Zanahorias y garrotes

Resultó que el acuerdo era inconstitucional y lo frenaron, pero nada asegura que no lo conviertan en “tratado”, con todas las arandelas constitucionales y que los militares estadounidenses tengan, efectivamente, esas 7 bases (más) en Colombia.   Y no lo elucubramos nosotros, sino que lo...

Resultó que el acuerdo era inconstitucional y lo frenaron, pero nada asegura que no lo conviertan en “tratado”, con todas las arandelas constitucionales y que los militares estadounidenses tengan, efectivamente, esas 7 bases (más) en Colombia.

 

Y no lo elucubramos nosotros, sino que lo sostiene en una publicación reciente Adriana Rossi, doctora en Filosofía, especialista en la temática política y social del narcotráfico y en doctrinas militares e integrante del Comité Científico de Freedom, Legality and Rights in Europe, FLARE. Leamos lo que escribe:

 

“A los pujos de integración y soberanía latinoamericanos, Estados Unidos opone, haciendo amalgama de narcotraficantes, contrabando de armas, inmigración clandestina y oposición política a sus designios – en la que incluye a algunos gobiernos de la región – un tenaz, sistemático despliegue de tropas e inteligencia militar”.

 

Es una afirmación muy dura y considerando el palmarés de quien lo hace sinceramente causa preocupación. Por eso, amerita más detalles.

 

Para atender sus objetivos militares (prevenir conflictos, “disuadir” rebeliones, hacer frente a “amenazas” y –en dos palabras- ganar guerras) Estados Unidos tiene, con distintos núcleos operativos, seis Comandos de Ataque: Norte en Colorado, Sur en Florida, Europeo en Alemania, Del Pacífico en Hawai, Medio Oriente y Asia Central en Florida y Comando África en Alemania.

 

Esos comandos operan apoyados en más de 1.000 “bases” e instalaciones militares (varias de ellas secretas). George W. Busch al crear el Comando África (que técnicamente puede ser apoyado con aviones C-17 estacionados en la base de Talanquero, en Colombia), trató de conseguir una base más cercana al Océano Atlántico. Propuso a Brasil utilizar la base que existe en Recife, pero las autoridades brasileñas se lo negaron.

 

No se trata, entonces, de hechos aislados, sino de lo que la misma Adriana Rossi sentencia: “La expansión militar estadounidense es la espada de Damocles que amenaza el incipiente, pero firme, proceso de emancipación latinoamericana” La incipiente insubordinación fundante, la llamaría Marcelo Grullo.

 

Esto, en realidad, viene de mucho antes y se identifica como la doctrina Monroe, sintetizada en la frase “América para los americanos”, atribuida al presidente James Monroe en 1823.

 

Más tarde,  Estados Unidos reforzó esa pretensión y el presidente Theodore Roosevelt emitió el Corolario de 1904 afirmando que, si un país americano situado bajo la influencia de los EE.UU. amenazaba o ponía en peligro los derechos o propiedades de ciudadanos o empresas estadounidenses, el gobierno de EE.UU. estaba obligado a intervenir en los asuntos internos del país "desquiciado" para reordenarlo. Esto supuso una carta blanca para la intervención de Estados Unidos en América Latina y el Caribe.

 

Y por cierto, fue a ese Roosevelt a quien se atribuye haber dicho “Para defender nuestros intereses en América Latina, hay que alternar la zanahoria y el garrote”.

 

Da la impresión de que se acabaron las zanahorias.

 

DESTACADO

 

Hay que alternar la zanahoria y el garrote

 

 


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