La Brecha: Llámale estupro



Llevo queriendo volver desde el día siguiente de salir de vacaciones. Era el día del aniversario de las Bartolinas Sisa, la organización de mujeres más importante del país, seguramente mucho menos feminista de lo que nos gustaría. El festejo, por supuesto estuvo presidido por dos hombres , David Choquehuanca y Luis Arce. Los dos han estudiado el manual y han asumido alguna asesora en la materia, por lo que no faltaron las frases básicas y los llamados al empoderamiento. Todo muy guionizado, hasta que pasó lo que suele pasar en estos casos cuando uno se viene arriba: “Si las mujeres se unieran y no estuvieran peleando, tendríamos una presidenta mujer” . Toma cliché, señor vicepresidente.
Al final dije: “Nos respetaremos”, y tomé nota para cuando el retorno fuera oficial, y entonces llegó la audiencia de Evo Morales por el caso de trata en el que se le acusa de haber embarazado a una menor muy menor y después, haberle facilitado varias pegas a su madre para que no fuera a más. Por el momento la defensa de Evo se concentra en retardarlo todo , pero en segunda fila abundan los argumentos sobre el pretendido consentimiento, y como de esto ya habíamos hablado, también lo anoté.
Después vinieron las asunciones de Maduro y de Trump, tan similares en lo simbólico, tan testosterónicas , tan repletas de hombres poderosos y mujeres florero, con tantos chistes sobre las virilidades que me dije: de esto vamos a hablar todo el año y no poco.
Luego llegó Javier Milei desde Davos , la cumbre mundial del capitalismo, el foro mundial donde se reúnen los personajes más ricos del planeta, donde se supone se debate sobre economía y desarrollo, pero donde el presidente argentino, ícono del “nuevo paradigma de la libertad”. ”. ”, se dedicó a hablar de revolución cultural y cuestionar la figura del feminismo, como si de eliminarla o no dependiera del hambre del mundo.
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Para entonces ya había decidido escribir el siguiente jueves, pero es que encima estalló el caso “Papirri”, que en realidad es muy simple y ni siquiera es caso, porque está prescrito: una mujer perfectamente adulta y libre decidió contar que a sus 15 años había tenido una relación con su profesor de música en el conservatorio de La Paz, Manuel Monroy, más conocido por su nombre artístico de “El Papirri” e icono popular de La Paz, que por entonces ya rondaba los 40.
El texto provocó un terremoto . , pero las principales redacciones del país y muchos referentes en la materia decidieron llamar en siete idiomas. Contenga la respiración. Era viernes, había concierto, y esas cosas pasan… “y se olvidan”, recomendó alguna.
Pero no, el señor Monroy decidió el lunes dar su propia explicación y, mirá vos que sorpresa, utilizó todos los argumentos clásicos en estos casos: “era muy madura”, “no conocía su edad”, “otros ya la habían probado”… Esa confesión, y no la denuncia de Wayar (yo sí te creo hermana y todo eso queda mejor cuando es de lejitos), fue lo que desencadenó su clausura social y despido (no tan) fulminante de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia.
El País lo escribió en este editorial y conviene recordarlo cada vez: Lo de Monroy y Wayar o lo de Evo y Cindi Saray sin duda es importante y se deben depurar responsabilidades, pero lo fundamental es que estas cosas no vuelvan a pasar. El silencio y la censura selectiva no ayudan en nada, sino más bien lo contrario.
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Máxima Alerta
El año inició, como acostumbran, con una seguidilla de casos de violencia contra la mujer y varios feminicidios, pero el caso que más polvareda ha despertado y que ha llevado incluso a que asambleístas y ministros vuelvan a agitar el avispero de “reformar la Ley 348” es el de la desaparición de una mujer, que después fue encontrada supuestamente consumiendo bebidas alcohólicas, lo que luego fue desvirtuado.
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Como la relación era violenta, la Policía no tardó en aprehender a su pareja. Cuando fue encontrada, por supuesto, no hubo ninguna voz comprensiva que abogara por su estado de salud mental o su necesidad de ayuda como se siguen oyendo cuando es a la inversa o incluso en casos de feminicidio
Para más bombo el hombre denunció torturas de la Policía para que confesara en el marco de la Ley 348 y zas, ya está abierto de nuevo el melón sobre las garantías que concede la ley al testimonio de la mujer y el mito de las denuncias falsas, porque “pobres hombres”, mientras se olvidan que hay 50.000 casos de violencia comprobada hacia las mujeres cada año, más de 14.000 casos de violencia sexual denunciados y que siguen siendo miles los que se cierran por el abatimiento de las víctimas, incapaces de seguir pleiteando entre chicanas, gastando plata y además, sintiéndose de alguna forma culpables de lo sucedido, porque así es siempre, porque así fue siempre, y porque al parecer, así quieren que siga siendo unos y otros.
En el radar
- Mauricio Carrasco presentó su libro titulado “Cada día una batalla”, una crónica rigurosa en homenaje a las valientes mujeres que salvaron vidas en la Guerra del Chaco. Su enfoque presenta la guerra a través de los ojos de quienes fueron al campo de batalla, no para tomar vidas, sino para preservarlas.
- Tras cuatro años de investigación y juicio, los cinco hijos de Juliana Cruz no encontraron justicia. Los acusados del feminicidio fueron absueltos por un juez y solo una mujer está bajo investigación, pero no se encuentra en Bolivia. Su caso no ha sido resuelto y esperamos no quede archivado. Estaremos pendientes de los resultados.
Breves pero importantes:
- Quién es Mariann Edgar Budde, la obispa que se le plantó a Trump, un perfil de una de las fichas movidas por el papa Francisco
- Aquí una ampliación de lo propuesto por Milei al respecto del feminicidio: El Gobierno confirmó que busca eliminar el agravante por femicidio del Código Penal
Y acabamos con música