¡Feliz Año Nuevo!

Pero una cosa es decirlo y desearlo sinceramente, y otra muy distinta es que esto se cumpla. Nos interesa particularmente el caso nuestro, el boliviano, porque el año que concluye hoy no ha sido aquí muy tranquilo.Tuvimos elecciones y referendos hasta la saciedad y comenzamos a concretar las abstracciones (los buenos deseos) que habíamos incorporado en nuestra nueva Constitución Política del Estado. No fue fácil. No es fácil aún y seguramente que tampoco lo sea en el año que mañana comienza.Porque Bolivia está tratando de cambiar. Pero cambiar no solamente las caras en los vehículos oficiales, sino principalmente su forma de entenderse a si misma y de entender a los demás. Es decir, lo que se pretende es cambiar paradigmas, para crear una sociedad efectivamente “nueva”.El término paradigma implica el concepto de “cosmovisión”, o sea el conjunto de  experiencias, creencias y valores que afectan la forma en que un individuo percibe la realidad y la forma en que responde a esa percepción. Paradigma es la forma por la cual es entendido el mundo, el hombre y por supuesto las realidades cercanas al conocimiento.Y por supuesto que los paradigmas se pueden cambiar. Pero no es solamente cuestión de emitir leyes o decretos. Tiene que ver con lo más profundo y arraigado de la cultura.Bolivia vive aún arquetipos que no han cambiado desde cuando era colonia de España, ni sociedad semicolonial en la periferia principalmente de los Estados Unidos. Sus paradigmas “nuestros” paradigmas todavía están marcado así.Para cambiarlos, hacen falta visiones profesionales que legitimen cada nuevo paradigma, pero también líderes sociales que lo introduzcan lo y promuevan; Educadores que lo propaguen al enseñar a sus alumnos; agencias gubernamentales que lo oficialicen; grupos de derechos que acuerden con las creencias centrales del paradigma y periodismo que escribe acerca del sistema de pensamiento, legitimándolo al mismo tiempo que difunden el paradigma.“No es fácil”. Esa precisamente es la muletilla que les escucha uno a los cubanos, que son un magnífico pueblo que se atrevió a cambiar y lo sigue haciendo. A veces con muchísima dificultad.En eso estamos ahora nosotros. Con algunos aciertos y también, obvio, con bastantes errores. Pero, como decía Andrés Eloy Blanco, en su magnífico poema Las Uvas del Tiempo: “lo que sufrimos se ha perdido…. y lo gozado ayer ya es una perdida”.Sigamos entonces. “¡Adelante es para allá!” y a fin de cumplir con la liturgia que corresponde a este día, convencionalmente el último de otro período:¡Feliz Año Nuevo!