De la “capitulación camba” al desenfrenado fin Milei vs Massa
El plan para revisar la relación del Estado con Santa Cruz propuesto por el cívico Larach no ha seducido a casi nadie. Mientras, sigue la guerra de desgaste en el MAS y las pesadillas para los alcaldes paceños
Semana de muchas ráfagas de artillería ligera y de un obús fallido en la siempre apasionada política boliviana: la detención de Iván Arias, el sello rojo fake de Luis Revilla, el presupuesto reformulado que se estrella con la nueva aritmética parlamentaria, el resucitado ministro Eduardo del Castillo atacando de nuevo a Evo Morales haciendo símiles con su familia, el morrocotudo lío del TSE con el Congreso del MAS… y la “capitulación camba”.
A Fernando Larach, el presidente cívico del Comité cruceño que aguardó años su turno no le hace ninguna gracia, pero lo cierto es que un año después de que un Cabildo suficientemente concurrido determinara “revisar la relación con el Estado” y se invocara el “derecho a la autodeterminación de los pueblos”, chirría que la apuesta sea “profundizar la autonomía” modificando “las leyes esclavizadoras”. Sin duda ha sabido a poco entre los sectores más radicales, pero también en muchos círculos académicos que sustentan las cuentas del ahora o nunca, pues el próximo censo develará la verdadera naturaleza plurinacional del departamento más poblado del país.
Larach ironizó con aquello de “Si hay gente que esperaba que aquí proclamemos una lucha armada o apelar a métodos violentos para romper abruptamente con el Estado boliviano, siéntanse legítimamente defraudados: la pregunta del Cabildo fue precisa” y trató de explicitar que su plan en dos fases entroncará en algún momento con el camino federalista, pero la constatación de que el asunto ha caído en saco roto es que apenas nadie le ha tirado “un quinto de pelota”: ya no el presidente Arce, obvio, pero tampoco Carlos Mesa y ni siquiera Luis Fernando Camacho y apenas al día siguiente el viceministro de Autonomías, Álvaro Ruíz, reclamándole por su tibieza con el vicegobernador en Santa Cruz.
Es verdad que el tema no se cierra con la propuesta cívica, pero no hay recursos de poder ahora mismo para exigir ningún cambio legislativo sobre las regulaciones de la autonomía y menos, un cambio constitucional. Por otro lado, caminar sobre piso firme y regular suele ser más productivo que otras iniciativas radicales, pero no siempre: justo esta semana la autonomía que inspiró la nuestra, es decir, la española, cuyos partidos abrazaron el independentismo hace casi una década acaban de colocar al presidente a cambio de una amnistía global que ha enervado y mucho a la derecha y ultraderecha española.
Camacho y la desconexión
La tibia reacción popular e institucional a la propuesta cívica tiene muchos precipitantes. El fundamental sigue siendo la ausencia del gobernador Luis Fernando Camacho, que sigue ejerciendo desde Chonchocoro. Camacho tenía un candidato alternativo a Larach, y es cierto que Rómulo Calvo habló de la autodeterminación apenas unas semanas antes de concluir el mandato. En paralelo, las estrecheces económicas y el fuerte control del gobierno sobre las exportaciones, pero también en la distribución del diésel, ha llevado a los empresarios cambas fundamentales en el proceso, a posiciones mucho más prudentes.
Ninguna de las “leyes esclavizadoras” está propuesta para revisión en la recién pactada agenda legislativa entre el evismo y la oposición de Comunidad Ciudadana y Creemos con la que Andrónico Rodríguez se garantizó la continuidad al frente del Senado salvo, de refilón, las exigencias sobre el Censo de Población y Vivienda.
Sí hay un grupo defensor de la propuesta de Larach: Los Demócratas de Rubén Costas entre los que se cuenta Vladimir Peña, el poderoso tecnócrata llamado a suceder a Costas hoy reconvertido a “analista político”. Los Demócratas quieren volver: Costas ya ha ofrecido tres veces su sigla para articular la oposición nacional y que eso le sirva para recuperar terreno perdido en Santa Cruz, que es su objetivo, pero como a Larach, que es uno de los suyos, nadie le responde.
Su plan pasaba por el fiasco en la Gobernación que les resituara políticamente en un centro útil, que sabe “ser oposición, pero hacer obras”, sería el resumen, pero la detención de Camacho en sí complica este renacimiento por comparación: ya no hace porque no sabe sino porque está preso.
El evismo, por cierto, lleva especulando toda la semana sobre un hipotético acuerdo que llevaría a Camacho a Palmasola – y de ahí a su casa -, algo que se suma a las decisiones judiciales sobre el juicio a Jeanine Áñez, que según el criterio debería ser un Juicio de Responsabilidades en la Asamblea. Todo formaría parte de un supuesto acuerdo patriótico para enfrentar la crisis económica y política sin que nadie se haga daño de más. Veremos.
Milei versus Massa y las aristas bolivianas
La elección está tan cerrada que nadie se ha mojado demasiado, pero lo que pase tendrá su efecto en Bolivia y no tanto por las relaciones que se puedan establecer entre los gobiernos, que al final pasa por el gas y los negocios ilícitos que cambiarán poco con uno o con otro, sino en lo puramente electoral.
Los más liberales quieren ver similitudes entre Bolivia y Argentina para buscar un candidato, o al menos un discurso, que sea similar y que pueda abrirse un espacio político. Obviamente ni Mesa ni Samuel Doria Medina se han posicionado y sí Tuto Quiroga, en más Atlas de todos ellos.
Por otro lado, la apuesta por Massa, un peronista de corte más conservador y moderado, que guarda las formas y poco más con sus antecesores kirchneristas seduce a los arcistas, que entienden son sus homólogos.
La batalla es cabeza a cabeza y todos tienen listos sus argumentos… si ganan.