¿Es o no es verdad? Chutos, transparencias y otras farsas

Tal es el caso del maremagnum que se ha armado con eso de los “chutos”,  del paro de los choferes y de los trasiegos de automóviles en todas las fronteras por los que se filtran miles de cacharros viejos. Y lo más candoroso es la pretensión de transparencia que el Gobierno quiere...

Tal es el caso del maremagnum que se ha armado con eso de los “chutos”,  del paro de los choferes y de los trasiegos de automóviles en todas las fronteras por los que se filtran miles de cacharros viejos. Y lo más candoroso es la pretensión de transparencia que el Gobierno quiere transmitir al país y al exterior. ¡Falso!Vamos allá. La “nacionalización” de miles de vehículos indocumentados. El Gobierno habla de 35.000, hasta ahora, mientras que los expertos no oficialistas calculan unos 100.000. Sea lo que fuere, la verdad es -como se ha repetido en distintas formas- que gracias a la Ley de Saneamiento Legal de Vehículos Indocumentados, la atmósfera de las ciudades, en vez de sanearse se hará irrespirable, el estado deberá aumentar la subvención a los carburantes o dictar otro “gasolinazo”, esta vez, irrevocable…  y todo lo demás que Ud. ya sabe sobre  los “chutos”. Y aquello que dijo el Sr. Presidente, de que ahora los pobres tendrán coche propio, es otra broma pesada de Don Evo, pues tal como una buena señora a quien le pregunté su opinión sobre este “premio de consolación” que da el Gobierno, me respondió con resignación: “Los pobres seguiremos yendo a pie o en microbús”. Y un veterano taxista amigo, previendo que el exceso de vehículos en las calles provocará que las alcaldías dispongan que unos choferes trabajen los días pares y otros circulen los impares, llegó a la simple conclusión aritmética de que  “los taxistas tendremos que comer un día sí y otro no”.Pues bien, los funambulistas del Estado Plurinacional que hacen equilibrios sobre la cuerda floja del circo seudopolítico, seudojurídico y seudoeconómico, subiendo y bajando cifras a su gusto y conveniencia, presentan novedosos números de circo. Pero el “chutazo” habrá sido y continúa siendo una jugada sucia. Y tengo para mí, y me apoyo en ilustres conocedores de la comunicación que, si las cosas, en vez de ser transparentes, como se estila decir ahora, por el contrario, son opacas - ¡qué gran perogrullada! - , es que los responsables de la maniobra financiera y legal no pueden mostrar sus manos limpias. Por cierto que la palabra  transparencia  se ha devaluado y adquirió un tufo de ramplona falacia. Volviendo a lo que ocurre en las calles, el Gobierno se ha buscado un nuevo conflicto con miles de choferes y con centenares de miles de los consiguientemente ciudadanos que trabajan y necesitan de transporte público con tarifas bajas. No todos son nuevos ricos, beneficiarios de las canonjías del Estado y de sus variados y poderosos tentáculos, los que pueden comprar coches pimpantes, de último modelo, con vidrios ray-ban y demás ventajitas. E incluso permitirse el lujo de importarlos de contrabando y con chapa clonada.

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