que el indigenismo sea necesariamente virulento, sino de aquellas ocasiones en las que, siempre apadrinado por fuerzas ajenas a los mismos indígenas, aflora el fundamentalismo autodenominado indigenista, como ha estado sucediendo últimamente, sobre todo en Bolivia, con grave riesgo para la unidad nacional y también para la integración latinoamericana.De manera que habrá que cerrar sin pena ni gloria, por ahora, el capítulo de esa cumbre y prepararnos para la asamblea de la OEA en Cochabamba, la primer semana de junio próximo. Allá nos vemos.

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