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La industrialización y CEPAL

Es natural, hasta en sus nombres se parecen, aunque sean esencialmente dos instituciones muy distintas. Nos hemos ocupado repetidas veces de ese instrumento integracionista, con fuerte tendencia bolivariana, la CELAC y es probable que no hayamos tenido la misma acuciosidad con CEPAL, de la cual,...

Es natural, hasta en sus nombres se parecen, aunque sean esencialmente dos instituciones muy distintas. Nos hemos ocupado repetidas veces de ese instrumento integracionista, con fuerte tendencia bolivariana, la CELAC y es probable que no hayamos tenido la misma acuciosidad con CEPAL, de la cual, para ser sinceros, sólo nos llegan hace muchos años estadísticas. Y sabemos ya que las estadísticas entusiasman a muy pocas personas. Está estadísticamente “demostrado”. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe CEPAL (para llamarla ahora con su nombre completo) es un organismo dependiente de la Organización de las Naciones Unidas y desde 1951, cuando fue creada, es responsable de “promover el desarrollo económico y social de la región”. Sus labores, según información de enciclopedia, se concentran en el campo de la investigación económica. No siempre fue así, pues durante algunos años fue protagonista de primera línea para algunas corrientes economicistas importantísimas, como la sustitución de importaciones. Esos eran tiempos del economista argentino Raúl Prebisch, su segundo director y uno de los más célebres en su profesión. Luego, la institución declinó en varias oportunidades, según el manejo que le dieron sus sucesivos directores. Perdón, se les llama “secretarios ejecutivos”. Es indiscutible que lo económico está estrechamente ligado a lo político y seguramente que la CEPAL no es una excepción. Pero su actuación en eventos integracionistas de los últimos tiempos, específicamente relacionados con la economía latinoamericana, como Mercosur, por ejemplo, no ha sido particularmente destacada. Y se puede esperar más, porque la CEPAL tiene nueve divisiones especializadas, cuyo mantenimiento nos imaginamos que son el que cuesta esos noventa millones de dólares que la institución dice haber gastado en el bienio 2010-2011. Ocuparse de eso cuando está de visita en Bolivia su Secretaria Ejecutiva, puede parecer descortés y grosero, sin embargo, en algún momento habrá que decirlo y si es el caso pedir cuentas. Entretanto, esperemos que la visitante tenga buen desempeño en el seminario sobre “Programas sociales hacia una protección social incluyente”, al cual fue invitada. Y se ocupará, también de algunos termas neurálgicos, como las “rentas de recursos naturales” y la modernización de las pequeñas y medianas empresas. De esto último, especialmente, nos agradará conocer algún resultado significativo, porque siempre hemos confiado que en el proceso de industrialización, que todavía está pendiente en nuestro país, las pequeñas y medianas empresas tendrán un rol importante. Que la máxima autoridad de CEPAL se reúna, entonces, con funcionarios de gobierno y empresarios y veremos luego qué resulta.

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