Las cárceles del país tienen centros de aislamientos, pero estos son insalubres
Zona de aislamiento Covid, un lugar que los reos evitan
En casi cinco meses de encierro, los internos de San Pedro solo recibieron un jabón como medida de bioseguridad. El resto de insumos de donación se perdió en el trayecto hacia las celdas



Los internos de las cárceles del país evitan llegar a las zonas de aislamiento contra el Covid-19, aunque se encuentren contagiados. Muchos prefieren no decir nada sobre sus síntomas para no ser llevados a estos lugares que significan mayor infección, incomunicación y abandono, como dijeron a ANF internos de cárceles como Palmasola, en Santa Cruz, Morros Blancos, en Tarija, Mocovi, en Trinidad, y San Pedro, en La Paz.
Con la llegada del nuevo coronavirus al país, el Gobierno optó por el aislamiento de las cárceles como medida de salubridad, pero no dotó de insumos como barbijos, alcohol en gel, jabón, desinfectantes, así como mejorar la alimentación. El virus ingresó y cobró más de 50 vidas.
En el penal de San Pedro, según información oficial, fallecieron 24 internos por el virus, pero los privados de libertad contaron más de 40 cadáveres. Los casos sospechosos de contagio y aislados en el penal superan los 180.
Grulla es un lugar de aislamiento en San Pedro. El más frío y lúgubre del recinto. Este sitio funcionaba como zona de castigo y fue habilitado como sector Covid. Es un largo pasadizo con 10 celdas, una al lado de otra, de dos por tres metros cada una. Ahí son confinados los presos sospechosos y confirmados de ser portadores del virus. Llegan a estar hasta seis por celda y duermen en el piso. Permanecen encerrados todo el día y solo salen al baño unos minutos, el que se encuentra a unos 15 metros. Algunas celdas tienen retrete, pero constituye un foco de infección del que salen mal olor y alimañas. Nadie realiza el aseo del lugar ni hay insumos para ello. La atención de los internos corre por parte de sus colegas de infortunio, que les brindan comida y medicamentos básicos, si es que llega.
“No hay ni un médico que venga por aquí, tampoco vienen a fumigar”, contó a ANF un interno de Grulla.
El abandono estatal se siente mucho más en ese sector. Desde que fueron depositados los internos en esas celdas, tras la visita de médicos del Servicio Departamental de Salud (Sedes), no los ha vuelto a asistir un galeno del sistema público. El único que lo hace cada cierto tiempo es un médico que también es recluso, sobre quien recae la responsabilidad de asistir a más de 200 internos de las secciones aledañas.
“Tampoco nos dejan asearnos, ya estamos con la mugre, terrible, nos va a dar recaída por cochinos”, contó otro interno.
En Grulla fallecieron al menos dos internos por Covid-19. Los reclusos denunciaron que éstos no recibieron atención médica y que lo único que hacen las autoridades policiales es dejarlos ahí, aislados, como si se tratara de su última morada.
Indulto El decreto de indulto, vigente desde hace más de 70 días, solo liberó a 300 internos, cuando el Gobierno proyectaba unos 5.000
“Emputa lo que hicieron con nosotros, estamos como castigados, eso da rabia, estamos bajo llave, sin poder salir por lo menos al pasillo, ya estamos 20 días y no hay nadie de ese maldito Sedes”, denunciaron.
En casi cinco meses de encierro, los internos de San Pedro solo recibieron un jabón de lavar ropa como medida de bioseguridad. El resto de insumos de donación y cooperación, como se vio en los noticieros hasta en cuatro oportunidades, se perdió en el trayecto hacia las celdas. ANF pidió la contraparte de Régimen Penitenciario, pero no hubo respuesta.
“Yo pensé que íbamos a tener atención médica, medicamentos, buen trato y alimentación como dicen las autoridades en las noticias, pero nada que ver, no tenemos nada, sólo el almuerzo que traen los cuates (…), no trajeron colchones nuevos ni nada de eso, no hay nada aquí”, lamentaron.
El director de Régimen Penitenciario del departamento de La Paz, Manuel Chambilla, dijo a ANF que cada sección del penal de San Pedro –son nueve- cuenta con un centro de aislamiento y esta estrategia ha permitido, junto a protocolos médicos, contener las muertes dentro del recinto, y que muchos infectados venzan a la enfermedad.
Sin embargo, la autoridad lamentó que, hasta la fecha, desde el 19 de julio, el Sedes no haya regresado al penal para realizar la segunda prueba a los internos y descartar oficialmente el Covid-19.
San Pedro encierra a más de 2.600 internos mezclados entre sentenciados y detenidos preventivos y donde se registran más de 40 patologías. El hacinamiento llega casi al 380 por ciento y las condiciones de salubridad e higiene son pésimas. Cumplir el distanciamiento social es una misión imposible.