Lo que le ha costado la austeridad a YPFB

En el mismo momento, se refundaba YPFB, como empresa estatal encargada de aprovechar los recursos hidrocarburíferos del país por cuenta y en beneficio del pueblo boliviano, desarrollando de manera directa las distintas fases del respectivo proceso productivo.Así, YPFB volvía a constituirse en...

En el mismo momento, se refundaba YPFB, como empresa estatal encargada de aprovechar los recursos hidrocarburíferos del país por cuenta y en beneficio del pueblo boliviano, desarrollando de manera directa las distintas fases del respectivo proceso productivo.Así, YPFB volvía a constituirse en el instrumento institucional y operativo para materializar la reapropiación nacional de los hidrocarburos y, consiguientemente, consumar la nacionalización en la realidad.Hoy, pese al largo tiempo transcurrido y a las excepcionales disponibilidades de orden político, financiero, comercial y del mismo recurso, YPFB es, en los hechos, una empresa casi estrictamente limitada (y con significativas debilidades) sólo a los ámbitos industriales secundarios del transporte y la refinación.En el ámbito básico de la producción, que brinda dominio directo y apropiación física de los reservorios hidrocarburíferos, es un operador, si es que llega a serlo, absolutamente marginal y no es capaz de controlar ni dirigir a sus empresas socias o contratistas, como ha quedado demostrado con su incapacidad de subir los niveles de producción.Son éstas, las empresas transnacionales, quienes siguen operando y mandando sobre nuestros hidrocarburos, y, peor aún, los anuncios del propio presidente de YPFB dejan bastante claro que lo seguirán haciendo indefinidamente.La frustración empresarial de YPFB es la frustración de la nacionalización, y sus consecuencias son directas y muy graves, tanto en el estancamiento y debilitamiento global del proceso de cambios, como en la difícil situación económica signada por la reaparición del déficit fiscal.Siendo varias y profundas las causas de la frustración empresarial de YPFB, es oportuno referirse sólo a la más elemental e insólita: la carencia de recursos humanos calificados a la que la empresa fue absurdamente condenada por la política de austeridad. Hace algunas semanas, mostrando iniciativa y esfuerzo empresarial después de las condenatorias revelaciones del gasolinazo, el presidente de YPFB anunció una convocatoria internacional para contratar a profesionales especializados con los niveles salariales comunes en el mercado profesional del área, altísimos para nuestro medio y muy superiores a los establecidos en las escalas de la austeridad.Si bien este anuncio es alentador al mostrar la conciencia de la empresa sobre la insoslayable necesidad de adquirir capacidades técnicas especializadas asumiendo su costo real, al hacerse recién ahora, a cinco años de la nacionalización y la refundación de la empresa, y cuando su larga omisión ha causado ya un grave e irreparable daño a la economía nacional, es concluyentemente demostrativo del más increíble despropósito en la conducción de YPFB. Tan increíble que invitaría a preguntarse si no fue más bien un velado propósito antinacional.La razón visible de la aberrante omisión está en la aplicación ciega y sorda de la política salarial de austeridad, en cuya virtud y sin que nunca se haya explicado coherentemente el porqué, nadie en el sector público puede ganar más que el Presidente.Los mandos de YPFB nunca pudieron, o quisieron, librar a la empresa de semejante lápida. Primero, la inestabilidad en los mismos presumiblemente lo impidió. Luego, Morales Olivera intentó lo poco que se podía hacer para procurarle a la empresa recursos humanos calificados con la devastadora limitación de la austeridad, y, sobre la marcha empresarial, quiso capacitar a sus “rugrats” en cursos rápidos en empresas amigas.La iniciativa le valió la defenestración con un argumento tan ridículo como condenarlo por su escandalosa ocurrencia de ir a la playa estando en La Habana y, para colmo de la inconducta, hacerlo en traje de baño. Se consideró éticamente más idóneo a Santos Ramírez, pero éste, como es comprensible, ocupado en recoger coimas millonarias, no se preocupó mucho por los recursos humanos de la empresa ni por la austeridad de su salario. Y así, YPFB llegó al quinto año de ficción empresarial.Para el equipo capitaneado por Evo Morales que juega el partido de la gestión pública, la austeridad es un autogol constante que empezó a marcarse a los diez minutos de juego, y que ya ha dado lugar a una extrañísima especie de autogoleada. Para la política hidrocarburífera, ha significado, en el mejor de los casos, el ahorro de un par de ridículos y miserables millones de dólares, y el costo inconmensurable de dejarnos sin empresa nacional ni nacionalización.*Alejandro Almaraz es abogado. Fue viceministro de Tierras en el gobierno de Evo Morales.

Más del autor