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Tiempo de espera

La palabra hace referencia a un tiempo de preparación que precede a las fiestas de Navidad y Epifanía.En el primer domingo de Adviento la iglesia nos invita a permanecer firmes en la esperanza.Dios cumple con su promesa de salvación en Jesucristo.El segundo domingo de Adviento: La voz que...

La palabra hace referencia a un tiempo de preparación que precede a las fiestas de Navidad y Epifanía.En el primer domingo de Adviento la iglesia nos invita a permanecer firmes en la esperanza.Dios cumple con su promesa de salvación en Jesucristo.El segundo domingo de Adviento: La voz que grita en el desierto: “Preparad los caminos” (Mt. 3 – 2,3)El tercer domingo de Adviento, la buena noticia de la salvación. “El está en medio de vosotros”.El cuarto domingo de Adviento, María la Madre de Jesús. La espera se centra en Navidad.El tiempo de espera debemos vivirlo preparándonos como nos preparamos para un gran acontecimiento.Ya Juan Bautista nos llama a preparar los caminos del Señor. ¿Cómo?, tratando de construir un mundo nuevo, allanando el camino, limpiando las piedras, abajando las montañas.Allanando el camino de nuestra vida, limpiándola de egoísmos, de hipocresías, de maldades.Vamos a allanar el camino de nuestra vida, buscando la paz en nuestros hogares, esforzándonos para comprender las actitudes de los demás, reaccionando con serenidad ante las dificultades, tratando a los otros como quisiera que me traten a mí. En este camino nuestro esfuerzo debe ir por la ruta de la comprensión, de la paciencia y del respeto.Arrojar las piedras del camino que nos hacen tropezar y caer lastimándonos el alma, las piedras de la injusticia, de la ambición y de los vicios.Arrojar las piedras del camino es tratar de desligarnos del vicio que nos domina, esforzarnos para no buscar los placeres en los vicios que son el flagelo de nuestras familias, no arranquemos lágrimas de los ojos de    quienes nos aman, que nos miran con amor y con dolor.Arranquemos de nuestras vidas toda injusticia, no hagamos sufrir a otros por nuestra ambición, porque no se puede disfrutar de lo mal habido.Donde existe la injusticia, existe la discordia, nunca la paz.Abajemos las montañas del odio y del orgullo que se levantan como enormes murallas que nos separan de nuestros hermanos.Abajemos las montañas del odio y del orgullo porque no solo nos separan de nuestros hermanos sino de Dios; porque Dios ama a los humildes, a los sencillos, porque es a ellos a quienes promete el Reino de los cielos (Mt 5 – 3)También nos dice: “Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón” y nos establece una proposición extraña: “El que se ensalzare será humillado y el que se humillare será ensalzado”. A Dios los soberbios deben producirle nauseas porque nada hay tan opuesto a la estricta verdad, somos polvo, ceniza, nada, ¿por qué presumir?.Debemos saber perdonar, setenta veces siete o sea, siempre, porque Dios nos perdona siempre, acaso no decimos “perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos”.En este tiempo de espera, de preparación tratemos de ser más solidarios con nuestros hermanos, con nuestro apoyo moral, de ayuda espiritual, sobretodo a los ancianos y a los enfermos.Preparemos estos regalos para ofrecer a Jesús en su cumpleaños.

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