Retorno al primitivismo

El único y permanente referente es el viceministro de Descolonización, dependiente del Ministerio de Cultura, Félix Cárdenas, ex constituyente y otrora reconocido como miembro de los intelectuales aymaras.Cárdenas fue uno de los promotores más militantes de la Ley contra al Racismo y toda forma de Discriminación, que contiene artículos para cerrar medios de comunicación o enjuiciar a periodistas, columnistas, opinadores. En el contexto de la difusión de esa norma, propuso sacar de la currícula escolar y universitaria a una lista de autores nacionales que él considera “racistas”. También cree que todos los oficinistas deben ir con sus vestimentas precolombinas.No era una moción aislada pues en los debates culturales desarrollados en el Colegio Ayacucho, hace cuatro años, oí a más de uno alentar la quema de libros colonialistas, coloniales, colonizadores, aunque con poco respaldo entre los otros asistentes. No hubo continuidad a aquellas largas discusiones. ¿Qué pasaría?También Cárdenas es el ideólogo de la boda masiva como una muchedumbre opuesta al sacramento católico del matrimonio. No existe asidero en las crónicas ni en la etnografía o la historia oral para proclamar esas uniones bajo ritos andinos. Igual se llevó a cabo con aplausos de entusiastas autoridades. No hubo respuestas a las interrogantes: ¿cuál es la incidencia de ese carnaval? ¿De dónde salió el presupuesto? ¿Cuál será su influencia futura? ¿Qué mejorará en la vida cotidiana?No habían sido sofocados los comentarios, cuando el mismo viceministro reiteró su desprecio por los títulos académicos porque discriminan. Se suma a la famosa recomendación de eliminar la práctica de la lectura de libros por la contemplación de las arrugas de los abuelos. Lo que parecía una metáfora se afirma como una posición oficial.Ante el silencio de otras autoridades de cultura, incluyendo historiadores, músicos, compositores, debemos entender que ésta es la propuesta de la “revolución cultural”. Muchos hechos y prácticas concuerdan con esas línea de retornar al analfabetismo masivo, a la ausencia de normas y reglas de convivencia, a la anulación de la importancia de los estudios primarios, secundarios, universitarios. Los posgrados son una sombra neoliberal, igual que la mayoría de las universidades, sobre todo la católica y deben ser cercanos, eliminados.¿Para qué lucir la distinción de la UNESCO por bajar los índices de alfabetismo, o crear el Bono Juancito Pinto, si la meta es que los niños, jóvenes del futuro, dejen de leer, dejen de estudiar, se liberen de ese conocimiento colonialista que nos llega con textos en inglés, poesías en francés o premios de editoriales españolas?En el fondo es la búsqueda del paraíso perdido, (perdón por la referencia bíblica). Era mejor vivir de la floresta, semi desnudos, correteando, sin barcos a la vista, disputando a palos la carne de un animal muerto, con tiempo para la contemplación. Sólo que la perversa realidad parece caminar en otra dirección.