Desde la tierra Lidia con honores y sin pensión

Rodeados en Palacio de Gobierno por militares y paramilitares dispuestos a matar y vejar como acababan de hacer con Marcelo Quiroga Santa Cruz, varios se escaparon por los techos. La única mujer esperó hasta constatar que cada uno estaba a salvo antes de pensar en su propia seguridad.La...

Rodeados en Palacio de Gobierno por militares y paramilitares dispuestos a matar y vejar como acababan de hacer con Marcelo Quiroga Santa Cruz, varios se escaparon por los techos. La única mujer esperó hasta constatar que cada uno estaba a salvo antes de pensar en su propia seguridad.La valentía que la había acompañado a lo largo de su vida personal y política asomaba en ese momento dramático y la dignidad de su comportamiento ante los golpistas desde el primer momento al último la consagraron como ejemplo de mujer boliviana.Fue la primera latinoamericana que llegó a la Presidencia de la República por sus propios méritos y dentro de un proceso democrático. Aunque no electa de forma directa, ella llegó a ese puesto como parte del orden constitucional. Recuerdo su imagen en el balcón del Palacio, aunque no estuve de acuerdo con sus palabras convocando a la reconciliación después de la masacre en la Pérez Velasco. De hecho, su postura pacifista fue mal interpretada por Luis García Meza y Luis Arce Gómez que la cercaron durante los escasos meses de su mandato, incluyendo la hostilidad uniformada en sus propios aposentos en la Casa presidencial.El biógrafo Alfonso Crespo retrata la historia de Lidia como parte de una generación, la generación del Chaco, que asumió la lucha por sus ideales en todos los ámbitos de la vida privada y pública. Era parte, además, del grupo de cochabambinos que desde sus otrora tranquilas casas solariegas se atrevieron a plantear la necesidad de transformar a la nación y de derrotar al colonialismo interno.Además de dirigente de esas mujeres corajudas y de un movimiento insurrecto irrepetible, Gueiler desafió al sistema conservador en varios aspectos de su vida personal. Su matrimonio con un prisionero paraguayo fue un ejemplo. Otro, menos recordado, fue su desempeño como una de las primeras tenistas bolivianas, cuando practicar deporte con falditas y piernas descubiertas era motivo de murmuraciones.Fue notable su liderazgo en una huelga de hambre para defender a los perseguidos durante el sexenio (1946-1952). Tomó las armas cuando fue necesario. Aún recuerdo una foto hermosa en el Palacio Legislativo que no volví a ver, ella con su fusil en bandolera. Alta, de cabellos crespos y claros, amplios ojos verdes, en pose de combate. ¡Qué épocas!Fue militante de la izquierda del Movimiento Nacionalista Revolucionario junto al líder obrero Juan Lechín, aunque ambos se distanciaron cuando la Central Obrera Boliviana organizó las grandes protestas a fines de 1979. Enfrentó el primer gran cerco campesino ese mismo año, que estrenó a la flamante Central Única de Trabajadores Campesinos de Boliviana bajo el mando de Genaro Flores.Fundó la Unión de Mujeres de Bolivia, organización no feminista sino femenina para luchar por los derechos políticos y sociales de las mujeres, sobre todo las trabajadoras. Ayudó a Juan del Granado en el Juicio de Responsabilidades de 1984.Muchos fueron los honores a la hora de su partida. Sin embargo, este gobierno quitó las pensiones a los ex presidentes democráticos. ¡Qué triste! De qué sirven los desfiles póstumos cuando a una anciana se le negó tal beneficio, su derecho.

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