Estudiar a Samir Amir

que está siendo también desacralizada.En Egipto esto se hizo notorio el año pasado, con lo que algunos llamaron la “primavera” egipcia, pero ésta había tenido muchos precursores, entre ellos uno de los más entusiastas y consecuentes profetas del cambio es el economista Samir Amín, a...

que está siendo también desacralizada.En Egipto esto se hizo notorio el año pasado, con lo que algunos llamaron la “primavera” egipcia, pero ésta había tenido muchos precursores, entre ellos uno de los más entusiastas y consecuentes profetas del cambio es el economista Samir Amín, a quien cada día es más importante y más urgente estudiarlo a conciencia.Monopolios generalizados los llama Samir Amín y sostiene que dominan ahora la economía mundial. “Globalización” es el nombre que le han dado al conjunto de demandas mediante las cuales ejercen su control sobre los sistemas productivos de la periferia del capitalismo global (periferia entendida como el mundo por debajo de la Triada EE.UU; Europa, Japón). Y afirma categóricamente que “esto no es más que una nueva fase del imperialismo”.Ya desde 1988 Amín sostiene como uno de los conceptos centrales de sus estudios la “tesis de la desconexión”. En el marco de ésta elabora una serie de propuestas acerca de la necesidad de que los países subdesarrollados se “desconecten” del sistema capitalista mundial. Esta necesidad de desconectarse no está planteada, según Amín, en términos de autarquía, sino cómo necesidad de abandonar los valores que parecen estar dados naturalmente por el capitalismo, para lograr poner de pie un internacionalismo de los pueblos que luche contra éste. La necesidad de desconexión es el lógico resultado político del carácter desigual del desarrollo del capitalismo, pero también la desconexión es una condición necesaria para cualquier avance socialista, tanto en el Norte como en el Sur.En eso coincide el cientista argentino Marcelo Gullo, cuando plantea la “Insubordinación fundante”.Amín ha dedicado gran parte de su obra al estudio de las relaciones entre los países desarrollados y los subdesarrollados, las funciones de los estados en estos países y principalmente a los orígenes de esas diferencias, las cuales se encontrarían en las bases mismas del capitalismo y la mundialización. Especial interés le ha dedicado también el científico egipcio a las nacionalizaciones y sostiene que la implementación de un proceso de nacionalización trastoca la financialización del manejo de la economía. Se puede fomentar el ahorro, pero bajo la condición de que su origen (ahorros de los trabajadores, negocios, comunidades) y las condiciones de las ganancias, sean bien definidas. Esto no percibimos que se esté haciendo con propiedad en el manejo de nuestras Reservas Internacionales Netas, identificadas por un ministro como “ahorritos” del país. El discurso del ahorro macroeconómico en la teoría económica convencional esconde la pretensión del acceso exclusivo al mercado de capital por parte de los monopolios. Hoy que en Bolivia estamos en cierta forma enfangados con otra nacionalización (la tercera) de nuestros hidrocarburos, sin terminar de romper o “desconectar” nuestra dependencia del cartel de corporaciones petroleras transnacionales, estudiar nuevamente a Samir Amín puede darnos una indispensable luz al final del túnel.

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