¿Se convirtió el presidente?
Sorpresivamente, Don Evo hizo propias las críticas y recomendaciones que le han venido planteando la mayor parte de los comentaristas políticos y económicos independientes, desde que asumió el poder. ¡Un Evo desconocido! En lugar de sus habituales agresiones verbales y amenazas, abogó...
Convengamos en que reconocer “debilidades” ya es mucho, sobre todo, en una personalidad tan poco humilde con Don Evo. Hasta ahora el Sr. Presidente sólo hablaba de sus éxitos, la mayoría inexistentes. Y no perdía oportunidad para agredir al adversario. Es positivo que ahora convoque a la “integración y a la unión. Aún cuando este giro de 180 grados no sea del todo convincente. Ante todo porque lo asume después de haber utilizado todas las martingalas legales e ilegales imaginables para descalificar e incluso inhabilitar a autoridades que habían sido legítimamente elegidas por la población. Presumir ahora de ser magnánimo con el que ha sido machacado, aunque resulta oratoriamente biensonante, no es precisamente un ejemplo de generosidad. Aún así, hay que aceptar lo que pueda tener de verdad y reclamárselo cuando hayan pasado los fastos de las conmemoraciones patrióticas.
Don Evo también se sinceró en lo referido a las “debilidades” de sus dos períodos de Gobierno. La primera, la falta de empeño en combatir las mafias crecientes del narcotráfico. Gran parte de la prensa lo ha estado advirtiendo por largo tiempo y el Gobierno parecía no escuchar. La expulsión de la DEA se ha dejado sentir en el crecimiento de las bandas de narcos en Bolivia. Otra “debilidad” es el contrabando en el que – advierte el Presidente - participan ciertos comerciantes que prefieren pagar coima que tributar impuestos. La “debilidad” más sensible para Don Evo es la de sus propios correligionarios que “quieren seguir exprimiendo al Estado”. Está bien que el Sr. Presidente y jefe del MAS los mencione. Pero no se salva de haberlo consentido por varios años. Con todo, algunos de esos delincuentes fueron atrapados y sometidos a la justicia. Todavía queda mucho por hacer en ese lodazal. Por último, una vez que el Sr. Presidente, en Santa Cruz, parece haberse convertido, pues que su conversión sea efectiva cuando vuelva a la Sede de Gobierno y a sus incansables viajes que le impiden gobernar.