Crónica Política de la semana
Del silencio atronador de Arce al cálculo posibilista del MAS
El Gobierno ignora las resoluciones de la Asamblea para cesar a los jueces mientras piensa como deshacerse del tema sin motivar reacciones. Las encuestas le siguen dando mayorías al MAS ante la irrelevancia opositora
Viajes a Rusia, visitas de alto nivel, efemérides y promesas. Hasta una conferencia de prensa en vivo y en directo del propio presidente Luis Arce ante la exclusiva prensa paceña de plaza Murillo, pero al final lo que se cierra es la semana del silencio. Silencio total. Silencio ensordecedor: nadie sabe más nada de lo que sucedió en aquella sesión de la Asamblea ejecutada por Andrónico Rodríguez aprovechando la ausencia del presidente Arce y en la que básicamente se desahució a los altos magistrados de sus asientos, algo que debieron hacer el 2 de enero pero que desconocieron.
Es verdad que hay plazos que cumplir una vez que la norma se aprueba. Primero en el Constitucional, luego en el Ejecutivo, etc., pero ni unos ni otros quieren adelantar criterio de lo que harán. Uno de los analistas más en forma y viejo conocido de esta casa, ahora mudado a La Paz, Carlos Saavedra, ha sido de los pocos en señalar con nitidez que una cuestión es el “chenko jurídico” y otro el asunto político. La interpretación jurídica de que al viajar Arce y asumir Choquehuanca las funciones del presidente pierde las suyas, que las asume automática el presidente del Senado es ciertamente frágil. Sin embargo, la opinión del legislador, primer poder del Estado, ha quedado transparentada en un acto público y legítimo, pues es Choquehuanca quien evita la convocatoria del órgano para que esto no se produzca.
Imponer el criterio de un poder sobre el otro para además salvaguardar la continuidad de un tercero, el judicial, con la expectativa de que este siga favoreciendo al primero en sus resoluciones es, sin duda, una espiral antidemocrática. Compartido ese análisis, salen en tromba los estrategas y operadores políticos que vertebran el país para recordar que este tipo de pulsos no se dirimen en los estrados ni en las salas constitucionales, sino en las calles, y ahí el gobierno juega con ventaja: la crisis económica suena, pero aún no opera ni afecta en lo microeconómico, por lo que la gente no tiene demasiadas ganas de perder el año en pulsetas netamente políticas.
Negociaciones
¿Hay negociaciones por debajo de la mesa? Probablemente sí. Morales deshizo su Congreso del lunes y lo convirtió en Ampliado que tuvo el mismo resultado: proclamarlo candidato y casi presidente, pues él mismo asegura que gana con 60%. También Andrónico Rodríguez aceleró su gira por el país que hace tres semanas lo llevó a Tarija y esta, a Santa Cruz, donde tiene mucho que ganar.
En el Gobierno el silencio se impone desde arriba. Luis Arce vetó todas las preguntas sobre lo sucedido en la Asamblea en su ya tradicional “tecito” con los medios que viene celebrando al menos una vez al mes. Habló de la crisis, de su viaje a Moscú y de sus ideas para superar la crisis del dólar, hizo amagos de autocrítica e incluso pareció alertar de un riesgo probable, pero ni una palabra de la política.
La renuncia diferida del vocero Jorge Ritcher no ha provocado una cascada de renuncias, como se augurada
La renuncia diferida del vocero Jorge Ritcher, que se esmeró en darle un tono dramático y trascendental que nadie entendió, lo que deja en mal lugar las habilidades comunicativas del vocero, no ha provocado una catarata de renuncias como algunos esperaban, y salvo Iván Lima, cuyo crédito parece agotado hace ya muchos meses por el fiasco que está resultando su estrategia jurídico – electoral, el resto – Prada, Del Castillo, Novillo e incluso el atribulado Edgar Montaño, parecen firmes en sus posiciones.
En el Tribunal Supremo Electoral esperan que este mismo mes el MAS cumpla el requisito para habilitarse para las primarias y posteriormente a las elecciones, esto es, elegir una Directiva cumpliendo los Estatutos, y es que los números no fallan, el calendario avanza y la oposición sigue sin definir qué hacer. En esas, el MAS solo lucha contra sí mismo y hasta el más orgulloso acabará cediendo para conservar el poder de su lado.