La estrategia de Cooperación aún cohesiona a los Estados
La Cumbre Iberoamericana cumple trámite anual sin brillo
Sin grandes acuerdos alcanzados y con varias tensiones sobre la mesa, el presidente Arce aprovechó para destacar logros del modelo económico en la Cumbre Iberoamericana y explica que tiene “un rol activo del Estado”
La Cumbre Iberoamericana es una especie de anacronismo que sin embargo sobrevive desde 1991, probablemente por la dimensión económica concreta en términos de cooperación al desarrollo, y donde los cambios en las correlaciones de fuerzas se hacen cada vez más evidentes.
La de ayer en Santo Domingo – República Dominicana – hacía la número 28 y quedó tan deslucida como las de las últimas ediciones: los dos grandes – Lula da Silva por Brasil y López Obrador por México – no asistieron, lo que intentaron compensar España y Portugal movilizando a Jefe de Estado (Rey en España y Presidente en Portugal) y jefe de Gobierno simultáneamente, pero con poco éxito: De los seis presidentes centroamericanos solo asistieron dos.
En términos de acuerdos, que se toman por unanimidad, tuvieron luz verde el Plan de Acción de la Cooperación Iberoamericana 2023-26, la Carta de Derechos Digitales, la Estrategia de Seguridad Alimentaria y la Carta Medioambiental o Pacto Verde, mientras quedó aplazado el de enjundia: El referido a una nueva arquitectura financiera internacional, y se descafeíno cualquier posición sobre Ucrania o la democracia en general ni se abordó el tema de Haití, que tampoco ha estado en la agenda de la Celac pese a la grave crisis social y política que atraviesa.
A pesar de lo reducido de las delegaciones, en la Cumbre hubo sus pulsos y tensiones, como cuando Gabriel Boric insistió en sacudir a Nicaragua por la gestión de sus opositores; cuando el presidente colombiano Gustavo Petro reclamó la presencia de Pedro Castillo y acusó de golpista al gobierno de Dina Boluarte, representada por su canciller en la cumbre; o como cuando el mismo Petro le pidió a España que admitiera al Sáhara Occidental como observador en el ente luego del cambio radical de postura del gobierno español, que literalmente ha entregado al pueblo saharaui a Marruecos.
Arce destaca su modelo
El presidente Luis Arce fue uno de los pocos mandatarios que asistieron a la cumbre, que aprovechó para vender su Modelo Económico Social Comunitario y explicó que se trata de uno que responde a la realidad boliviana con “un rol activo del Estado”.
Ante las representaciones de 22 Estados, detalló que el modelo se asienta en pilares como una fuerte inversión pública, redistribución de la riqueza y una política de industrialización con sustitución de importaciones.
La economía boliviana reportó al tercer trimestre de 2022 un crecimiento por encima del 4%, una tasa de inflación controlada, una disminución de la tasa de desocupación de 10,8% a 4,3% en 2022, mientras que la pobreza extrema disminuyó a 36,6% y la moderada a 11,1% en 2021.
“A través de este modelo hemos logrado un crecimiento económico con equidad y justicia social, bajo el horizonte político civilizatorio del Vivir Bien que emerge desde nuestras raíces indígenas originarias y que se combina armoniosamente con la experiencia y los paradigmas históricos de los trabajadores”, explicó.
Arce llamó la atención porque la participación del PIB Iberoamericano pasó de 11% del PIB Mundial en 2000 a 8,6% en 2021, en tanto que, en los países Iberoamericanos, salvo algunas excepciones, hay una desaceleración económica, un aumento de la inflación y del endeudamiento público.
“Este incremento del endeudamiento fundamentalmente se explica por los aumentos en gastos sanitarios, transferencias sociales para paliar el efecto de la pandemia, pero también por el incremento de los precios de los combustibles, alimentos y materias primas”, explicó el artífice del modelo boliviano.
A pesar del contexto externo, “Bolivia ha retornado a la senda del crecimiento económico con justicia social”, después de la crisis en el gobierno de facto de 2019, destacó.