Crónica política
Del papel de las encuestas a las dudas de Evo y Dunn
Las encuestas están fijando la tendencia colocando a dos opositores en cabeza y muy rezagado al representante genuino del voto popular; queda por medir si habrá “voto útil” y cuál será el impacto de Dunn y de Evo



Las encuestas electorales llevan fallando groseramente desde hace aproximadamente una década. Fallaron en el Brexit, en el referéndum por la paz en Colombia; fallaron con Trump, con Pedro Sánchez, con Meloni y cada vez que miden a la ultraderecha. Más recientemente y en este lado del mundo fallaron con Milei, con Noboa, y fallaron groseramente con Claudia Sheinbaum en México que dobló a su rival cuando las encuestas hablaban de “empate técnico”.
En Bolivia la situación no es mejor: en 2020 Luis Arce ganó con una cómoda mayoría absoluta que se predecía en la calle tras la calamitosa gestión de Jeanine Áñez y sus secuaces Arturo Murillo, Yerko Núñez, Erik Foronda y compañía, cruzada por la pandemia y sus decisiones y aderezada con vergonzantes casos de corrupción, pero no así en las encuestas. Una de ellas le había dado incluso una victoria en primera vuelta a Carlos Mesa, por la mínima, pero victoria. Ese año no funcionó la estrategia del voto útil como en 2019 y el MAS, simplemente, lo dobló en votos.
Los analistas suelen apelar a aquello de la foto fija que no necesariamente va a coincidir con los datos finales, pero que orienta. Los estrategas sin embargo tienen claro que sirven para configurar un escenario y no para explorarlo, lo importante es el titular, porque eso va a ayudar a configurar posteriormente la tendencia y la opinión pública.
La encuesta del grupo El Deber del pasado miércoles viene a “confirmar” la tendencia de la publicada en Unitel hace dos semanas. Esencialmente coloca a Samuel Doria Medina en cabeza con 24%, a Tuto Quiroga en segunda posición con 22% y a una distancia larga a Andrónico Rodríguez, único representante del bloque popular con cierto arraigo, en el 14,69%, es decir le suma algo a los dos primeros y le baja al tercero. Además coloca al alcalde de Cochabamba con un 9,39% y a Rodrigo Paz y su renovada opción centrista con Edman Lara se ordena pordebajodel3% con Johnny Fernández primero, seguido por Eduardo del Castillo (MAS), Eva Copa (Morena), NGP y ADN.
La diferencia de la encuesta de El Deber con la de Unitel, por ejemplo, es que la suma de nulos (5%), blancos (9,8%) e indecisos (3%) baja, por lo que la sombra de la candidatura fantasma de Evo Morales se diluye, aunque sigue siendo muy difícil de explicar que los votos de Morales se transfieran a Tuto Quiroga, por ejemplo, y no a Andrónico, por mucho que su reducida guardia pretoriana insista en sus consignas de odio y traición.
Los “clivajes”
Los expertos gustan de hablar de “clivajes” para explicar las directrices del voto. Por lo general utilizan poco el “recuerdo de voto” de elecciones pasadas, aunque sea difícil explicar ciertos saltos. En el pasado el clivaje favorito era el de la identificación indígena y servía para explicar el voto consistente del MAS. Le votaban, decían, porque era “como la mayoría” y no porque el país fuera bien o porque los históricamente más desfavorecidos hubieran mejorado sus paupérrimas condiciones de vida.
El de la actualidad es el de la economía y no hay muchas vueltas de hoja. El país está por los suelos y los candidatos están obligados a explicar cómo van a hacer para sacar al país. Los expertos coinciden que los que mejor están explicando esta situación, por el momento, tienen ventaja en la preferencia electoral. Otros advierten que sin embargo, conforme se acerque la fecha electoral la pregunta mágica no será “quién saca a Bolivia de la crisis”, sino quien me saca a mí y a los míos con menor sufrimiento, y ahí el clivaje de la pertenencia va a volver a funcionar.
Las dos grandes dudas: Dunn y Evo
Con la “preclusión” de la etapa electoral de la habilitación de candidatos, las encuestas ya solo consultan por aquellos legalmente establecidos, lo que deja fuera a dos “grandes” animadores de la campaña. Evo Morales y Jaime Dunn.
Evo Morales ha sufrido una dura derrota política luego de su fallida estrategia de movilización general e insurrección, la tercera en 15 meses, y sus propias bases empiezan a desconfiar de su liderazgo, pues además en todas ha acabado por negarles.
Aparentemente los bloqueos no volverán y Morales apuesta porque quien gane, no durará. Sin embargo no está claro qué hará en las próximas semanas. Unos estiman que apostará al voto nulo para medirse y reivindicarse; otros sin embargo estiman que intentará endosar su voto al de Andrónico para al menos atribuirse una posible victoria de futuro. Otros creen que dará libertad.
Como sea su presencia seguirá siendo activa en la política nacional y hasta el 3 de julio tiene tiempo para colocar candidatos leales en las listas del Movimiento Tercer Sistema y garantizarse al menos “su bancada”
La otra duda tiene que ver con Jaime Dunn, el economista que irrumpió cuando fracasó el acuerdo entre Tutoy Samuel y acaparó mucha atención en redes, pero que sin embargo no logró habilitarse por unos procesos antiguos vigentes en la Contraloría por 18 años.
Si Dunn logra habilitarse como candidato a las elecciones el 3 de julio, le quedará un mes y medio de campaña, que aunque la ha iniciado con cierto entusiasmo, sigue costando salir de las redes. Los expertos coinciden que, en cualquier caso, le restaría voto a Tuto Quiroga, que es el candidato ahora mismo más liberal, o más a la derecha, según la óptica. Esto le conviene tanto a Samuel Doria Medina como al bloque popular, donde a veces se alinea al gobierno, y otras veces no. Veremos cuan largos son los tentáculos.