La cuestión del Pacífico y sus lecciones para Bolivia

Dicho trabajo, es un desapasionado y correcto análisis del complejo y delicado tema del Pacífico que el Dr. Salamanca presentó a consideración de la ciudadanía boliviana después de conocer las determinaciones que asumieron los Gobiernos de Chile y Perú como respuesta a la fórmula que...

Dicho trabajo, es un desapasionado y correcto análisis del complejo y delicado tema del Pacífico que el Dr. Salamanca presentó a consideración de la ciudadanía boliviana después de conocer las determinaciones que asumieron los Gobiernos de Chile y Perú como respuesta a la fórmula que presentó el 30 de noviembre de 1926 Frank B. Kellog, Secretario de Estado de los Estados Unidos de Norteamérica sobre los territorios de Arica y Tacna específicamente y; que el Canciller boliviano Gutiérrez aceptó apresuradamente, pero los Gobiernos de Chile y Perú rechazaron.Parte esencial de dicha fórmula, decía: “…las Repúblicas de Chile y del Perú, se comprometen libre y voluntariamente, en uno o varios protocolos, a ceder a la República de Bolivia, a perpetuidad, todo derecho, título e intereses que ellas tengan en las posesiones de Tacna y Arica…”El concienzudo trabajo del Dr. Salamanca, a quien considero como uno de los intelectuales bolivianos más influyentes de principios del Siglo XX, fue un acérrimo defensor del patrimonio territorial y que junto a los parlamentarios tarijeños Guillermo Cainzo (Senador), Tomas O’Connor D’Arlach (Senador), Casimiro Campero (Diputado), y Fernando Campero (Diputado), y otros 26 parlamentarios de otros Departamentos de la República, formaron parte de la Minoría que se opuso y votó en contra en 1905, la Ratificación del Tratado suscrito con Chile el 20 de octubre de 1904. “La Cuestión del Pacífico y Sus Enseñanza para Bolivia”, es el título del trabajo del Dr. Salamanca, un esfuerzo intelectual que todos los bolivianos debemos leer para conocer a profundidad varios tópicos sobre nuestra realidad en torno al Pacífico y; muy particularmente, de nuestras relaciones con Chile y Perú respectivamente.Pero, lo que me impulsó a leer concienzudamente todo el libro, fueron algunas líneas que me impactaron y; luego del respectivo análisis, sirvieron de quía para llegar a una precisa como inequívoca conclusión. Las líneas a las que hago alusión, y que deseo compartir con los lectores, dice:“…siempre me ha parecido que la situación internacional de Bolivia, en la región del Pacífico, donde todavía tenemos nuestros más grandes intereses, podría condensarse con claridad suficiente en estas dos frases: de Chile, hay que temerlo todo. Del Perú, nada hay que esperar como favor…”Otro párrafo, que a mi entender, es el corazón del trabajo de Salamanca, dice: “…cuando en 1904, al discutir el tratado de paz con Chile, apuntaba yo estas mismas ideas, se me contestó, con la improbidad propia de nuestras discusiones parlamentarias, que yo quería levantar una muralla china entre Bolivia y Chile. Este recuerdo me induce a prevenir esa clase de objeciones. La política que conviene a Bolivia, sobre la base ya expresada, no es la de la hostilidad ni el aislamiento. Es sencillamente la de la prudencia y la firmeza. Conocido el peligro, se trata de evitarlo. Que Bolivia tomase una actitud agresiva sería sencillamente una anomalía peligrosa o que tratase de aislarse e interrumpir toda comunicación comercial con Chile, sería a su vez un absurdo e imposible. En realidad, la actitud de Bolivia sería más bien la de una defensa discreta y firme de su independencia y de su soberanía. Es entendido que Bolivia llevándose amistosos y lealmente con Chile, debería evitar todo pacto que directa o indirectamente pudiese afectar a su plena independencia y huir cuidadosamente de todo negocio común con Chile. Para justificar esta conducta basta recordar la medianería del Tratado de 1866 y la Cuestión de los 10 centavos que fue una de sus remotas emergencias. Este negocio común con Chile nos ha costado ni menos que nuestro Litoral, nuestro enclaustramiento y todas las funestas consecuencias que estamos sufriendo hoy y de las cuales, justamente estoy tratando ahora…” “…Como no pretendo esbozar todo un plan de política internacional boliviana, sino, de asentar una de sus bases, me basta añadir de paso que Bolivia debe aprovechar de todas las influencias internacionales, tanto en el sud como en el norte de América y sobre todo, debería cultivar lealmente la buena amistad argentina, sin por eso soltar privilegios o concesiones que un país consciente de su dignidad y sus intereses, no podría admitir en modo alguno…”He aquí, a mi entender, la esencia de la política exterior y la estrategia que el Estado boliviano debería desarrollar a futuro con respecto a la Cuestión del Pacífico y nuestras relaciones con Chile, Perú y Argentina. Esa es mi conclusión.Al respecto, no es un absurdo de mi parte, solicitar a quiénes estén interesados en el tema, revisar la prensa nacional que circuló en noviembre de 2003, es decir, al mes de haber asumido Carlos Mesa la Presidencia Constitucional de Bolivia, para constatar que las valiosas y pertinentes reflexiones y recomendaciones que hizo Salamanca en 1926, sirvieron de base para que el Gobierno de Mesa -con sus propios ribetes- haya implementado.En ese entendido, habida cuenta que el 23 de marzo de 2011 el Presidente Morales dijo que se crearía la Dirección Nacional de Reivindicación Marítima, y que ésta estaría conformada por varios ciudadanos. Sería conveniente que entre otros documentos a obtener y consultar, los tres libros de la Colección “Salamanca”, escritos por David Alvéstegui, Ministro de Relaciones Exteriores de Salamanca, sean consultados para conocer todos los puntos de vista en torno a las relaciones con Chile, Perú, Argentina y particularmente el tema del Pacífico a base de los recursos naturales existentes en Tarija, Potosí y Santa Cruz como el gas, agua, litio y hierro respectivamente.Una Política de Estado sobre el Pacífico para encarar su defensa en todo estrado judicial internacional, no será fácil. Estructurar y desarrollar esa política tendrán sus propios cronogramas. Sin embargo, personalmente visualizo uno a corto plazo: amén de la creación de la aludida Dirección de Reivindicación, sugiero la creación y conformación de 9 Comités Departamentales que estén conformados por representantes de la Gobernación, subgobernaciones, Gobiernos Municipales, Comités Cívicos, Juntas Vecinales y otras organizaciones civiles, con el propósito de lograr que toda la población boliviana dispersa en toda la geografía nacional se apropie de la demanda y legitimase el proceso. Para ese cometido, es necesario estructurar una política comunicacional nacional, para que propios y extraños tengan todos los elementos de juicio útiles en este tipo de procesos que demandarán todos los recursos que el país considere necesarios.

Más del autor