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¿Por qué nos extrañan nuestras enfermedades?

La renombrada clínica Mayo se encontró ante un enigma, pues los médicos no podían explicar qué ocurría realmente en el sistema nervioso de estas personas que además aumentaban en número. A través de una investigación más exhaustiva se descubrió un nexo de unión entre todos ellos: que...

La renombrada clínica Mayo se encontró ante un enigma, pues los médicos no podían explicar qué ocurría realmente en el sistema nervioso de estas personas que además aumentaban en número. A través de una investigación más exhaustiva se descubrió un nexo de unión entre todos ellos: que trabajaban en una enorme empresa cárnica donde se dedicaban a sacar los cerebros de las cabezas de los cerdos con una pistola a presión o con un rayo de vapor. Allí se descuartizan a 19.000 cerdos al día con estas técnicas y el cerebro al ser una masa muy blanda, se pulveriza y se esparce como un aerosol; a pesar de la protección de trajes especiales, los trabajadores terminaban respirando este aire, lo que les terminó causando serias infecciones.Recientes estudios demuestran que no solo el consumo de carne daña la salud, sino que el contacto con ella puede llevar a enfermar. El matar animales, cómo los matamos y lo que se hace después con ellos en los mataderos afecta a la salud del ser humano, que no obstante y a pesar de no pocas señales, sigue en su empeño de considerar la carne como un alimento de primera necesidad, a pesar de que la pirámide alimenticia recomendada por nutricionistas y dietistas es totalmente inversa, ellos recomiendan el consumo de carne y grasas en último lugar. Pronto se seguirá la tendencia adoptada ya en los Pises Bajos donde existen seguros de enfermedad más económicos para los vegetarianos.Se podría decir que el sistema en el que vivimos es un tanto incoherente, ya que se financian y subvencionan alimentos que luego hacen enfermar. Esto supone un gasto doble al Estado, pues  la Sanidad  Pública  más tarde tiene que restituir en el organismo los daños ocasionados por esos alimentos que no sólo se subvencionaron sino que también se aconsejaron. El Estado se causa en parte a sí mismo los problemas. ¿Cuantos miles de millones son empleados primero en la ganadería intensiva y luego en curar las enfermedades resultantes de ella? Ese dinero podría alimentar a todo el mundo, o por lo menos aliviar las necesidades de muchos países donde miles de niños mueren cada año por falta de alimento.

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