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Reflexiones desde el Cursillo Alegría

Siempre al finalizar una etapa y comenzar una nueva, nos invade un profundo sentimiento de esperanza de vivir la nueva etapa con mayor prosperidad, con mayor tranquilidad, es decir en paz;  tantos deseos que nacen en el corazón de cada hombre al pisar los umbrales de un nuevo año.Pero todas...

Siempre al finalizar una etapa y comenzar una nueva, nos invade un profundo sentimiento de esperanza de vivir la nueva etapa con mayor prosperidad, con mayor tranquilidad, es decir en paz;  tantos deseos que nacen en el corazón de cada hombre al pisar los umbrales de un nuevo año.Pero todas estas aspiraciones podrían hacerse realidad si nuestra voluntad, nuestro empeño se volcara a vivir como nos pide Dios.Lo que significa esforzarnos para transformar nuestro mundo en un mundo más humano, transformando nuestra propia vida, viviendo dentro del parámetro de la justicia, desterrando el odio y la corrupción que nos ha invadido como una enfermedad mortal.Ya estamos viviendo el carnaval, días de alegría, de festividad, de canto y de música.La necesidad del hombre de encontrar alegría, de despegarse de los problemas, de las dificultades, hace que en estos días de festejos vuelque toda su energía y entusiasmo.Tanto en el campo como en la ciudad, se vive un ambiente de fiesta, se respira el aire carnavalero.La alegría es la puerta de entrada a la felicidad por eso es una necesidad  en el ser humano,  la alegría es un estado del alma que permite hacer brotar la risa como una cascada que abraza y contagia.El Señor nos creo para que seamos felices, para que vivamos con alegría.Alegrémonos pero que nuestra alegría no sea fruto de los excesos, que no sea una alegría ficticia y a la vez irresponsable.Busquemos la alegría espontánea, sana, fruto del encuentro y la comunicación entre amigos, compartir bebida, comida, bailes, pero sin excesos, porque allí el alcohol hace estragos, sabemos que en nuestra sociedad no hay evento sin bebidas alcohólicas; pero escuchemos a San Pablo:“La noche avanza, está cerca el día. Dejemos entonces las obras propias de la oscuridad. Andemos decentemente, nada de banquetes con borracheras, nada de prostitución o de vicios, o de pleitos o de envidias. Mas bien revístanse de Cristo Jesús El Señor”. (Rom.13-12,14).En los excesos es donde comienzan las desavenencias entre esposos, enemistades entre amigos, accidentes, todos sabemos los estragos que causa el alcohol en nuestra sociedad, somos testigos que cada día, del dolor que pesa sobre muchos por las consecuencias del consumo de bebidas alcohólicas,Es hora de que reaccionemos, es hora de decir alto a las borracheras, a las alegrías superficiales, porque no nacen del alma sino de una mente embotada por no decir embrutecida por la droga, porque el alcohol es una droga.Padres, no fomentemos, no demos mal ejemplo a nuestros hijos, no cometamos excesos, recapacitemos todos y busquemos una alegría sana.Jóvenes, la juventud es la plenitud de la vida y no es necesario el consumo de alcohol para derrochar alegría, miremos a nuestro alrededor y veremos muchas tragedias fruto de estos excesos, no permitamos que la fiesta se transforme en pesadilla, porque muchas veces suceden tragedias que no se pueden remediar.Todos sabemos que la efímera alegría, la euforia a la que nos conducen las drogas, son dañinas para el cuerpo y para el espíritu.Pidamos protección al Señor y a su Santísima Madre para que estos días de carnaval no concluyan con lágrimas.

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