Si de acosos hablamos…
Acerca de eso hay mucha tela que cortar, es decir, hay mucho más que la violencia política en el acoso y hay mucho más que un asunto de género en la cuestión.Vamos con orden y veremos a qué conclusión llegamos: El acoso físico que se puede llamar también “acecho” (stalking en...
Acerca de eso hay mucha tela que cortar, es decir, hay mucho más que la violencia política en el acoso y hay mucho más que un asunto de género en la cuestión.Vamos con orden y veremos a qué conclusión llegamos: El acoso físico que se puede llamar también “acecho” (stalking en inglés), es una forma de acoso que consiste en la persecución ininterrumpida e intrusiva a un sujeto con el que se pretende iniciar o restablecer un contacto personal contra su voluntad.En sociedades como la nuestra, con inocultable tendencia machista, es frecuente que el acoso sea obsesivo y tenga fuertes connotaciones sexuales. En ese sentido, el “acecho” o persecución está definido en ámbitos de la sociología, psicología, el derecho y otras.Pero también se debe considerar que muchos casos de hostigamiento no necesariamente se derivan de una obsesión personal; se debe recordar que la intención de hostigar es, aparte de conseguir información de la víctima, un recurso de hacerle la vida difícil o hasta imposible.Esto es característico en gobiernos autoritarios y totalitarios, usar el acecho o acoso para mantener control de su país mediante artimañas que invaden la vida personal de ciudadanos y buscar evidencia que lo podrían incriminar. Hay muchos ejemplos históricos, como la SS, la Gestapo, la Cheka, la CIA y la NKVD, pero también hay muestras recientes de este abuso en Colombia, donde existía todo un aparto del Estado con esos fines perversos (el DAS) y está siendo ahora desmontado por su ya insoportable desprestigio.No es privativo de algunos gobiernos, sin embargo, porque el magnate australiano de la prensa Rupert Murdoch, está precisamente enfrenando serios conflictos judiciales por espionajes telefónicos ilegales y seguramente asimilables a la definición de acecho, acoso, persecución o similares.En este ámbito, en consecuencia hay mucho que hacer, aunque el proyecto de ley que comentamos estaría más bien restringido a “la pérdida de mandato para aquellas autoridades, dirigentes, representantes de partidos políticos o agrupaciones ciudadanas o pueblos indígenas que acosen o violenten políticamente en contra de las mujeres”.Algo es algo, pero habrá que considerar que los problemas de género se suelen dar también en sentido inverso, es decir de mujeres con poder acosando, acechando o abusando de cualquier otra manera a varones subalternizados.De todas maneras, hay que tener cuidado, porque por algo dice el refrán que “hecha la ley, hecha la trampa” y de eso tenemos algunos ejemplos patéticos, como ese de pretender sostener que la ley contra la corrupción en la administración pública, la ley Quiroga Santa Cruz, entorpece esa tradicionalmente viciada administración.Lo que pasa es que el enriquecimiento ilícito por corrupción se nos había vuelto “tradicional” y será difícil cambiar ese patrón cultural perverso. Pero ya comenzamos y vamos bien.