Un peligroso exabrupto

Para la nación boliviana en su conjunto y para quienes ya han conseguido autonomía y están aprendiendo a administrarla.Esto no se puede, no se debe subestimar ni tomar a la ligera, porque la construcción de la nación boliviana ha costado ya muchas vidas y muchos sacrificios y es inocultable...

Para la nación boliviana en su conjunto y para quienes ya han conseguido autonomía y están aprendiendo a administrarla.Esto no se puede, no se debe subestimar ni tomar a la ligera, porque la construcción de la nación boliviana ha costado ya muchas vidas y muchos sacrificios y es inocultable que sigue teniendo enemigos, sutiles y poderosos, francos y taimados, abiertos y disfrazados. Enemigos que no solo están fuera del territorio nacional, sino inclusive dentro de la patria, poniéndola en peligro porque perjudica a sus intereses particulares, o siendo manipulados por quienes capitalizan esos intereses antinacionales.No estamos exagerando. Lo que declaró públicamente un dirigente del CIDOB y fue divulgado por algunos medios es alarmante. “Vamos a hablar de gobierno a gobierno, de gabinete a gabinete” fue el temerario desafío de esa persona identificada como Adolfo Chávez. El CIDOB, que para muchos debe sonar a una sigla más, de las muchas oeneges que operan en Bolivia, es la “Central de Indígenas del Oriente Boliviano”. Como tantas otras organizaciones no gubernamentales debe tener relativa autonomía para actuar en áreas específicas, con la debida autorización del gobierno nacional y sin salirse de sus funciones autorizadas.Nos imaginamos que el CIDOB y entidades similares (nos imagínanos, no podríamos asegurarlo) tienen reglamentos, normas y procedimientos formales para actuar y que internamente  escogen sus dirigentes con elemental cumplimiento de tales normas. Así debería ser.Pero este señor Chávez pretende hablar a nombre de los indígenas del Oriente Boliviano y no solamente de la ONG que dice presidir. Y presume de encabezar un “gobierno” y de tener un “gabinete”, equiparables con el gobierno nacional, legítimo y respetable, tanto para quienes lo apoyan como para quienes lo critican.Esa declaración, de ese señor Chávez, entonces, es un exabrupto. Y sólo como tal cosa lo consideraríamos si no fuéramos conscientes de los peligros internos y externos que tiene nuestra nación boliviana y que está sintiendo que se introducen por esa fisura conceptual de lo “plurinacional”, concebida probablemente de buena fe (probablemente, reiteramos) pero con alto riesgo de convertirse en la práctica en una arma divisionista, secesionista y desintegradora.Con la supuesta “Nación Camba” y con la “Medialuna” ya tuvimos peligrosas experiencias.Todo porque Nación, en sentido estricto, tiene dos acepciones: la Nación Política, o sea el sujeto político en el que reside la soberanía constituyente de un Estado;  y la nación cultural, concepto más subjetivo y ambiguo que el anterior, que puede definir a grandes rasgos, una comunidad humana con características culturales comunes.La pluriculturalidad en Bolivia es una realidad, una virtud y una ventaja que debe enriquecer a la nación. La plurinacionalidad es un peligro potencial y quienes se empeñaron irresponsablemente en constitucionalizarla ya deben estar sintiendo la amenaza y el grave error que cometieron. La primera factura fue el sacrificar la tan necesaria vinculación vial entre Cochabamba y Beni. Ojalá se trate sólo de un aplazamiento estratégico que permita al gobierno liberarse, con tan buen pretexto, de ese dudoso contrato con la empresa brasileña OAS y, de una buena vez, “nacionalizar” sin excepciones la ejecución de obras públicas con empresas bolivianas. Entre tanto, queda tristemente confirmado aquello de que es muy peligroso criar cuervos.

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