Las causas y los efectos
Estamos hablando de los hidrocarburos, por supuesto. Del gas, concretamente En este momento tenemos incertidumbre, porque quienes están a cargo del tema de un día al otro han pasado de 26 a 12 y de ahí a 8 ha referirse a las reservas probadas de gas. Con total desfachatez aluden a semejantes...
En este momento tenemos incertidumbre, porque quienes están a cargo del tema de un día al otro han pasado de 26 a 12 y de ahí a 8 ha referirse a las reservas probadas de gas. Con total desfachatez aluden a semejantes diferencias de volúmenes, como si se tratara de centavitos y no de trillones de metros cúbicos. Obvio, tenemos incertidumbre.
Tenemos improvisación, porque sólo así se explica que estemos patinando hace cinco años en el tema de la industrialización del gas y lo único que hayamos conseguido, en concreto, es un caso policial escandaloso, con homicidio incluido y varios millones de dólares perdidos por el país, es decir perdidos por nosotros, los ciudadanos. Porque todo lo perdido en el “caso Catler”, manejado como si fuera de nadie, era en realidad, de todos.
Insistimos en que tenemos improvisación, porque de otra manera no se explica que YPFB, protagonista central de todo lo que tiene que ver con los hidrocarburos, siga con presidente interino, con junta directiva incompleta y navegando a la deriva.
Tenemos, también, infinidad de inconsistencias en el manejo de estos asuntos. Un ejemplo es el escamoteo de las auditorias a las empresas petroleras extranjeras, para saber cómo actuaron y cómo se procedería para la tercera “nacionalización” de nuestro petróleo, a fin de no repetir extravagancias como la indemnización que Bolivia tuvo que pagar a la nefasta Standard Oil, por manipulaciones politiqueras que no respetaron ni la memoria de las víctimas de la Guerra del Chaco.
Ese es nuestro inventario de “pasivos”, aunque nos estamos quedando cortos, porque hay mucho más que lamentar en esta historia de Bolivia y el petróleo.
Y no es porque no hayamos sido advertidos. Algunas de las inteligencias más preclaras de nuestro país, se han dedicado al tema petrolero y han alertado una y otra vez sobre los peligros que acechan a ese recurso, aquí y en todo el mundo.
En 1957, o sea hace más de medio siglo, Sergio Almaraz escribió que “el petróleo es una riqueza transitoria, perecedera, improductiva, que no deber ser considerada como una renta ordinaria, sino más bien como un empréstito sin intereses para desarrollar el país y establecer una economía próspera e independiente del petróleo” ¿Lo hemos hecho? No.
Dejémonos de culpar a “los anteriores gobiernos” (porque esa culpa ya es histórica) ¿Este gobierno ha diseñado y aplicado una política sensata, nítida, apropiada para el aprovechamiento de los recursos naturales, del gas específicamente? No.
La incertidumbre de ahora es el efecto de esa omisión, que especialmente después de la bien iniciada pero luego traicionada “nacionalización” de mayo del 2006 se hizo más notoria, más evidente, más culpable.
Dejemos claras entonces las diferencias entre las causas… y los efectos.