"Para los pobres, no hay justicia" el grito de las familias que lloran a sus desaparecidos

Para los pobres no hay justicia se repiten desesperados los familiares de María Eugenia Roque, desaparecida hace siete años; de Luis Hernán Lucero, buscado hace un año, y de  Ramiro Rojas, del que no saben nada hace 22 días.

El macabro hallazgo de los cadáveres de dos jovencitas Iris y Lucy, víctimas del feminicida y violador serial, Richard Choque Flores, abrió un resquicio doloroso de esperanza para que las familias tras caminar años, meses y días puedan encontrar a sus seres queridos desaparecidos.

Nieves Huancani está acompañada de su esposo Eugenio Roque, este sábado llegaron a la vigilia que los vecinos instalaron en el frontis de la casa de Choque, ubicada en la calle Rafael Pabón de la zona Ballivián en la ciudad de El Alto.

Sujetan una fotocopia de la denuncia que hicieron a la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen, con la fotografía de su hija María Eugenia, que cuando desapareció tenía 40 años, era licenciada en Administración de Empresas y funcionaria de la Alcaldía alteña en la ciudad Satélite.

El 30 de julio de 2014, Nieves y Eugenio vivieron un tormento, esa noche su hija no llegó a su casa. Había salido de su trabajo a las 18:15, desde esa hora no volvió a contactarse con sus padres y nunca más supieron de ella.

Cuando fueron a denunciar a la Felcc, les dijeron que por ser una persona adulta debía transcurrir 72 horas. Nieves cree que en ese tiempo podía haberle sucedido cualquier cosa a su hija y que si la policía se movilizaba podían salvarla.

Peor aún, “Como era una persona mayor no nos han dado tanta importancia”, se lamenta Nieves. Recuerda que en la policía recibía la misma respuesta: “se ha debido ir, ya es mayor, con su enamorado”.

Para la familia esta no era una evidencia sino una excusa para no buscarla. Hasta que el caso se cerró sin novedades.

La madre no ha dejado de llorar un solo día desde que desapareció su hija, despierta en las noches y lo único hace es pensar en ella.

“No puedo dormir ni en las noches, me despierto pensando dónde estará mi hija, estará sufriendo, qué estará haciendo”, preguntas que para Nieves no tienen respuestas.

La incertidumbre durante todos estos años ha sido dolorosa, su esposo recuerda que incluso contrataron un agente privado para buscar a María Eugenia, pero tampoco hubo novedades.

Después de tantos años, Nieves solo quiere encontrarla “aunque sea muerta, puedo dar cristiana sepultura. No hay nada que nos consuele. Así puedo ir a llorar a su tumba, pero ahora no sé nada”, llora desconsolada.

Con la información de que en la casa de Choque podrían existir otras víctimas, Nieves y su esposo llegaron a la zona, es quizás otra esperanza de encontrarla, aunque sea sin vida, pues sienten que ya no saben dónde más acudir.

Nieves en su dolor protesta, cree que si hubiera tenido plata tal vez la hubieran encontrado. “Para los que tienen plata hay justicia, para los que somos pobres no hay justicia”, repite una y otra vez.}

Mientras ella declara a la ANF, los vecinos han rodeado a los interlocutores gritan “justicia corrupta”, “cárcel para los jueces”.

Richard Choque el 2013 cometió un asesinato, sentenciado a 30 años sin derecho a indulto, pero en diciembre de 2019 el juez Rafael Alcón lo benefició con detención domiciliaria. Un hecho incomprensible.

Judith busca a su yerno

Judith Salinas también llegó con el impreso que reciben en la Felcc cuando presentan su denuncia de personas desaparecidas. Se ve la imagen de Ramiro Rojas, es su yerno de 31 años.

Tiene tres hijos, el último de sus niños nació dos días antes de su desaparición, ni siquiera logró conocer a su bebé cuenta su suegra.

Su pareja se había internado de emergencia el 8 de enero, ese día dio a luz, por su delicado estado de salud requería sangre y Ramiro alegó que necesitaba dinero para ese propósito. El 10 de enero a las 19:00 salió de su casa con rumbo a vender un celular.

Ramiro vendía celulares en la ciudad de El Alto. Según cuenta Judith, su consuegra le contó que esa noche su hijo le dijo que una persona le llamó porque quería un celular y que se verían en el Estado Bolívar para hacer el negocio.

“Le había dicho a mi consuegra: ‘mamá necesito plata’. Porque le han pedido sangre a mi hija. ‘Necesito plata lo iré a vender este celular, me han llamado’”, habría dicho Ramiro a su progenitora. Esa fue la última vez que fue visto.

Como no retornaba, la madre lo llamó a su celular, pero su teléfono ya estaba apagado. Desde esa noche no volvieron a saber nada de él.

Después de 16 días denunciaron el caso a la Felcc, aunque ya habían pasado muchos días, la policía les dijo que deberían esperar 72 horas.

“Cuando fuimos a denunciar nos dijeron que esperemos 72 horas, si para ese tiempo ya eran 16 días que estaba desaparecido, pero igual nos han dicho que esperemos 72 horas. Sábado y domingo no hay fiscalía y nos han dicho que volvamos el lunes”, contó a la ANF, Judith Salinas.

Como familia fueron a buscarlo al lugar donde le citaron esa noche, fueron donde vendía celulares, preguntaron a personas y amigos, pero nadie da razón de su paradero.

Piensan que también pudo haber sido víctima de Richard Choque, pues Katherine Mamani encontró entre la ropa que fue quemada el pasado martes, dos prendas que reconoció eran de su padre de nombre José Luis Mamani, desaparecido el 2019.

Salinas espera que la policía y la fiscalía le ayuden, y no pase como tantos otros casos que terminan siendo cerrados por falta de pruebas.

“Yo pienso que la justicia no existe para la gente pobre como nosotros. No existe”, dice la mujer con las lágrimas que continúan deslizando por sus mejillas, al mencionar a las dos jovencitas que murieron en manos del feminicida serial.

Pero, así como esas dos jóvenes, hay niños, hombres, que también desaparecen y nunca dan con ellos, porque no les interesa investigar. “Mire aquí se han encontrado anillos de oro, dinero, hay ropa, tal vez son de otras víctimas”, comentó.

Más de un año de búsqueda

Paulino Lucero Ticona y su esposa Virginia Chávez también aprovechan la oportunidad para contar que su hijo Luis Hernán Lucero de 23 años desapareció el 25 de diciembre de 2020.

Al igual que otras familias tienen sentimientos encontrados, por un lado, quieren encontrarlo vivo, pero después de poco más de un año no descartan que esté muerto, por eso llegaron a la casa de Richard Choque, con la esperanza agobiante de encontrar algún indicio.

Fueron a la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen “pero no hay nada” dice desilusionado Paulino. Porque lo único que han recibido de respuesta es “vamos a investigar, vamos a investigar”, pero no nos han dicho nada, cuenta.

Luis no estaba estudiaba, pero si trabajaba con su padre. Ese 25 de diciembre después de asistir a un velorio, había dicho a su hermano que se iría a descansar a su casa, sin embargo, se enteraron que había salido a una discoteca.

Poco se ha investigado acerca del hecho, según los padres tomaron una declaración a la joven con la que estaba esa noche, pero de ahí no pasaron las investigaciones.

“A las 11:00 su papá ha intentado de nuevo y la llamada entraba, pero sonaba y sonaba. Siempre respondía rápido. ‘Mami en tal parte estoy’, me decía. El celular estuvo prendido hasta la una de la tarde de ahí ya lo han apagado”, relató Virginia.

Paulino denunció que en la policía “solo quieren plata, 500 bolivianos le doy y no están conformes ¿esito nomas?’ dicen”, comentó.

“Incluso le he dicho me vas a llamar si vas a hacer algo, pero tampoco me llaman. 100 bolivianos le he dado. Cada vez le daba 100 bolivianos, pero nunca me ha llamado”, acotó su esposa.

Cuando preguntaron si rastrearían su teléfono para saber con quiénes conversó y cuáles fueron sus últimas llamadas, la policía les dijo: “tal vez ya está con otro número, así nomás ya nos han dicho”.

Los familiares de María Eugenia, Luis Hernán y Ramiro viven con la incertidumbre si fueron secuestrados, asesinados o si por voluntad propia se fueron, tocaron todas las puertas, pero sienten que no han tenido el suficiente esfuerzo ni voluntad para encontrar preguntas a sus dudas.