Indignados del mundo…!

Nadie entiende nada (eso es lo bueno) Puerta del Sol--así, de repente--es puerta de una especie de agujero negro de la vieja política, de sus rituales, de sus saturaciones, de sus cansancios. El patetismo del status quo (apenas animado por las travesuras sexuales del señor aquel del FMI) se...

Nadie entiende nada (eso es lo bueno) Puerta del Sol--así, de repente--es puerta de una especie de agujero negro de la vieja política, de sus rituales, de sus saturaciones, de sus cansancios. El patetismo del status quo (apenas animado por las travesuras sexuales del señor aquel del FMI) se queda impúdicamente desnudo porque unos desmelenados y bochincheros se les ha ocurrido que pueden acampar allí en la Plaza Mayor. ¿A cuenta de qué? susurra perplejo el filósofo Rajoy. “Bueno, hay que escucharlos”, atina tartamudeando el ilustre Presidente Zapatero. Todos corretean por aquí y por allá sudorosos en las casas de los partidos buscando una explicación. Nada.Los analista de ocasión se andan escondiendo (mejor así) Pero tendrán que dar la cara, y ya verá usted el catálogo de tonterías que circularán por los medios. Los flamantes politólogos andan de carreritas armando el guión para tranquilizar a las audiencias que requieren con urgencia sus ungüentos ideológicos para la tranquilidad colectiva. Simulacros, imposturas, manipulaciones y más simulacros. Esa estética de la política le queda demasiado grande a los esquemas rutinarios con los que se lee la realidad. Estos modos de sentir juntos suelen estar reservados para la frivolidad, para la vida privada, para la invisibilidad de lo sumergido. El especio público es una cuadrícula burocrática secuestrada por el Estado, por la partidocracia, por las marañas institucionales, por los poderes fácticos agazapados. La famosa “ciudadanía” es un supositorio ideológico con el que marean a la gente para hacer creer que la flamante “democracia” se porta bien. ¿Cuál democracia? ¿Cuál representación? ¿Cuál participación? Conceptos vacíos que se manipulan impúdicamente para reproducir este “como si” que ya nadie soporta.Irrupción impertinente de una presencia inesperada en la plaza pública. ¡OH! ¿Y ahora? La ridiculez de las primeras reacciones de los funcionarios de turno, policías y sucedáneos, es una clara ilustración del despiste general del discurso políticamente correcto frente a lo que acontece. De momento no saben qué hacer. No tienen registro para encasillar esos “delitos”; no tienen equipaje para atender esta “emergencia”; no han sido entrenados para poner orden a este singular desorden público. El aparataje represivo enseña los dientes pero se queda momentáneamente paralizado porque no tiene “protocolo de actuación” ante un fenómeno que no entienden (afortunadamente) “Puerta del Sol” no es un campamento de “Alcaeda” como cree la señora que está aquí en la mesa de al lado. Tampoco un grupo de choque entrenado por los Zapatistas o por las “Brigadas Rojas” de Toni Negri. El rollo es que tampoco es un pic-nic organizado por las “Carmelitas descalzas” para recoger fondos para ayudar a los pobre del mundo. Con el desparpajo de la anti-política hay allí un poderoso dispositivo brutalmente político. Hechos los locos--al mejor estilo del “Mayo Francés”--los tipos han comenzado por romper las reglas de discurso oficial: parece que hablaran un extraño idioma, nombran las cosas de otra manera, van en el sentido inverso de la lógica. ¿Dónde lo estudiaron? ¿Cómo lo acordaron? ¿Quién los autorizó? ¡Malas noticias! Los tipos parece que vienen de otro planeta porque no entienden esas preguntas. Las autoridades dicen una cosa y ellos dicen otra. Diálogo, diálogo, lo que se llama diálogo, pare que no hay.Imagino ahora al inefable filósofo Javier Muguerza, mostrando desde el balcón el título de su renombrado libro: “Desde la perplejidad”. Todo ha sido dicho. “Puerta de Sol” no puede durar allí eternamente como show político. La gente volverá a sus casas y todo parecerá de nuevo “normal”. No se lo crea. Tal vez se esté abriendo la puerta de todas las puertas: el salto a la libertad radical.

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