Un nudo gordiano

La expresión nudo gordiano procede de una leyenda según la cual un campesino de llamado Gordias llevaba sus bueyes atados al yugo con unas cuerdas anudadas de modo tan complicado que era imposible desatarlas. Según las tradiciones, quien consiguiera desatar el nudo gordiano podría conquistar...

La expresión nudo gordiano procede de una leyenda según la cual un campesino de llamado Gordias llevaba sus bueyes atados al yugo con unas cuerdas anudadas de modo tan complicado que era imposible desatarlas. Según las tradiciones, quien consiguiera desatar el nudo gordiano podría conquistar esas tierras.Tres siglos antes de Cristo, un soldado, Alejandro Magno, con su espada cortó el nudo en vez de desatarlo, y como efectivamente Alejandro conquistó todo el mundo entonces conocido, quedó reforzada la leyenda.Y ahora se utiliza la expresión «complicado como un nudo gordiano» para referirse a una situación o hecho de difícil solución o desenlace, en especial cuando esta situación sólo admite soluciones creativas. Pero en el caso de esa región boliviana, son tantas las puntas del nudo, que se necesitará realmente mucha creatividad para desatarlo.No se trata solamente de que en el Isiboro Sécure habiten pueblos indígenas, sino de que también lo habitan colonizadores, cuyo asentamiento fue fomentado por el Estado en su momento, facilitándoles inclusive especies no nativas de coca, (la Trujillo) que se adaptaban a las características de la zona, mejor que la coca de los Yungas.A esos, que ya son elementos suficientes para crear complicaciones, se le suma la otra que es, en sí misma, la más álgida complicación  de los últimos tiempos: parece que allí hay petróleo. Y por el “parece que hay” Bolivia ya ha tenido que soportar una guerra internacional (la del chaco) y muchísimos conflictos internos. No vemos aún fórmulas para solucionar el conflicto Isidoro Sécure, pero sí es posible notar que existe una escalada conflictual, en la que juegan un papel muy importante las frustraciones, las polarizaciones crecientes, las malas percepciones, la incomunicación y una confrontación de intereses a veces explícitos, pero generalmente disfrazados o disimulados.La escala y la escalada en este conflicto no son de ninguna manera despreciables. Al contrario. Mal haríamos creyendo que todo es cuestión de una carretera y ya, que no es que sea cuestión irrelevante, pero no cubre sino una parte del conflicto. Quizás el componente más conflictivo sea el que – como dijimos hace poco- nació el 24 de septiembre de 1990, cuando el presidente Jaime Paz y sus ministros (Motete, entre ellos) firmaron el decreto supremo que reconoce al Parque Nacional Isiboro Sécure como territorio indígena de los pueblos Mojeño, Yuracaré y Chimán que ancestralmente lo habitan, constituyendo el espacio socioeconómico necesario para su desarrollo, denominándose a partir de la fecha Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro-Sécure”, TIPNIS.Pero no tiene sentido ponerse hoy a juzgar eso, 22 años después, porque ya lo tenemos incorporado en el artículo 2 de la Constitución Política del Estado Plurinacional, aprobada, y refrendada con referéndum. Ahí está el nudo gordiano. Y este, definitivamente, no es de los que pueden cortar con una espada.

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