¡Salud!

Accidentes viales provocados por conductores ebrios son el “pan de cada día”.Pero la producción de alcohol es legal, legítima e inclusive estimulada en forma directa o indirecta en muchas sociedades y, para colmo, el consumo de alcohol está incluido en varias liturgias religiosas. No es,...

Accidentes viales provocados por conductores ebrios son el “pan de cada día”.Pero la producción de alcohol es legal, legítima e inclusive estimulada en forma directa o indirecta en muchas sociedades y, para colmo, el consumo de alcohol está incluido en varias liturgias religiosas. No es, por lo  tanto, un tema fácil de abordar.Una información reciente pone énfasis en los principales aspectos negativos de ese que originalmente puede ser un hábito inocuo, pero siempre con riesgo de convertirse en un hábito pernicioso, una adicción y una dependencia: el alcoholismo.Según el Instituto Nacional de Tratamiento de Drogodependencias (Intraid), en Tarija el consumo de alcohol no creció en los últimos cinco años, pues, al contrario, bajó del 79,57 al 72 %. Pero uno de los aspectos generalmente mal manejados en este asunto es que el alcoholismo no es una cuestión de cantidad, sino de efecto.El alcoholismo es una enfermedad que consiste en padecer una fuerte necesidad de ingerir alcohol etílico, de forma que existe una dependencia física del mismo, manifestada a través de determinados síntomas de abstinencia cuando no es posible ingerirlo. El alcohólico no tiene control sobre los límites de su consumo y suele ir elevando a lo largo del tiempo su grado de tolerancia al alcohol. Así, partiendo de un hábito se llega a una adicción y ésta casi sin sentirlo se vuelve una dependencia. Una adicción es una enfermedad física y psicoemocional, según la Organización Mundial de la Salud. En el sentido tradicional es una dependencia hacia una sustancia, actividad o relación. Está representada por los deseos que consumen los pensamientos y comportamientos del adicto, y éstos actúan en aquellas actividades diseñadas para conseguir la sensación o efecto deseado y para comprometerse en comportamientos adictivos. A diferencia de los simples hábitos o influencias  consumistas, las adicciones son “dependencias” que traen consigo graves consecuencias en la vida real que deterioran, afectan negativamente, y destruyen relaciones, la salud física y mental, además de la capacidad de funcionar de manera efectiva.Qué paradójico, por eso, que sea precisamente ¡salud! La palabra utilizada para brindar por el consumo de alcohol. De todo esto hay “conciencia institucional”, pues fue precisamente Alfredo Acott, director del mencionado (Intraid) quien sostuvo que “el alcohol está presente en nuestras fiestas, en nuestra forma de ocio, las mismas promociones de bachiller, casi siempre, todo tipo de fiestas estudiantiles, familiares o de otro tipo; hay un alto grado de aceptación social e incluso se tolera la búsqueda activa de la embriaguez mediante el consumo excesivo sin pensar en las consecuencias familiares, sociales o laborales.”Y no es sólo prohibiendo la venta de licor a menores como se enfrentará semejante problema. Es sumamente complejo y debería tener la atención de toda la sociedad, sin excepciones, para crear verdadera “conciencia social”, sobre él y asumir su tratamiento.

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