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Hablando de drogas

Optamos por José Manuel Santos, y no de otros “Santos” locales, porque la “causa” de la despenalización de drogas seguramente continuará durante varios años, dado que la “guerra contra las drogas” es algo inventado en Washington y ya sabemos lo tercos que pueden ser los gringos,...

Optamos por José Manuel Santos, y no de otros “Santos” locales, porque la “causa” de la despenalización de drogas seguramente continuará durante varios años, dado que la “guerra contra las drogas” es algo inventado en Washington y ya sabemos lo tercos que pueden ser los gringos, aún a sabiendas de que están equivocados.Que las drogas ilegales siguen desangrando a Colombia no es un secreto y sobre eso conversaban en estos días José Manuel Santos, el ex vicepresidente nicaragüense Sergio Ramírez y el escritor mexicano Carlos Fuentes.Ramírez tomó la iniciativa alegando qu : “Sé que esta no puede ser una opinión de Estado y un presidente de la República no puede expresarla. Pero como yo soy un ciudadano común y corriente, yo sí puedo. La solución es despenalizar la droga. Hay que despenalizarla”, manifestó.Santos se supo aludido y replicó:  “como Presidente de Colombia y con la autoridad que me da como colombiano, este tema no puede seguir siendo un tabú. Discutamos alternativas”. Y lo reiteró: “ lo digo como Presidente de la República: esa solución sería aceptable para Colombia, si el mundo entero la toma”. Pero dijo más. Relató que cuando fue ministro defensa, conoció que el medidor de éxito de la DEA, en Estados Unidos, es el precio de la cocaína en las calles de Chicago, en Los Ángeles, en Nueva York. “Entonces, si subía el precio de la cocaína en esas ciudades, entonces podíamos darnos palmaditas en la espalda”, contó.Sin embargo, afirmó que “ese precio más alto lo que hace es estimular el negocio, porque entonces se vuelve más rentable”. El escritor Carlos Fuentes, que es un conocido defensor de la despenalización, dijo que la guerra contra el narcotráfico en México tiene un ingrediente muy diferente, que no lo tiene la de Colombia ni la de Bolivia: la cercanía con Estados Unidos.Es una gran diferencia ser vecinos de los gringos. –dijo-  La droga que llega a los Estados Unidos pasa por una frontera prácticamente deshabitada, un desierto. Es una frontera muy difícil de controlar y en la que Estados Unidos hace muy poco para frenar el tráfico de drogas. Lo afirma un mexicano que conoce el tema y que lo aborda cada vez que puede. Y eso de que los Estados Unidos esté haciendo “muy poco” para frenar el tráfico debe ponernos a pensar, porque es allá, en esa frontera y dentro de los Estados Unidos donde se debe sentir con más contundencia los efectos de esa “guerra” y no en nuestros países del sur.Sería oportuno que lo consideren también los mandatarios en la ALBA, que se reunirán el próximo domingo en Caracas.

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