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Se contamina y qué

Los 120 países que respaldaron la propuesta boliviana seguramente que sintieron respeto y hasta admiración por la tenacidad con que Bolivia defendió y defiende como derechos humanos básicos, el acceso al agua potable y al saneamiento básico. Eso está bien. Lo que está mal es que aquí...

Los 120 países que respaldaron la propuesta boliviana seguramente que sintieron respeto y hasta admiración por la tenacidad con que Bolivia defendió y defiende como derechos humanos básicos, el acceso al agua potable y al saneamiento básico. Eso está bien.

Lo que está mal es que aquí cerca, en San Lorenzo, las alcantarillas colapsen, las aguas negras contaminen primero el río Chico y luego el Guadalquivir y los cultivos de la región estén siendo regados con esas aguas inmundas.

Las alcantarillas no colapsan de un día para otro, porque sí. El proceso de deterioro y de sobresaturación es lento, progresivo.

Para decirlo de frente y sin eufemismos: cuando un servicio público colapsa se debe a que no estuvo bien diseñado, no hubo control para que fuera bien utilizado o se olvidaron que necesitaba mantenimiento. En cualquiera de los casos hay responsables: las autoridades a cargo del servicio. En esto no intervienen la mala suerte ni factores esotéricos, ajenos al control humano.

Una alcantarilla no es un volcán, cuya erupción es difícil de prever, aunque aún para eso  sea posible tomar previsiones y reducir los riesgos.

Si en Tarija estamos consumiendo verduras regadas con aguas de alcantarilla, a alguien hay que pasarle la cuenta por eso y en este caso es a las autoridades de San Lorenzo que permitieron que las alcantarillas colapsaran. Eso no es accidente. Es negligencia y existen leyes para sancionarla.

Al actual alcalde, si bien no le corresponde toda la responsabilidad, si le compete investigar por qué la situación de ese servicio público llegó al punto de colapso, sin que nadie se percatara, lo advirtiera y tomara medidas oportunas.

Y que el caso sirva adicionalmente para alertar a quienes deberían haber completado, perfeccionado y puesto en marcha el proyecto para la planta de tratamiento de aguas residuales de la capital tarijeña, porque tuvieron tres años para hacerlo y sin embargo a la fecha están poco más o menos igual que al principio. En algún momento, más temprano que tarde, la ciudadanía va a pasarles la factura a quienes tenían la obligación de atender con eficiencia ese asunto y no lo hicieron. Aunque cobraron durante tres años como si lo hubieran estado haciendo.

Así como no se puede engañar a todos todo el tiempo ninguna impunidad es eterna y llega el tiempo inexorable de la rendición de cuentas.

Solidarizarse ahora con las dificultades del pueblo de San Lorenzo está bien. Respaldar la necesidad de una declaración de emergencia es oportuno, solucionar la contaminación sin escatimar recursos es correcto. Pero no es suficiente, porque si no se aclaran estas situaciones será inevitable que se repitan, cada vez en escalas más grandes y más peligrosas.


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