Reservas internacionales nutren a grandes bancos “fraudulentos”
Diversas fuentes de información colocan a varios de los grandes bancos internacionales en controversiales listas, como las de riesgo sistémico, las de infractores de las débiles regulaciones existentes, e incluso en listas de bancos fraudulentos. En esas listas figuran un importante número de...



Diversas fuentes de información colocan a varios de los grandes bancos internacionales en controversiales listas, como las de riesgo sistémico, las de infractores de las débiles regulaciones existentes, e incluso en listas de bancos fraudulentos. En esas listas figuran un importante número de entidades financieras en las que Bolivia “invierte” sus reservas de divisas.
Entre las más recientes listas está una generada por el Observatorio Económico Latinoamericano (OBELA), que revela los bancos que violaron la protección del inversionista, abusaron de valores tóxicos, y manipularon tasas de interés. Entre otros, el OBELA menciona al Deutsche Bank, al Credit Suisse, UBS, Barclays, JP Morgan Chase, Citigroup, Morgan Stanley y Bank of America.
Algunas de estas entidades son mencionadas en el último Informe de Administración de las Reservas Internacionales Netas (RIN) al 31 de diciembre de 2018, publicada por el Banco Central de Bolivia (BCB), como “contrapartes bancarias” en las que se invierten las reservas internacionales bolivianas.
Tal es el caso del JP Morgan Chase, que se benefició con 411,8 millones de dólares, del Bank of America, que recibió 80,1 millones (de EEUU), y Barclays, que obtuvo 285,8 millones de dólares de las RIN bolivianas en calidad de “inversión”.
Los investigadores Óscar Ugarteche, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM SNI/CONACYT (México) y Coordinador del OBELA, y Larry Vargas, de la Universidad Autónoma de Puebla y del OBELA, señalan que estos grandes bancos están obteniendo ganancias “a través de actividades fraudulentas que son multadas, pero no criminalizadas”.
Asimismo, advierten que estos y otros grandes bancos “actúan de manera mafiosa, en colaboración con sus pares, donde el negocio no es otorgar créditos, sino realizar actividades ilegales junto con otros bancos pares con miras de obtener beneficios económicos extraordinarios y luego pagar la multa”.
Enredos de los beneficiarios de las RIN bolivianas
En gestiones pasadas, el Fondo Monetario Internacional (FMI) identificó varios bancos sistémicos de importancia global que pueden quebrar o ser parte de un efecto dominó en caso de que alguno de ellos sufra una quiebra (riesgo sistémico).
Entre estos bancos riesgosos están otra vez al menos 4 bancos que recibieron y reciben las RIN bolivianas: JP Morgan, Bank of America, Standard Chartered Bank, ING Bank -además de Barclays, que fue uno de los principales beneficiarios de la liquidez del Tesoro General del Estado (TGE) en pasados años.
Pero en los informes de inversión de las RIN del BCB de anteriores gestiones no estaban disponibles a detalle los montos las RIN y del TGE está en cada banco.
Cabe aclarar que tampoco se tiene datos sobre los otros bancos y entidades financieras internacionales donde están las RIN, porque el informe del BCB únicamente menciona los bancos que tuvieron una mejora en su calificación de riesgo y no la totalidad de entidades en las que se invierte.
En ese sentido, el informe señala que también los bancos franceses Banque Populaire Caisse D’Epargne (BPCE), BRED Banque Populaire y Natixis subierno su calificación de riesgo, y que “se tienen inversiones” por 106,8 millones de dólares en BRED Banque Populaire y 422,5 millones en Natixis, pero no se detalla cuánto en el BPCE.
Calificadoras de riesgo, ¿les creemos?
El Reglamento para la Administración de las Reservas Internacionales establece que el BCB “invierte las reservas internacionales únicamente en entidades financieras, organismos internacionales, agencias gubernamentales y países, que tengan una alta calidad crediticia, con una calificación de riesgo crediticio igual o superior a A”.
Es por esta razón que las RIN siguen nutriendo a la gran banca internacional, por más inestables que sean, o por más “mafioso” o “fraudulento” que sea su accionar. Criterios similares suelen utilizarse para definir el destino de los recursos del TGE (también similares al de las RIN), ya que existe coordinación entre el Viceministerio de Tesoro y Crédito Público y el BCB para este tipo de operaciones.
[caption id="attachment_252385" align="alignright" width="341"] El oligopolio de calificadoras de riesgo, todas anglosajonas.[/caption]
Pero, ¿quién califica el riesgo crediticio de estos beneficiarios internacionales? Respuesta: existe un oligopolio de 3 calificadoras de riesgo, y que calificaron las deudas de Bolivia, EEUU y muchísimos otros países. Las 3 son anglosajonas: la Fitch Ratings, la Standard and Poors (S&P) y Moody’s, con sedes en EEUU e Inglaterra.
Bolivia está atada a este oligopolio, según el artículo 23 del propio reglamento de inversiones del BCB: “Las calificaciones de riesgo crediticio mencionadas en este Reglamento corresponden a la Agencia Fitch Information Inc. En caso de utilizarse calificaciones de otra Agencia Calificadora de riesgo crediticio se tomarán en cuenta las calificaciones equivalentes a la Agencia Fitch Information Inc.”.
Las tres calificadoras han tenido prácticas cuestionadas en los últimos años. El más famoso es el caso de Lehman Brothers en 2008, cuando sus acciones y activos financieros tenían calificaciones de AAA (las más altas del mercado), cuando en los hechos se demostró que dichos activos no valían nada.
Otro ejemplo se dio en Australia, donde una jueza condenó a S&P a pagarle a 13 municipios, que, por haber sido mal asesorados por esta calificadora, fueron estafados y perdieron 30 millones de dólares a manos del banco ABN Amro. También cayeron dos bancos uruguayos que contaban con la calificación de máxima confiabilidad asignada por S&P.
Casos graves ocurrieron antes, cuando los gigantes estadounidenses Enron y WorldCom fraguaban sus contabilidades ocultando deudas, y contaban con las más altas calificaciones de S&P, Moody’s y Fitch Ratings.
Actualmente, las calificadoras de riesgo supervisan los presupuestos de la Unión Europea y de otros países, según el investigador argentino Luis Balaguer, bajo la influencia de Wall Street y la City de Londres, “formando parte de la economía al servicio del FMI, del Banco Mundial y la Comisión Europea”.
Balaguer también advierte que existen “asociaciones de banqueros y fondos de inversión que se encuentran detrás de estas agencias calificadoras, como Goldman Sachs, Deutsche Bank, JP Morgan, Bank of America, Citizens Financial Grup, Citi Group, SAC Capital Advisors y Soros Fund Managment”.
No es rebuscada esta afirmación, ya que, al ser empresas privadas, las calificadoras son contratadas y pagadas por las empresas y entidades que califican, lo que puede generar falta de objetividad y conflictos de interés.
Repatriación de recursos
Hace poco, la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI), modificó el “Reglamento de Inversiones en Activos Fijos y Operaciones con Entidades del Exterior” reduciendo los límites de inversión y liquidez que las entidades financieras pueden mantener en el extranjero.
La medida, fue aplaudida por economistas como Miguel Ángel Marañón, quien argumentó recientemente que “el stock de capital de una economía es fundamental para sostener el crecimiento; la repatriación de los fondos de la banca permitiría canalizar esta inversión privada hacia rubros como la hotelería, turismo, construcción, industria y otros servicios como transporte y comunicaciones”.
En efecto, usar el ahorro interno de Bolivia para invertir y potenciar el aparato productivo de la misma Bolivia es lo que dicta el sentido común. El problema es que, mientras el gobierno dispone la repatriación del capital privado boliviano (en total unos 500 millones de dólares con la modificada normativa ASFI), no se hace lo mismo con las reservas de divisas y la liquidez del TGE, que siguen nutriendo las economías desarrolladas y la controversial banca internacional.
[caption id="attachment_252386" align="aligncenter" width="587"] Composición de las RIN por país. Fuente: BCB[/caption]
Según el último informe de administración de las RIN del BCB, “al 31 de diciembre de 2018, el 28% de las Reservas Internacionales se encuentran invertidas en Francia, el 14% en Inglaterra y el 11% en Estados Unidos”.
También se detalla que 10% están en Alemania, 9% en Corea del Sur, 8% en China. “Durante la gestión se incrementaron las inversiones en Inglaterra, Alemania, Suiza, Corea del Sur, Holanda y Canadá”, agrega el documento.
Por otra parte, los préstamos que el BCB ha realizado dentro de Bolivia se han limitado a empresas estatales (YPFB, ENDE, etc.), para mega-proyectos cuyo objetivo es generar divisas. Pero el grueso de las RIN sigue exportándose por retornos que el 2018 alcanzaron apenas el 1,76%.
Asimismo, nada garantiza que el capital privado repatriado se canalice adecuadamente para potenciar los sectores generadores de empleo e ingresos, según los cuestionamientos que la Sociedad de Ingenieros de Bolivia (SIB) viene realizando desde hace años a las normas de contratación estatal que rigen desde la década de 1990 o incluso antes.
Dichas normas (como la Resolución Suprema 216145 de 1995, el Decreto Supremo 25964 de 2000, el DS 27328 de 2004, el DS 29190 de julio de 2007 y, luego, el sucedáneo de los anteriores, el D.S 0181 de junio de 2009) establecen criterios de selección de proveedores de bienes y servicios que benefician al proveedor extranjero en detrimento del proveedor boliviano, sea este micro, pequeño, mediano o gran empresa.
Gracias a esto, las empresas extranjeras se han beneficiado con miles de millones de dólares de dinero estatal a lo largo de este periodo. Como ejemplo, un botón: 4 mil millones sólo entre 2013 y 2015, según los datos de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia (SIB).
Si no se modifica radicalmente este marco normativo, la repatriación de capital privado o incluso de las RIN, puede terminar reproduciendo el mismo círculo vicioso que vuelve a extranjerizar las divisas bolivianas, ya que las grandes obras, como carreteras, puentes, represas, fábricas, etc., seguirían siendo adjudicadas a empresas brasileras, chinas, italianas, españolas, indias y demás.
Tanto para la SIB como para la Cámara Boliviana de Construcción (Caboco), lo primero y principal debe ser “nacionalizar las compras estatales”, pero no sólo las compras menores que ya se realizan (cemento, lácteos, etc.), sino sobre todo las adjudicaciones de grandes obras, para que lo repatriado no se vuelva a ir.
Las RIN de bajada, ¿una nueva era?
[caption id="attachment_252387" align="aligncenter" width="615"] Evolución de las RIN. Fuente: BCB[/caption]
Desde 2014/2015, las RIN no dejan de caer. Según el informe oficial del BCB, al 31 de diciembre de 2018, éstas alcanzaron 8.946,3 millones de dólares, una reducción de 1.314,3 millones con relación a diciembre de 2017.
Al 22 de marzo de 2019, las RIN cayeron a 8.125 millones de dólares, con lo que éstas están a un nivel inferior al del año 2009, cuando alcanzaron 8.580 millones.
Pero siguen cayendo. Pocos días después, al 28 de marzo del mismo año, el BCB reportó que las RIN bajaron a 7,959.6 millones de dólares. Esta cifra es apenas mayor que la de las RIN del año 2008, que se situaron en 7.722 millones de dólares.
Entre las más recientes listas está una generada por el Observatorio Económico Latinoamericano (OBELA), que revela los bancos que violaron la protección del inversionista, abusaron de valores tóxicos, y manipularon tasas de interés. Entre otros, el OBELA menciona al Deutsche Bank, al Credit Suisse, UBS, Barclays, JP Morgan Chase, Citigroup, Morgan Stanley y Bank of America.
Algunas de estas entidades son mencionadas en el último Informe de Administración de las Reservas Internacionales Netas (RIN) al 31 de diciembre de 2018, publicada por el Banco Central de Bolivia (BCB), como “contrapartes bancarias” en las que se invierten las reservas internacionales bolivianas.
Tal es el caso del JP Morgan Chase, que se benefició con 411,8 millones de dólares, del Bank of America, que recibió 80,1 millones (de EEUU), y Barclays, que obtuvo 285,8 millones de dólares de las RIN bolivianas en calidad de “inversión”.
Los investigadores Óscar Ugarteche, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM SNI/CONACYT (México) y Coordinador del OBELA, y Larry Vargas, de la Universidad Autónoma de Puebla y del OBELA, señalan que estos grandes bancos están obteniendo ganancias “a través de actividades fraudulentas que son multadas, pero no criminalizadas”.
Asimismo, advierten que estos y otros grandes bancos “actúan de manera mafiosa, en colaboración con sus pares, donde el negocio no es otorgar créditos, sino realizar actividades ilegales junto con otros bancos pares con miras de obtener beneficios económicos extraordinarios y luego pagar la multa”.
Enredos de los beneficiarios de las RIN bolivianas
En gestiones pasadas, el Fondo Monetario Internacional (FMI) identificó varios bancos sistémicos de importancia global que pueden quebrar o ser parte de un efecto dominó en caso de que alguno de ellos sufra una quiebra (riesgo sistémico).
Entre estos bancos riesgosos están otra vez al menos 4 bancos que recibieron y reciben las RIN bolivianas: JP Morgan, Bank of America, Standard Chartered Bank, ING Bank -además de Barclays, que fue uno de los principales beneficiarios de la liquidez del Tesoro General del Estado (TGE) en pasados años.
Pero en los informes de inversión de las RIN del BCB de anteriores gestiones no estaban disponibles a detalle los montos las RIN y del TGE está en cada banco.
Cabe aclarar que tampoco se tiene datos sobre los otros bancos y entidades financieras internacionales donde están las RIN, porque el informe del BCB únicamente menciona los bancos que tuvieron una mejora en su calificación de riesgo y no la totalidad de entidades en las que se invierte.
En ese sentido, el informe señala que también los bancos franceses Banque Populaire Caisse D’Epargne (BPCE), BRED Banque Populaire y Natixis subierno su calificación de riesgo, y que “se tienen inversiones” por 106,8 millones de dólares en BRED Banque Populaire y 422,5 millones en Natixis, pero no se detalla cuánto en el BPCE.
Calificadoras de riesgo, ¿les creemos?
El Reglamento para la Administración de las Reservas Internacionales establece que el BCB “invierte las reservas internacionales únicamente en entidades financieras, organismos internacionales, agencias gubernamentales y países, que tengan una alta calidad crediticia, con una calificación de riesgo crediticio igual o superior a A”.
Es por esta razón que las RIN siguen nutriendo a la gran banca internacional, por más inestables que sean, o por más “mafioso” o “fraudulento” que sea su accionar. Criterios similares suelen utilizarse para definir el destino de los recursos del TGE (también similares al de las RIN), ya que existe coordinación entre el Viceministerio de Tesoro y Crédito Público y el BCB para este tipo de operaciones.
[caption id="attachment_252385" align="alignright" width="341"] El oligopolio de calificadoras de riesgo, todas anglosajonas.[/caption]
Pero, ¿quién califica el riesgo crediticio de estos beneficiarios internacionales? Respuesta: existe un oligopolio de 3 calificadoras de riesgo, y que calificaron las deudas de Bolivia, EEUU y muchísimos otros países. Las 3 son anglosajonas: la Fitch Ratings, la Standard and Poors (S&P) y Moody’s, con sedes en EEUU e Inglaterra.
Bolivia está atada a este oligopolio, según el artículo 23 del propio reglamento de inversiones del BCB: “Las calificaciones de riesgo crediticio mencionadas en este Reglamento corresponden a la Agencia Fitch Information Inc. En caso de utilizarse calificaciones de otra Agencia Calificadora de riesgo crediticio se tomarán en cuenta las calificaciones equivalentes a la Agencia Fitch Information Inc.”.
Las tres calificadoras han tenido prácticas cuestionadas en los últimos años. El más famoso es el caso de Lehman Brothers en 2008, cuando sus acciones y activos financieros tenían calificaciones de AAA (las más altas del mercado), cuando en los hechos se demostró que dichos activos no valían nada.
Otro ejemplo se dio en Australia, donde una jueza condenó a S&P a pagarle a 13 municipios, que, por haber sido mal asesorados por esta calificadora, fueron estafados y perdieron 30 millones de dólares a manos del banco ABN Amro. También cayeron dos bancos uruguayos que contaban con la calificación de máxima confiabilidad asignada por S&P.
Casos graves ocurrieron antes, cuando los gigantes estadounidenses Enron y WorldCom fraguaban sus contabilidades ocultando deudas, y contaban con las más altas calificaciones de S&P, Moody’s y Fitch Ratings.
Actualmente, las calificadoras de riesgo supervisan los presupuestos de la Unión Europea y de otros países, según el investigador argentino Luis Balaguer, bajo la influencia de Wall Street y la City de Londres, “formando parte de la economía al servicio del FMI, del Banco Mundial y la Comisión Europea”.
Balaguer también advierte que existen “asociaciones de banqueros y fondos de inversión que se encuentran detrás de estas agencias calificadoras, como Goldman Sachs, Deutsche Bank, JP Morgan, Bank of America, Citizens Financial Grup, Citi Group, SAC Capital Advisors y Soros Fund Managment”.
No es rebuscada esta afirmación, ya que, al ser empresas privadas, las calificadoras son contratadas y pagadas por las empresas y entidades que califican, lo que puede generar falta de objetividad y conflictos de interés.
Repatriación de recursos
Hace poco, la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI), modificó el “Reglamento de Inversiones en Activos Fijos y Operaciones con Entidades del Exterior” reduciendo los límites de inversión y liquidez que las entidades financieras pueden mantener en el extranjero.
La medida, fue aplaudida por economistas como Miguel Ángel Marañón, quien argumentó recientemente que “el stock de capital de una economía es fundamental para sostener el crecimiento; la repatriación de los fondos de la banca permitiría canalizar esta inversión privada hacia rubros como la hotelería, turismo, construcción, industria y otros servicios como transporte y comunicaciones”.
En efecto, usar el ahorro interno de Bolivia para invertir y potenciar el aparato productivo de la misma Bolivia es lo que dicta el sentido común. El problema es que, mientras el gobierno dispone la repatriación del capital privado boliviano (en total unos 500 millones de dólares con la modificada normativa ASFI), no se hace lo mismo con las reservas de divisas y la liquidez del TGE, que siguen nutriendo las economías desarrolladas y la controversial banca internacional.
[caption id="attachment_252386" align="aligncenter" width="587"] Composición de las RIN por país. Fuente: BCB[/caption]
Según el último informe de administración de las RIN del BCB, “al 31 de diciembre de 2018, el 28% de las Reservas Internacionales se encuentran invertidas en Francia, el 14% en Inglaterra y el 11% en Estados Unidos”.
También se detalla que 10% están en Alemania, 9% en Corea del Sur, 8% en China. “Durante la gestión se incrementaron las inversiones en Inglaterra, Alemania, Suiza, Corea del Sur, Holanda y Canadá”, agrega el documento.
Por otra parte, los préstamos que el BCB ha realizado dentro de Bolivia se han limitado a empresas estatales (YPFB, ENDE, etc.), para mega-proyectos cuyo objetivo es generar divisas. Pero el grueso de las RIN sigue exportándose por retornos que el 2018 alcanzaron apenas el 1,76%.
Asimismo, nada garantiza que el capital privado repatriado se canalice adecuadamente para potenciar los sectores generadores de empleo e ingresos, según los cuestionamientos que la Sociedad de Ingenieros de Bolivia (SIB) viene realizando desde hace años a las normas de contratación estatal que rigen desde la década de 1990 o incluso antes.
Dichas normas (como la Resolución Suprema 216145 de 1995, el Decreto Supremo 25964 de 2000, el DS 27328 de 2004, el DS 29190 de julio de 2007 y, luego, el sucedáneo de los anteriores, el D.S 0181 de junio de 2009) establecen criterios de selección de proveedores de bienes y servicios que benefician al proveedor extranjero en detrimento del proveedor boliviano, sea este micro, pequeño, mediano o gran empresa.
Gracias a esto, las empresas extranjeras se han beneficiado con miles de millones de dólares de dinero estatal a lo largo de este periodo. Como ejemplo, un botón: 4 mil millones sólo entre 2013 y 2015, según los datos de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia (SIB).
Si no se modifica radicalmente este marco normativo, la repatriación de capital privado o incluso de las RIN, puede terminar reproduciendo el mismo círculo vicioso que vuelve a extranjerizar las divisas bolivianas, ya que las grandes obras, como carreteras, puentes, represas, fábricas, etc., seguirían siendo adjudicadas a empresas brasileras, chinas, italianas, españolas, indias y demás.
Tanto para la SIB como para la Cámara Boliviana de Construcción (Caboco), lo primero y principal debe ser “nacionalizar las compras estatales”, pero no sólo las compras menores que ya se realizan (cemento, lácteos, etc.), sino sobre todo las adjudicaciones de grandes obras, para que lo repatriado no se vuelva a ir.
Las RIN de bajada, ¿una nueva era?
[caption id="attachment_252387" align="aligncenter" width="615"] Evolución de las RIN. Fuente: BCB[/caption]
Desde 2014/2015, las RIN no dejan de caer. Según el informe oficial del BCB, al 31 de diciembre de 2018, éstas alcanzaron 8.946,3 millones de dólares, una reducción de 1.314,3 millones con relación a diciembre de 2017.
Al 22 de marzo de 2019, las RIN cayeron a 8.125 millones de dólares, con lo que éstas están a un nivel inferior al del año 2009, cuando alcanzaron 8.580 millones.
Pero siguen cayendo. Pocos días después, al 28 de marzo del mismo año, el BCB reportó que las RIN bajaron a 7,959.6 millones de dólares. Esta cifra es apenas mayor que la de las RIN del año 2008, que se situaron en 7.722 millones de dólares.