La semana opositora: El nombre de moda es Jaime Dunn



El nombre moda en la política boliviana es Jaime Dunn. El economista ha medido los tiempos espectacularmente. Hace tres años que viene siendo columnista de referencia y analista de cabecera para muchos medios “tradicionales” y de nuevo cuño. Con su edad indeterminada, porte de lobo de Wall Street y verbo ácido, pero educado, el economista mostró la patita hace un mes y se lanzó candidato cuatro días antes de que el “bloque de unidad” implosionara. “Jaime Dunn” fue lo más buscado en google el día que Doria Medina era ungido candidato y Evo Morales se quedaba sin sigla de nuevo y por supuesto, tendencia en redes como X, que no deja de ser una burbuja, pero muy cualificada. El viernes, cuando su nombre apareció en la supuesta trama golpista del 26J como potencial candidato a presidir el Banco Central, las cifras se multiplicaron.
Dunn es nuevo en la política, aunque en 1998 firmó la mayoría de los artículos de la Ley del Mercado de Valores que hoy considera obsoleta. Ha hecho casi de todo en el mundo de las finanzas, de Nueva York a Egipto, donde fue asesor del gobierno de Mubarak. Hace dos semanas estuvo en Nueva York porque el millonario Marcelo Claure lo reclutó para el equipo que redacta el plan Bolivia 360, que probablemente sea su plan de campaña.
Nadie sabe muy bien quien es Jaime Dunn. Habla de “cosas” como Javier Milei, aunque sin sus estridencias; nació en Camiri y cita recurrentemente a Harvard. Un liberal de los de toda la vida (hasta que llegaron los neo). Su déficit, dicen, es que no lo conoce nadie. En 2019 se decía lo mismo de Chi Hyun Chung y quedó tercero siendo coreano, pastor evangélico y fustigando mujeres. Los conocidos son Tuto Quiroga, Samuel Doria Medina, Evo Morales, Luis Arce, Manfred Reyes Villa y el hijo de Jaime Paz, Rodrigo, a quien esta semana le ha calcado un par de veces el lema “se vienen tiempos mejores”, quien sabe si dando una señal. Otros dicen precisamente que no ser conocido es su virtud.
Los estrategas más clásicos le dan todo el valor a las estructuras territoriales, a la capacidad de formar comandos en cada municipio que recorran las calles, den besos y hagan promesas; en Argentina, en Rumanía, e incluso en Estados Unidos, ha funcionado mucho mejor la estrategia horizontal sin directrices ni ayudamemorias: personas individuales realizando un activismo muy emocional en sus redes, en sus barrios y en sus familias, definiendo los problemas y proponiendo soluciones aparentemente individuales que, finalmente, convergen con las ideas del candidato. Jaime Dunn está ahora en esas. Queda por ver, evidentemente, el cómo saldrá de la burbuja de las redes a la calle y cuál será el impacto final de la sombra de Claure. Los plazos ya corren.