Debates inacabados sobre la ciudadanía

aunque de manera implícita en el nuevo texto existe una ampliación y profundización de la noción de ciudadanía, por una parte mediante la extensión de los derechos y garantías  que ahora abarcan cerca de cien artículos, y por otra, a través de la incorporación  de otras dimensiones de...

aunque de manera implícita en el nuevo texto existe una ampliación y profundización de la noción de ciudadanía, por una parte mediante la extensión de los derechos y garantías  que ahora abarcan cerca de cien artículos, y por otra, a través de la incorporación  de otras dimensiones de la ciudadanía,  asentadas por ejemplo, en los derechos colectivos de las comunidades indígenas y originarias.

Desde hace varios años, la sociedad mediante luchas y movilizaciones, así como a través del debate en el ámbito público, ha puesto en cuestión el carácter universal, individual y homogenizante, con que habitualmente se ha concebido a  la ciudadanía que emergió con el Estado moderno.

El debate resulta ciertamente complejo porque  toca las bases estructurales del Estado de Derecho, cuestiona la idea de igualdad en una sociedad fundamentalmente desigual en términos socio económicos  y pone en discusión las formas de acceso y sobre todo de ejercicio ciudadano que resultan ciertamente variables y sometidas a una serie de factores subjetivos, por ejemplo relacionadas con la intervención y predominancia de  factores de poder, influencia  política, privilegios, y otros que tiene que ver inclusive con aspectos de  orden racial, que en general anteceden al ejercicio real de los derechos ciudadanos e igualitarios establecidos en la norma.

Esto conduce a pensar, que el  debate sobre la ciudadanía, no puede restringirse a su formato normativo y constitucional de derechos y garantías sino a su cumplimiento que se produce en el seno de la sociedad. Y en esa medida interpela a los propios ciudadanos y a las organizaciones sociales para que éstos asuman el desafío de reapropiarse y rediscutirlo tanto en el marco de los derechos individuales como colectivos.

Las reacciones de la sociedad y de la opinión pública respecto a las reformas constitucionales en relación  al tema, se pueden agrupar básicamente en dos posiciones: unos perciben el tema con  gran incertidumbre y temor respecto al destino  de los derechos individuales, que parecen ser vulnerados por una presencia muy fuerte del Estado en los conflictos sobre todo de carácter político. Otros, en cambio las perciben como un momento de quiebre y ampliación de los derechos a las demandas de una sociedad antes excluida del ejercicio ciudadano. El problema, como en otros casos, suele ser la injerencia de intereses políticos inmediatos, que en muchos casos distorsionan el sentido del proceso, y del propio debate, anteponiendo las pugnas por el control del poder a la vigencia y ejercicio de derechos.

* Socióloga y analista política

[email protected]/www.uramanta.org


Más del autor