La gripe es un asunto delicado

Eso lo vemos a menudo cuando un solo evento, pequeño y aparentemente fácil de lidiar termina convirtiéndose en conflicto social. Y entre esos temas o áreas destacan, por supuesto, dos: la educación y principalmente la salud.Porque “la salud es lo primero” y ese es mucho más que un...

Eso lo vemos a menudo cuando un solo evento, pequeño y aparentemente fácil de lidiar termina convirtiéndose en conflicto social. Y entre esos temas o áreas destacan, por supuesto, dos: la educación y principalmente la salud.Porque “la salud es lo primero” y ese es mucho más que un refrán muy repetido. Es realmente lo primero y debería estar, por supuesto, excluido de esa teologización del mercado que se ha convertido en sistema dominante y globalizado. Debería, pero no es así.Ayer nomás se publicaba un pedido de los farmaceutas organizados en Bolivia, pidiendo que se mejoren las leyes que regulan su oficio, porque –dicen- ya no son completas ni eficientes. Ese tema ya está en el tapete. Pero hay muchos más. La gripe es el más notorio.Porque ya no hablamos de la “vieja gripe”, que era una dolencia leve, fácilmente controlable y con la cual hasta comparábamos a algunos amigos, diciendo que se parecían a la gripe. “Molestan pero no matan”.Sucede que una variedad de gripe, la llamada AH1N1 sí mata y está detectada en todo el mundo, por lo que ya no es únicamente una enfermedad, sino una epidemia e inclusive una pandemia, o sea: está “globalizada”.Eso es muy reciente. Inclusive en las menciones científicas se refieren a esa variable de gripe mencionando el año de su “aparición”, el 2009. Y todavía existe cierta desconfianza sobre si su aparición no fue producto de irresponsable manipulación genética, tan de moda ahora para lograr productos “transgénicos” o, peor aún, una manipulación no descuidada sino voluntaria para lograr fabulosos utilidades en la industria de la medicina y la farmacia, que están –como todo- también trasminadas por esa teologización del mercado.Esta situación ya ha provocado conflictos, todavía leves, pero que pueden crecer y multiplicarse, como el de Santa Cruz, donde el director de un hospital afirmó que allí existe “una psicosis” y completó sus afirmaciones diciendo que esa gente, -según él sicótica- “apenas está tosiendo ya se viene al hospital, pudiendo ir a su centro de salud; de que hay una epidemia hay, pero no es tan grande como lo están viendo”.No es para banalizarlo, porque la Gobernación de Santa Cruz ya declaró emergencia departamental por la pandemia de la gripe A en esta zona del oriente boliviano, donde hasta la víspera ya perdieron la vida dos personas por esta enfermedad, 339 casos fueron confirmados y unos 1.500 aún figuran como sospechosos.Y la enfermedad tiene focos también en Chuquisaca y aparentemente ya provocado al menos una muerte también en Potosí. Entonces, no es cuestión de tomarla a la ligera. Porque como también la salud es ahora un asunto mercantil, ya sabemos que esa partecita del antiguo juramento hipocrático:   “No permitiré que entre mi deber y mi enfermo vengan a interponerse consideraciones de religión, de nacionalidad, de raza, partido o clase”, es muy bonita pero a veces no se cumple, y si no por “razones” de nacionalidad o raza, sino por otra más poderosa: por dinero. De ahí para adelante, hay mucho que decir.

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