Deuda externa es manejable pero algunas tendencias conllevan riesgos
El último reporte oficial del Banco Central de Bolivia (BCB) sobre la deuda externa muestra que ésta equivale al 24,6% del PIB, una cifra que los manuales y expertos consideran como manejable aún. Sin embargo, la tendencia evidente es que seguirá aumentando la deuda en el corto y mediano...



El último reporte oficial del Banco Central de Bolivia (BCB) sobre la deuda externa muestra que ésta equivale al 24,6% del PIB, una cifra que los manuales y expertos consideran como manejable aún. Sin embargo, la tendencia evidente es que seguirá aumentando la deuda en el corto y mediano plazo. ¿A qué tiene que atenerse la economía boliviana los próximos meses y años?
Los datos oficiales muestran que, ni todo es una taza de leche como afirma el gobierno, ni todo es tan catastrófico como dice la oposición.
Al 31 de julio, el BCB reporta que el saldo total de deuda externa alcanzó los 10.605,3 millones de dólares. Efectivamente, ese total de deuda es el más elevado de la historia económica de Bolivia. Los datos del mismo BCB muestran que en 1996 la deuda significó 4.643,2 millones de dólares, cayó a 4.399,8 millones para 2003 y volvió a subir a 5.142,2 en 2004.
Ahora bien, por el tamaño de la economía boliviana, también es cierto que esos montos, como porcentaje del PIB, estaban por encima del límite del 50% que la Comunidad Andina de Naciones (CAN) considera como saludable. Así, la deuda en 1996 equivalía al 62,9% del PIB. En 2003 fue de 63,5%. El año 2004 bajó levemente al 57,4% y el 2005 al 51,6%.
A partir de 2005 y 2006 comenzó efectivamente otro ciclo en la historia reciente del crecimiento económico y del endeudamiento externo en Bolivia. La presente coyuntura político-electoral, donde candidatos y voceros de los distintos partidos políticos en pugna se atribuyen los logros y se acusan por los fracasos, obliga a puntualizar la realidad con datos oficiales.
Bajó la deuda, entre el sometimiento y la caridad
El año 2005 la deuda externa sumaba 4.941,7 millones de dólares (51,6% del PIB). Ese año, Bolivia se benefició de una significativa reducción de su deuda multilateral en el marco de la Iniciativa de Alivio de Deuda Multilateral (MDRI), creada por el grupo G8, el Banco Mundial, el FMI y otros acreedores multilaterales.
El MDRI funcionó como una prolongación del programa de alivio de deuda para Países Pobres Altamente Endeudados (HIPC), que se había aplicado en la región y otros países en años anteriores (ejecutada entre 2001 y 2007 en general, y particularmente en Bolivia durante el periodo 2001-2004 principalmente).
[caption id="attachment_492672" align="alignleft" width="252"] Bolivia y otros países pobres altamente endeudados (HIPC) beneficiarios de condonaciones de deuda.[/caption]
Gracias a estos programas, la deuda boliviana fue cayendo sostenidamente: de los 5.142 millones de dólares en 2003, a 3.248 millones en 2006 y luego nuevamente a 2.207 millones en 2007, que fue su punto más bajo.
¿A quién debe atribuirse entonces esta reducción de la deuda? Bolivia calificó para formar parte de los 22 países identificados a fines de 1999 -posteriormente serían 41- como países HIPC, que se vieron beneficiados con este importante alivio de la deuda, debido a sus elevados niveles de pobreza y de deuda externa y bajos niveles de ingresos.
Sin embargo, los organismos financiadores y condonantes tenían condiciones adicionales para que los países accedan este beneficio: también debían estar alineados con las políticas económicas del Consenso de Washington y haber aplicado todas las políticas de ajuste estructural en los años previos. Los gobiernos bolivianos entre 1985 y ese momento cumplían a cabalidad ambas condiciones.
Finalmente, para acceder a la condonación de la deuda, los países HIPC debían preparar, en un acuerdo tripartito entre Gobierno-Banco Mundial-FMI, sus Estrategias de Reducción de la Pobreza (ERP). Las ERP eran en ese momento una nueva forma de condicionamiento impuesto a través de la Country Assistance Strategy (CAS) del Banco Mundial y de la Carta de Intenciones del FMI.
El condicionamiento surge para evitar que los países “malgasten los recursos provenientes de la condonación de la deuda”, y los usen exclusivamente en proyectos aprobados por el Banco y el FMI. El MDRI posterior fue una continuación del programa HIPC, siguiendo los mismos criterios. De esta manera, se seguían las “recetas” diseñadas en el norte aplicadas al sur global.
Los magros o nulos resultados de estos programas en cuanto a reducción de la pobreza son por demás conocidos. Los mejores resultados fueron efectivamente aquellos relacionados a la reducción de la deuda externa, que cayó a 2.207 millones de dólares en 2007, como se mencionó anteriormente.
Crecimiento económico y de la deuda
Cuando Evo Morales asumió la presidencia de Bolivia en enero de 2006, por un lado, se vio favorecido por un aumento de los precios del petróleo que a su vez permitió aumentar los ingresos por las exportaciones de gas a Argentina y Brasil.
Por otro lado, la Ley de Hidrocarburos de 2005 aumentó las ganancias para el Estado en impuestos y regalías hasta un 50%. Pero, dando un paso más, la nacionalización de mayo de ese mismo año permitió capturar aún mayores ingresos, al menos temporalmente. Esta dinámica ayudó a que la economía boliviana crezca con más vigor.
Así, gracias a ambos fenómenos (condonaciones por HIPC, HIPC II y MDRI por un lado, y el sostenido y fuerte crecimiento de la economía), la proporción de la deuda con respecto al PIB también mejoró considerablemente desde los años 2006 y 2007.
[caption id="attachment_492673" align="aligncenter" width="522"] Evolución deuda externa como % del PIB. Fuente: Ministerio de Economía con datos del BCB.[/caption]
Con un PIB superior a los 13 mil millones de dólares en 2006 (datos del INE), y el alivio de la deuda, la proporción entre deuda y PIB cayó de 51,6% en 2005 a 28,2% en 2006.
El año 2008 se registró el ratio más bajo entre deuda y PIB. Así, con una deuda externa de 2.442,8 millones de dólares y un PIB que superaba los 17.341 millones, el ratio llegó a lo que seguramente es uno de los más bajos de la historia económica contemporánea: apenas un 14,5%.
En 2009 la deuda pasó a 2.600 millones (16,7% del PIB), en 2010 a 2.890 millones (16,3%), en 2011 a 3.491 millones (15,9%), y en 2012 a 4.195 millones de dólares (16,6% del PIB). Desde entonces, tanto los montos absolutos de la deuda externa como su proporción respecto al PIB han vuelto a una tendencia a aumentar de manera permanente.
A partir de la crisis del precio del petróleo y de los minerales en 2013, que afecta hasta ahora la economía, Bolivia tuvo que aumentar sus niveles de deuda para lograr sus objetivos de crecimiento del PIB, un indicador que el gobierno decidió usar para mostrarse como exitoso en lo externo y para justificar todo tipo de medidas controversiales en lo interno.
Así, el 2013 la deuda subía a 5.583,8 millones de dólares, equivalente ya al 18,1% del PIB de ese año. Al 31 de julio de este 2019 la deuda externa reportada por el BCB asciende a 10.605,3 millones de dólares, equivalente al 24,6% del PIB en ese momento.
Aclaración sobre los 4 mil dólares per cápita del Vicepresidente
En un reciente debate entre los tres principales candidatos a la vicepresidencia, el actual vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, manifestó que el tamaño de la economía actual es de 42 mil millones de dólares, por lo que cada boliviano hoy en día “tiene 4.000 dólares en el bolsillo, en promedio". Estas declaraciones generaron distintos tipos de respuestas en medios de comunicación y redes sociales.
[caption id="attachment_492674" align="alignright" width="300"] El vicepresidente habló sobre deuda e ingreso per cápita.[/caption]
Vale aclarar, sin embargo, que según un boletín publicado hace poco por el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, la deuda externa per cápita (por persona) subió de 536 dólares en 2005 a 900 dólares en 2018, en tanto que el PIB per cápita se incrementó en más de tres veces, pasando de 1.037 dólares en 2005 a 3.589 millones en 2018.
“Este hecho histórico, refuta toda opinión pública que cada boliviano nace con deuda externa, pues lo correcto es señalar que cada persona posee un activo neto de 2.689 dólares (resultado de la diferencia entre el ingreso per cápita y la deuda externa per cápita)”, afirma textualmente la publicación del Ministerio de Economía.
Para 2019 se estima que el PIB per cápita haya subido hasta superar los 3.700 dólares. Con todo, y pese a las evidentes mejoras resaltadas por el Ministerio, datos del Banco Mundial dan cuenta que Bolivia sigue siendo uno de los países con menor PIB per cápita en el continente.
Su ubicación solamente supera las de Venezuela (que hasta hace unos años mostraba cifras mucho mejores), Honduras, Nicaragua y Haití, y está por debajo incluso de países como Ecuador, Surinam, Paraguay, Jamaica, Belice, Guyana, Guatemala o El Salvador.
Diversificación de la deuda externa, ¿bueno o malo?
Según el mismo Ministerio de Economía, el año 2005 el Banco Mundial y el FMI en conjunto representaban el 38,7% del total de la deuda externa pública, “deuda que era condicionada a la ejecución de políticas neoliberales”. Luego estaba el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) con 32,8%, y la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina) con el 17,6%, entre los más representativos acreedores.
En este sentido, la deuda externa estaba concentrada principalmente con acreedores multilaterales que alcanzaban al 91,5% del saldo adeudado.
[caption id="attachment_492675" align="aligncenter" width="402"] Deuda externa según acreedor, al 31 de julio de 2019. Fuente: Ministerio de Economía con datos BCB.[/caption]
Desde 2006 las fuentes de financiamiento externo se diversificaron y a julio de 2019 la estructura se compone de la siguiente forma: “en primer lugar se encuentra el BID con el 29,9%, en segundo lugar está la CAF con el 23,2%, en tercer lugar los inversionistas en Bonos Soberanos con el 18,9% (recursos destinados a diferentes proyectos como infraestructura vial, proyectos de salud y otra infraestructura)”, reporta el Ministerio de Economía.
En cuarto lugar como acreedor está la República Popular China con una participación del 9%, en quinto lugar el Banco Mundial con el 8,5%, y otros acreedores con el 10,6% del total de los 10.605 millones de dólares de deuda externa desembolsada hasta el 31 de julio de 2019.
Bonos soberanos y sus riesgos
El Ministerio de Economía celebra la diversificación de las fuentes de endeudamiento. Una de las novedades de esta diversificación ha sido la emisión de los bonos soberanos, medida promocionada por el gobierno como una forma de mostrarse internacionalmente como un país atractivo y solvente.
[caption id="attachment_492676" align="alignright" width="300"] Emisión de bonos soberanos, nuevas formas de endeudamiento.[/caption]
En 2012 se hizo una primera emisión de bonos soberanos por 500 millones de dólares, el 2013 se emitieron otros 500 millones, y en 2017 se aumentaron otros 1.000 millones (que finalmente lograron ser colocados en 2018). Cada emisión tiene un plazo de 10 años (es decir, vencen en 2022, 2023 y 2028, respectivamente). En total son 2 mil millones de dólares emitidos en bonos soberanos, que equivalen al 18,9% del total de la deuda externa.
Por otra parte, organismos internacionales especializados como el Comité para la Abolición de las Deudas Ilegítimas (CADTM) con sede en Bélgica, y la Red Europea sobre la Deuda y el Desarrollo (Eurodad), advierten que el endeudamiento soberano a través de bonos tiene sus riesgos específicos debido a que hay un vacío regulatorio internacional.
El caso de los Fondos Buitre que padeció Argentina con acreedores internacionales en años pasados, es sólo un ejemplo de las consecuencias que puede traer este tipo de vacíos regulatorios, que suelen perjudicar generalmente a los países más vulnerables frente a acreedores poderosos e influyentes.
Los datos oficiales muestran que, ni todo es una taza de leche como afirma el gobierno, ni todo es tan catastrófico como dice la oposición.
Al 31 de julio, el BCB reporta que el saldo total de deuda externa alcanzó los 10.605,3 millones de dólares. Efectivamente, ese total de deuda es el más elevado de la historia económica de Bolivia. Los datos del mismo BCB muestran que en 1996 la deuda significó 4.643,2 millones de dólares, cayó a 4.399,8 millones para 2003 y volvió a subir a 5.142,2 en 2004.
Ahora bien, por el tamaño de la economía boliviana, también es cierto que esos montos, como porcentaje del PIB, estaban por encima del límite del 50% que la Comunidad Andina de Naciones (CAN) considera como saludable. Así, la deuda en 1996 equivalía al 62,9% del PIB. En 2003 fue de 63,5%. El año 2004 bajó levemente al 57,4% y el 2005 al 51,6%.
A partir de 2005 y 2006 comenzó efectivamente otro ciclo en la historia reciente del crecimiento económico y del endeudamiento externo en Bolivia. La presente coyuntura político-electoral, donde candidatos y voceros de los distintos partidos políticos en pugna se atribuyen los logros y se acusan por los fracasos, obliga a puntualizar la realidad con datos oficiales.
Bajó la deuda, entre el sometimiento y la caridad
El año 2005 la deuda externa sumaba 4.941,7 millones de dólares (51,6% del PIB). Ese año, Bolivia se benefició de una significativa reducción de su deuda multilateral en el marco de la Iniciativa de Alivio de Deuda Multilateral (MDRI), creada por el grupo G8, el Banco Mundial, el FMI y otros acreedores multilaterales.
El MDRI funcionó como una prolongación del programa de alivio de deuda para Países Pobres Altamente Endeudados (HIPC), que se había aplicado en la región y otros países en años anteriores (ejecutada entre 2001 y 2007 en general, y particularmente en Bolivia durante el periodo 2001-2004 principalmente).
[caption id="attachment_492672" align="alignleft" width="252"] Bolivia y otros países pobres altamente endeudados (HIPC) beneficiarios de condonaciones de deuda.[/caption]
Gracias a estos programas, la deuda boliviana fue cayendo sostenidamente: de los 5.142 millones de dólares en 2003, a 3.248 millones en 2006 y luego nuevamente a 2.207 millones en 2007, que fue su punto más bajo.
¿A quién debe atribuirse entonces esta reducción de la deuda? Bolivia calificó para formar parte de los 22 países identificados a fines de 1999 -posteriormente serían 41- como países HIPC, que se vieron beneficiados con este importante alivio de la deuda, debido a sus elevados niveles de pobreza y de deuda externa y bajos niveles de ingresos.
Sin embargo, los organismos financiadores y condonantes tenían condiciones adicionales para que los países accedan este beneficio: también debían estar alineados con las políticas económicas del Consenso de Washington y haber aplicado todas las políticas de ajuste estructural en los años previos. Los gobiernos bolivianos entre 1985 y ese momento cumplían a cabalidad ambas condiciones.
Finalmente, para acceder a la condonación de la deuda, los países HIPC debían preparar, en un acuerdo tripartito entre Gobierno-Banco Mundial-FMI, sus Estrategias de Reducción de la Pobreza (ERP). Las ERP eran en ese momento una nueva forma de condicionamiento impuesto a través de la Country Assistance Strategy (CAS) del Banco Mundial y de la Carta de Intenciones del FMI.
El condicionamiento surge para evitar que los países “malgasten los recursos provenientes de la condonación de la deuda”, y los usen exclusivamente en proyectos aprobados por el Banco y el FMI. El MDRI posterior fue una continuación del programa HIPC, siguiendo los mismos criterios. De esta manera, se seguían las “recetas” diseñadas en el norte aplicadas al sur global.
Los magros o nulos resultados de estos programas en cuanto a reducción de la pobreza son por demás conocidos. Los mejores resultados fueron efectivamente aquellos relacionados a la reducción de la deuda externa, que cayó a 2.207 millones de dólares en 2007, como se mencionó anteriormente.
Crecimiento económico y de la deuda
Cuando Evo Morales asumió la presidencia de Bolivia en enero de 2006, por un lado, se vio favorecido por un aumento de los precios del petróleo que a su vez permitió aumentar los ingresos por las exportaciones de gas a Argentina y Brasil.
Por otro lado, la Ley de Hidrocarburos de 2005 aumentó las ganancias para el Estado en impuestos y regalías hasta un 50%. Pero, dando un paso más, la nacionalización de mayo de ese mismo año permitió capturar aún mayores ingresos, al menos temporalmente. Esta dinámica ayudó a que la economía boliviana crezca con más vigor.
Así, gracias a ambos fenómenos (condonaciones por HIPC, HIPC II y MDRI por un lado, y el sostenido y fuerte crecimiento de la economía), la proporción de la deuda con respecto al PIB también mejoró considerablemente desde los años 2006 y 2007.
[caption id="attachment_492673" align="aligncenter" width="522"] Evolución deuda externa como % del PIB. Fuente: Ministerio de Economía con datos del BCB.[/caption]
Con un PIB superior a los 13 mil millones de dólares en 2006 (datos del INE), y el alivio de la deuda, la proporción entre deuda y PIB cayó de 51,6% en 2005 a 28,2% en 2006.
El año 2008 se registró el ratio más bajo entre deuda y PIB. Así, con una deuda externa de 2.442,8 millones de dólares y un PIB que superaba los 17.341 millones, el ratio llegó a lo que seguramente es uno de los más bajos de la historia económica contemporánea: apenas un 14,5%.
En 2009 la deuda pasó a 2.600 millones (16,7% del PIB), en 2010 a 2.890 millones (16,3%), en 2011 a 3.491 millones (15,9%), y en 2012 a 4.195 millones de dólares (16,6% del PIB). Desde entonces, tanto los montos absolutos de la deuda externa como su proporción respecto al PIB han vuelto a una tendencia a aumentar de manera permanente.
A partir de la crisis del precio del petróleo y de los minerales en 2013, que afecta hasta ahora la economía, Bolivia tuvo que aumentar sus niveles de deuda para lograr sus objetivos de crecimiento del PIB, un indicador que el gobierno decidió usar para mostrarse como exitoso en lo externo y para justificar todo tipo de medidas controversiales en lo interno.
Así, el 2013 la deuda subía a 5.583,8 millones de dólares, equivalente ya al 18,1% del PIB de ese año. Al 31 de julio de este 2019 la deuda externa reportada por el BCB asciende a 10.605,3 millones de dólares, equivalente al 24,6% del PIB en ese momento.
Aclaración sobre los 4 mil dólares per cápita del Vicepresidente
En un reciente debate entre los tres principales candidatos a la vicepresidencia, el actual vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, manifestó que el tamaño de la economía actual es de 42 mil millones de dólares, por lo que cada boliviano hoy en día “tiene 4.000 dólares en el bolsillo, en promedio". Estas declaraciones generaron distintos tipos de respuestas en medios de comunicación y redes sociales.
[caption id="attachment_492674" align="alignright" width="300"] El vicepresidente habló sobre deuda e ingreso per cápita.[/caption]
Vale aclarar, sin embargo, que según un boletín publicado hace poco por el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, la deuda externa per cápita (por persona) subió de 536 dólares en 2005 a 900 dólares en 2018, en tanto que el PIB per cápita se incrementó en más de tres veces, pasando de 1.037 dólares en 2005 a 3.589 millones en 2018.
“Este hecho histórico, refuta toda opinión pública que cada boliviano nace con deuda externa, pues lo correcto es señalar que cada persona posee un activo neto de 2.689 dólares (resultado de la diferencia entre el ingreso per cápita y la deuda externa per cápita)”, afirma textualmente la publicación del Ministerio de Economía.
Para 2019 se estima que el PIB per cápita haya subido hasta superar los 3.700 dólares. Con todo, y pese a las evidentes mejoras resaltadas por el Ministerio, datos del Banco Mundial dan cuenta que Bolivia sigue siendo uno de los países con menor PIB per cápita en el continente.
Su ubicación solamente supera las de Venezuela (que hasta hace unos años mostraba cifras mucho mejores), Honduras, Nicaragua y Haití, y está por debajo incluso de países como Ecuador, Surinam, Paraguay, Jamaica, Belice, Guyana, Guatemala o El Salvador.
Diversificación de la deuda externa, ¿bueno o malo?
Según el mismo Ministerio de Economía, el año 2005 el Banco Mundial y el FMI en conjunto representaban el 38,7% del total de la deuda externa pública, “deuda que era condicionada a la ejecución de políticas neoliberales”. Luego estaba el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) con 32,8%, y la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina) con el 17,6%, entre los más representativos acreedores.
En este sentido, la deuda externa estaba concentrada principalmente con acreedores multilaterales que alcanzaban al 91,5% del saldo adeudado.
[caption id="attachment_492675" align="aligncenter" width="402"] Deuda externa según acreedor, al 31 de julio de 2019. Fuente: Ministerio de Economía con datos BCB.[/caption]
Desde 2006 las fuentes de financiamiento externo se diversificaron y a julio de 2019 la estructura se compone de la siguiente forma: “en primer lugar se encuentra el BID con el 29,9%, en segundo lugar está la CAF con el 23,2%, en tercer lugar los inversionistas en Bonos Soberanos con el 18,9% (recursos destinados a diferentes proyectos como infraestructura vial, proyectos de salud y otra infraestructura)”, reporta el Ministerio de Economía.
En cuarto lugar como acreedor está la República Popular China con una participación del 9%, en quinto lugar el Banco Mundial con el 8,5%, y otros acreedores con el 10,6% del total de los 10.605 millones de dólares de deuda externa desembolsada hasta el 31 de julio de 2019.
Bonos soberanos y sus riesgos
El Ministerio de Economía celebra la diversificación de las fuentes de endeudamiento. Una de las novedades de esta diversificación ha sido la emisión de los bonos soberanos, medida promocionada por el gobierno como una forma de mostrarse internacionalmente como un país atractivo y solvente.
[caption id="attachment_492676" align="alignright" width="300"] Emisión de bonos soberanos, nuevas formas de endeudamiento.[/caption]
En 2012 se hizo una primera emisión de bonos soberanos por 500 millones de dólares, el 2013 se emitieron otros 500 millones, y en 2017 se aumentaron otros 1.000 millones (que finalmente lograron ser colocados en 2018). Cada emisión tiene un plazo de 10 años (es decir, vencen en 2022, 2023 y 2028, respectivamente). En total son 2 mil millones de dólares emitidos en bonos soberanos, que equivalen al 18,9% del total de la deuda externa.
Por otra parte, organismos internacionales especializados como el Comité para la Abolición de las Deudas Ilegítimas (CADTM) con sede en Bélgica, y la Red Europea sobre la Deuda y el Desarrollo (Eurodad), advierten que el endeudamiento soberano a través de bonos tiene sus riesgos específicos debido a que hay un vacío regulatorio internacional.
El caso de los Fondos Buitre que padeció Argentina con acreedores internacionales en años pasados, es sólo un ejemplo de las consecuencias que puede traer este tipo de vacíos regulatorios, que suelen perjudicar generalmente a los países más vulnerables frente a acreedores poderosos e influyentes.