¡Cuidado con Malthus!

Mejor dicho, el hambre es un problema social ligado al desarrollo y al subdesarrollo. Y sobre eso es muchísimo más lúcida la conclusión de Josué de Castro, médico, nutriólogo, geógrafo, escritor y activista brasileño contra el hambre en el mundo, quien ya en 1951, al publicarse una de...

Mejor dicho, el hambre es un problema social ligado al desarrollo y al subdesarrollo. Y sobre eso es muchísimo más lúcida la conclusión de Josué de Castro, médico, nutriólogo, geógrafo, escritor y activista brasileño contra el hambre en el mundo, quien ya en 1951, al publicarse una de sus obras centrales, “Geopolítica del hambre”, demostró y sostuvo científicamente que “El subdesarrollo no es, como muchos piensan equivocadamente, insuficiencia o ausencia de desarrollo. El subdesarrollo es un producto o subproducto del desarrollo, una inevitable consecuencia de los sistemas coloniales o neocoloniales, y se sigue produciendo en varias regiones del planeta”.En estos días, con mucho ruido y con gran desperdicio de energía digna de mejor causa, se está hablando, con el padrinazgo de las Organización de Naciones Unidas, del nacimiento del humano número 7.000 millones.Primero, se trata de un número totalmente simbólico, porque es imposible saber con exactitud cuál es la población del planeta, cuando en muchos lugares de la tierra nacen y mueren miles de seres humanos sin que eso realmente les importe a quienes ahora están hablando de esos 7.000 millones hipotéticos y simbólicos. Por eso es previsible que se reencauchen los “neomalthusianos”, que nunca han dejado de tenerle terror al crecimiento de “los demás” y que en fecha tan reciente como 1995 tenían como profetas del desastre al profesor Joel E. Cohen, de la Universidad Rockefeller, creador de la expresión “capacidad de carga” (referida al límite de la sostenibilidad de la producción) y a Samuel Huntington, en relación al crecimiento de la población islámica como causa de conflictos.En todo tiempo, los malthusianos se han creído con la autoridad para  “controlar” la población, pero no la propia, la de sus países de origen, sino la de “los otros”, los marginales, los desposeídos (porque son tradicionalmente despojados) y a quienes se teme no tanto porque “se multiplican” sino porque su explotación es cada día más notoria y están cada vez más “indignados”.En Bolivia fuimos ya víctimas del maltusianismo en tiempos relativamente recientes, cuando con disfraces de “cuerpo de paz” y el infaltable apoyo del Banco Mundial, entonces presidido por quien fuera antes Secretario de Defensa de los Estados Unidos, Robert Mac Namara, esterilizaban impunemente a nuestras campesinas.Entonces, no tomemos muy a la ligera eso de que el habitante número 7.000.000.000 de la Tierra que dicen que se llama Piotr y nació en Kaliningrado, ciudad elegida por Fondo de Naciones Unidas para la Población (UNFPA) para la llegada simbólica del habitante número 7.000.000.000 del planeta.Y tengamos en cuenta que para un acto simbólico similar, el nacimiento del bebé 6.000.000.000, también Naciones Unidas escogió en 1999 a la que luego fuera por razones trágicas célebre ciudad de Sarajevo.Por todo eso es mejor estar atentos, siempre.

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