¿Dónde quedaron los derechos de la madre tierra?

Ahora se pretende abrir un camino que pasé por entre uno de nuestros más preciados y reconocidos tesoros naturales del mundo, esto sin el consentimiento de los pueblos originarios establecidos dentro del parque, contraviniendo lo que está escrito en nuestra constitución.Pero nada parece detener la construcción de dicha vía, “proyecto llave en mano”, tener el  crédito aprobado, instrumento para el desarrollo de los departamentos de Cochabamba y Beni, integración nacional, etc, todos son argumentos válidos para defender el proyecto.La casi extinta biodiversidad con la que cuenta la región, la Declaración de Naciones Unidas por los Derechos de los Pueblos Indígenas, en la que se reconoce el derecho a la libre autodeterminación y la autonomía de gestión de sus territorios,  la afectación directa que produce este proyecto sobre una “zona de alta protección” y su condición de área protegida, parecen ser razones insignificantes, para dar marcha atrás o ver alternativas que eviten un daño tan grave.Mientras tanto todos seguimos preguntándonos, ¿dónde quedó el discurso de defensa de la madre tierra? Como es posible que mientras países como el Ecuador prefieran negociar resarcimientos económicos con la comunidad internacional a cambio de no explotar los 846 millones de barriles de crudo que tiene enterrados bajo la reserva natural Yasuní, nuestros gobernantes quieran a toda costa atravesar una de nuestras últimas reservas amazónicas. Lo más preocupante de todo es la ansiedad de dotar al Chapare Cochabambino (específicamente a Villa Tunari) de una salida directa hacia el departamento del Beni (San Ignacio de Mojos). Es de conocimiento público el incremento en la cantidad de cultivos de coca en la región del trópico de Cochabamba, incluso se sabe que las plantaciones de la hoja milenaria ya han llegado a las cercanías del departamento de Santa Cruz, entonces quien podría asegurar que esta nueva carretera no se convertirá en la mejor forma de masificar la plantación de la hoja en una región virgen, asaltando todos sus recursos de flora y fauna, y por tanto la depredación de una riqueza natural que no tiene parangón.Lamentablemente y seguramente a pesar de los reclamos, resoluciones, demostraciones, solicitudes, suplicas, huelgas, marchas y cualquier otro método que empleen de los pueblos indígenas  Moxeño, Yuracaré y Chimán que habitan la región para evitar que su medio ambiente sea devastado todo seguirá su curso, ni siquiera la solicitud internacional de preservar la integridad del ahora tristemente celebre parque Nacional Isiboro Sécure,  valdrán de nada y habremos de nuevo caído en la insensatez.Una vez más se demuestra el poder colosal del los “movimientos sociales” del trópico de Cochabamba sobre el gobierno central, donde su palabra y exigencias son Ley. Donde nuestros gobernantes defienden a rajatabla, justificando a título de progreso algo que todos sabemos es una equivocación mayúscula, que da luz verde a la devastación de la poca riqueza natural que nos queda.Resulta tan irónico pensar que por un lado existe una región que lucha por evitar la construcción de una carretera que nunca pidieron y que destruiría su riqueza natural y su modo de vida,  y por el otro nuestra amada Tarija, que durante años viene reclamando la conclusión de una simple carretera que permita  comunicarla con el norte del país, tendrá que esperar hasta el 2013 y quien sabe cuanto más, para que esta obra que tiene décadas de retraso sea concluida. Será que nuestras aspiraciones no tienen el mismo valor?Acaso el gobierno Brasilero preferirá financiar una carretera entre el Chapare y el Beni y si fuera así cuales podrán sus intereses?Tal vez estamos siendo castigados por algún resultado electoral desfavorable de ciertos grupos?O es que el requisito para lograr que el gobierno central atienda cualquier demanda prioritariamente es vivir en el  trópico de Cochabamba o ser su vecino próximo?