Pasión y política del viejo M.N.R.

Un ambiente melancólico envuelve a quienes recordamos esa generación de hombres apasionados y los comparamos con los oportunistas y calculistas y “sin sentido” de hoy. Ellos fueron personajes muy diferentes el uno del otro, pertenecientes a distintas corrientes del Movimientismo, pero que...

Un ambiente melancólico envuelve a quienes recordamos esa generación de hombres apasionados y los comparamos con los oportunistas y calculistas y “sin sentido” de hoy. Ellos fueron personajes muy diferentes el uno del otro, pertenecientes a distintas corrientes del Movimientismo, pero que compartieron la cualidad de la pasión, pasión que hasta el final de sus días sintieron por sus ideas, por sus ideales, por la política y la Patria.Tuve el privilegio de haber conocido a varios de ellos, personajes de la generación de la guerra del Chaco que escribieron la historia insurgente del MNR y de la Bolivia revolucionaria. Durante la época posterior al gobierno de Villarroel - llamada el Sexenio- tan inmersos estaban en la gestación de la Revolución Nacional que, Víctor Paz Estensoro, Carlos Montenegro, Augusto Céspedes, Germán Monroy, Hernán Siles, Juan Lechín, Walter Guevara y otros, formaban parte del entorno diario de nuestra vida. Estaban presentes también sus madres, sus esposas y sus hijos; el MNR revolucionario era un apostolado familiar incluyente, compartiendo los destierros los confinamientos, los allanamientos, las detenciones y los otros vejámenes que eran parte de nuestra vivencia cotidiana. La “Rosca” había bloqueado toda posibilidad de trabajo a los movimientistas y sus familias; los cinturones movimientistas-durante los seis años de sus vacas flacas-se fueron apretando hasta llegar al mismo espinazo.Sin embargo, los hostigamientos y las penurias no hacían mella, por el contrario sus acciones heroicas habían gestado y dado luz a una pasión de luchar por la liberación de los pongos, la igualdad de los bolivianos, la distribución justa de las riquezas nacionales, la eliminación de las barreras de clase, la alfabetización de los campesinos e indígenas, la liquidación del feudalismo medieval; teníamos inevitablemente que ganar, porque nuestra causa era noble. La convicción de esos ideales, la visión de un futuro diferente, era tan fuerte, tan real y sustantiva, que sostuvo y fortaleció a los militantes y a sus familias, durante esos seis años de persecución; la sensación de compartir y ejecutar una gran misión-de ser los abanderados de una nueva era para Bolivia-era fuerte y, llegó la gran gesta de los tres días históricos de Semana Santa de combate callejero de la Revolución Nacional de Abril de 1952, una guerra auténtica del pueblo contra sus opresores, una lucha de libertad y liberación.¿Luego? luego el fuego de las ideas se encontró con el agua y la piedra incombustible de las realidades, de las presiones, de las dificultades económicas. Luego la venalidad humana, los rencores, las herencias caóticas del pasado intervinieron. Empero, del sueño algunas cosas persistieron y cambiaron-para siempre-la faz de la Patria: el pongo dejó de existir; el campesino e indígena dejó de ser un ciudadano excluido y un ser humano inferior y a través de un avance positivo de la democracia en los escenarios populares y el Voto Universal hoy tenemos un Presidente mestizo legítimo por su historia personal y sacrificio; nunca más el patrón pudo castigar impunemente al siervo, ni el siervo tuvo que arrodillarse ante el patrón; la educación masiva dejó de ser una imposibilidad, para convertirse en una misión; el campesino del altiplano, liberado de las ataduras feudales, emigro hasta los valles y llanos cambiando la geopolítica de la nación y ahí tenemos a Santa Cruz como motor de la economía producto de la unidad en la diversidad de la Alianza de Clases del nacionalismo revolucionario.Sobrevivieron las ideas, sobrevivieron las transformaciones fundamentales, tan grandes que las generaciones de hoy las toman como axiomáticos. Sobrevivieron largos años los hombres que modificaron la historia y mantuvieron viva su pasión, pero la vida tiene límites y, la Parca no perdona; cayeron los viejos robles, se fueron los apasionados, han caído los baluartes, pero sigue fecundando su savia.  ¿Quién portará, hoy el fulgor de su fuego?.In memoriam de Víctor Paz Estenssoro y su tremenda generación. Víctor Paz Estensoro ha sido sin la menor de las dudas el mejor Presidente de Bolivia y el más trascendental de todos los tiempos por haber sido protagonista principal de dos revoluciones en el siglo XX que cambiaron radicalmente la vida republicana del país: la Revolución Nacional de 1952 y el D.S. 21060 de 1985.`

Más del autor