El jesuita condenado por abuso que fue destinado a Bolivia
Unos de los hechos más escandalosos que dejó este 2018 en el acontecer internacional lo constituyeron sin lugar a dudas las noticias sobre los abusos sexuales en diferentes partes del mundo, entre éstos sobresalen los ocurridos en Chile, España y la terrible cifra de casos que se registraron...



Unos de los hechos más escandalosos que dejó este 2018 en el acontecer internacional lo constituyeron sin lugar a dudas las noticias sobre los abusos sexuales en diferentes partes del mundo, entre éstos sobresalen los ocurridos en Chile, España y la terrible cifra de casos que se registraron en Pensilvania y Estados Unidos.
En Chile, más de 100 clérigos católicos están siendo investigados hasta el momento por presuntos delitos sexuales y por intentar encubrirlos, en un escándalo que atormentó al Papa Francisco y que tiene aún en crisis a la iglesia chilena.
Todo comenzó hace décadas cuando el padre Fernando Karadima, párroco de Santiago, se convirtió en el depredador sexual más famoso de Chile. Años después, en 2011, Karadima fue suspendido por el Vaticano, que también le ordenó llevar una vida de penitencia y oración.
Y no fue sino hasta el 28 de septiembre de 2018 cuando el papa Francisco finalmente lo despojó de su condición de sacerdote. El caso de Karadima fue el más discutido en parte del 2018, aunque a esto se suma lo ocurrido en el pasado mes de mayo, cuando 34 obispos chilenos pusieron su cargo a disposición tras reconocer que habían cometido “graves errores y omisiones”.
Tiempo después el sumo pontífice expulsó a dos obispos más, Francisco José Cox y Marco Antonio Órdenes Fernández, quienes fueron acusados de haber cometido abusos a menores de edad.
Sin embargo, un hecho que revolucionó en los últimos días a Bolivia fue la revelación que publicó El País que en una nota de prensa indica que el jesuita, Luis Tó González, y un agustino recoleto, José Luis Untoria Mahave, recibieron en los noventa dos de las escasas condenas de cárcel por abusos de menores en España en aquellos años, en 1992 y 1997, respectivamente, y los dos tuvieron idéntico destino: enviados de misiones a América Latina, al no ingresar en prisión por ser penas de dos años y no tener antecedentes.
Luis Tó, profesor del colegio San Ignacio de Barcelona y condenado por abusar de una menor de ocho años, cuando él tenía 57, fue trasladado a Bolivia a los dos meses de la sentencia. José Luis Untoria, profesor en el colegio Santo Tomás de Villanueva de Salamanca, condenado por abusar de diez alumnos del internado, partió a Perú. Tras el eco mediático de sus condenas, casi nada se supo de destino posterior.
Consultadas ambas órdenes, justifican la decisión de sacarlos del país. “Se veía conveniente alejarle de Barcelona”, dicen los jesuitas. “De esta manera, se le ocupó en tareas donde estuviera alejado del trato con menores”, explican los agustinos recoletos. Ninguna de las dos órdenes abrió un proceso canónico ni tomó luego mayores medidas disciplinarias, salvo prohibirles la actividad docente.
Lo que se dice en Bolivia
La Curia Provincial de la Compañía de Jesús en Bolivia informó que el padre Luis Tó, sentenciado por abuso a una menor en España, fue enviado a la provincia donde hasta su muerte en 2017, cumplió funciones administrativas y ejecutivas y no tuvo vinculación con actividades pedagógicas o relación con menores en centros educativos.
La Curia señaló que el mencionado caso siempre fue de conocimiento de las autoridades competentes y que, el padre Tó fue sometido a un proceso judicial en 1992 que terminó con una sentencia por la justicia española, pero no ingresó en prisión por ser penas de dos años y no tener antecedentes, según el comunicado que fue emitido después de las informaciones publicadas en algunos medios de comunicación.
“Durante el tiempo que Luis Tó estuvo en la provincia y hasta su fallecimiento en 2017 los superiores de la Orden tomaron los recaudos necesarios para dar cumplimiento a lo establecido judicialmente, por la vía civil, por lo que se tuvo una supervisión y acompañamiento constantes. En tal sentido, los cargos y funciones que desarrolló el P. Tó en todo este período estuvieron enmarcadas en aspectos administrativos o ejecutivos y no así en acompañamiento pedagógico o en relación con menores en centros educativos”, aclaró en el comunicado la Orden.
Detallan que su trabajo en el Centro de Multiservicios Educativos (CEMSE) fue como miembro del directorio; mientras que en Fe y Alegría formó parte del equipo de planeamiento, responsable de estadística y base de datos, además de colaborar en la revisión de equipos de computación.
Asimismo “Los jesuitas reconocemos que las decisiones asumidas no siempre pueden haber ayudado a un manejo más atinado de la situación, pedimos perdón por todo daño ocasionado a menores, y si se presentase cualquier nuevo caso nos comprometemos a actuar con la transparencia y rigurosidad que estos casos exigen, coadyuvando con la investigación y las posibles sanciones por la vía civil y canónica correspondientes”, añade el comunicado público.
La Curia de la Compañía de Jesús precisa que se cumplió la sentencia judicial, porque incluso el padre Tó “recibió acompañamiento psiquiátrico y psicoterapéutico en los años posteriores, tanto en España como en Bolivia y en el Perú”.
Señalan que después del hecho sucedido en España no recibieron denuncias sobre abusos a menores y aseguran que en caso de presentarse alguna, “se actuará con la política establecida por la Santa Sede de ‘tolerancia cero’ frente a estos actos condenables, con el fin de hacer justicia a las víctimas”.
La muerte del jesuita
El sacerdote jesuita, Luis Tó González, falleció en abril de 2017, en Cochabamba a la edad de 82 años, después de que presentó complicaciones en su salud.
“El 11 de abril a horas 20:00 ha fallecido el padre jesuita, Luis Tó González, después de un estado de salud muy delicado que atravesó durante este último cuatrimestre”, informaron desde la curia.
Luis Tó Gonzáles nació en España y tras su ingreso a la Compañía de Jesús fue destinado a Bolivia, donde trabajó por muchos años, primero en la ciudad de El Alto y más tarde en La Paz. Dedicó gran parte de su vida al servicio de la población.
Colaboró en el Centro de Multiservicios Educativos (CEMSE), obra social de la Compañía de Jesús al servicio de la educación fiscal boliviana, también brindó su servicio en las escuelas populares de Fe y Alegría.
Al tener problemas cardíacos y pulmonares tuvo que trasladarse a Cochabamba donde colaboró en la Parroquia de la Compañía y en la Casa de los Padres Jesuitas de La Esperanza.
Sus restos fueron velados en la Residencia de Nuestra Señora de La Esperanza, ubicada en la calle Bolívar de la capital valluna.
APUNTES SOBRE LA DENUNCIA
Antecedente
La sentencia detalla los relatos de 10 alumnos de 12 a 14 años de cómo el religioso Luis Tó González, de 42 años, se introducía en sus habitaciones por las noches. “Lo cierto es que había casi un centenar de chicos que le acusaban, pero sólo 10 llegaron hasta el final y denunciaron”, recuerda Manuela Torres, quien fue la abogada de la acusación. Una de las víctimas se suicidó tras el proceso.
Testigo
En el juicio, uno de los menores relató que “con unas tijeras atrancaba algunas noches el pestillo de la puerta, circunstancia que provocaba que el inculpado por el día le ignorara, sin hablarle, ni alinearle en los partidos, tratándole con absoluta indiferencia, por lo que el menor volvió a dejar expedita la puerta, sufriendo estos tocamientos”.
Su muerte
Tó vivió siempre en Bolivia, mientras que Untoria regresó en 2009 a España y fue destinado al monasterio de San Millán de la Cogolla, en La Rioja. Ambos fallecieron el año pasado. “La única razón para trasladarlo, entiendo, fue que se rehabilitara, sabiendo que había que tener cuidado y vigilarlo”, explica Daniel Ayala, el actual provincial de los agustinos recoletos.
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En Chile, más de 100 clérigos católicos están siendo investigados hasta el momento por presuntos delitos sexuales y por intentar encubrirlos, en un escándalo que atormentó al Papa Francisco y que tiene aún en crisis a la iglesia chilena.
Todo comenzó hace décadas cuando el padre Fernando Karadima, párroco de Santiago, se convirtió en el depredador sexual más famoso de Chile. Años después, en 2011, Karadima fue suspendido por el Vaticano, que también le ordenó llevar una vida de penitencia y oración.
Y no fue sino hasta el 28 de septiembre de 2018 cuando el papa Francisco finalmente lo despojó de su condición de sacerdote. El caso de Karadima fue el más discutido en parte del 2018, aunque a esto se suma lo ocurrido en el pasado mes de mayo, cuando 34 obispos chilenos pusieron su cargo a disposición tras reconocer que habían cometido “graves errores y omisiones”.
Tiempo después el sumo pontífice expulsó a dos obispos más, Francisco José Cox y Marco Antonio Órdenes Fernández, quienes fueron acusados de haber cometido abusos a menores de edad.
Sin embargo, un hecho que revolucionó en los últimos días a Bolivia fue la revelación que publicó El País que en una nota de prensa indica que el jesuita, Luis Tó González, y un agustino recoleto, José Luis Untoria Mahave, recibieron en los noventa dos de las escasas condenas de cárcel por abusos de menores en España en aquellos años, en 1992 y 1997, respectivamente, y los dos tuvieron idéntico destino: enviados de misiones a América Latina, al no ingresar en prisión por ser penas de dos años y no tener antecedentes.
Luis Tó, profesor del colegio San Ignacio de Barcelona y condenado por abusar de una menor de ocho años, cuando él tenía 57, fue trasladado a Bolivia a los dos meses de la sentencia. José Luis Untoria, profesor en el colegio Santo Tomás de Villanueva de Salamanca, condenado por abusar de diez alumnos del internado, partió a Perú. Tras el eco mediático de sus condenas, casi nada se supo de destino posterior.
Consultadas ambas órdenes, justifican la decisión de sacarlos del país. “Se veía conveniente alejarle de Barcelona”, dicen los jesuitas. “De esta manera, se le ocupó en tareas donde estuviera alejado del trato con menores”, explican los agustinos recoletos. Ninguna de las dos órdenes abrió un proceso canónico ni tomó luego mayores medidas disciplinarias, salvo prohibirles la actividad docente.
Lo que se dice en Bolivia
La Curia Provincial de la Compañía de Jesús en Bolivia informó que el padre Luis Tó, sentenciado por abuso a una menor en España, fue enviado a la provincia donde hasta su muerte en 2017, cumplió funciones administrativas y ejecutivas y no tuvo vinculación con actividades pedagógicas o relación con menores en centros educativos.
La Curia señaló que el mencionado caso siempre fue de conocimiento de las autoridades competentes y que, el padre Tó fue sometido a un proceso judicial en 1992 que terminó con una sentencia por la justicia española, pero no ingresó en prisión por ser penas de dos años y no tener antecedentes, según el comunicado que fue emitido después de las informaciones publicadas en algunos medios de comunicación.
“Durante el tiempo que Luis Tó estuvo en la provincia y hasta su fallecimiento en 2017 los superiores de la Orden tomaron los recaudos necesarios para dar cumplimiento a lo establecido judicialmente, por la vía civil, por lo que se tuvo una supervisión y acompañamiento constantes. En tal sentido, los cargos y funciones que desarrolló el P. Tó en todo este período estuvieron enmarcadas en aspectos administrativos o ejecutivos y no así en acompañamiento pedagógico o en relación con menores en centros educativos”, aclaró en el comunicado la Orden.
Detallan que su trabajo en el Centro de Multiservicios Educativos (CEMSE) fue como miembro del directorio; mientras que en Fe y Alegría formó parte del equipo de planeamiento, responsable de estadística y base de datos, además de colaborar en la revisión de equipos de computación.
Asimismo “Los jesuitas reconocemos que las decisiones asumidas no siempre pueden haber ayudado a un manejo más atinado de la situación, pedimos perdón por todo daño ocasionado a menores, y si se presentase cualquier nuevo caso nos comprometemos a actuar con la transparencia y rigurosidad que estos casos exigen, coadyuvando con la investigación y las posibles sanciones por la vía civil y canónica correspondientes”, añade el comunicado público.
La Curia de la Compañía de Jesús precisa que se cumplió la sentencia judicial, porque incluso el padre Tó “recibió acompañamiento psiquiátrico y psicoterapéutico en los años posteriores, tanto en España como en Bolivia y en el Perú”.
Señalan que después del hecho sucedido en España no recibieron denuncias sobre abusos a menores y aseguran que en caso de presentarse alguna, “se actuará con la política establecida por la Santa Sede de ‘tolerancia cero’ frente a estos actos condenables, con el fin de hacer justicia a las víctimas”.
La muerte del jesuita
El sacerdote jesuita, Luis Tó González, falleció en abril de 2017, en Cochabamba a la edad de 82 años, después de que presentó complicaciones en su salud.
“El 11 de abril a horas 20:00 ha fallecido el padre jesuita, Luis Tó González, después de un estado de salud muy delicado que atravesó durante este último cuatrimestre”, informaron desde la curia.
Luis Tó Gonzáles nació en España y tras su ingreso a la Compañía de Jesús fue destinado a Bolivia, donde trabajó por muchos años, primero en la ciudad de El Alto y más tarde en La Paz. Dedicó gran parte de su vida al servicio de la población.
Colaboró en el Centro de Multiservicios Educativos (CEMSE), obra social de la Compañía de Jesús al servicio de la educación fiscal boliviana, también brindó su servicio en las escuelas populares de Fe y Alegría.
Al tener problemas cardíacos y pulmonares tuvo que trasladarse a Cochabamba donde colaboró en la Parroquia de la Compañía y en la Casa de los Padres Jesuitas de La Esperanza.
Sus restos fueron velados en la Residencia de Nuestra Señora de La Esperanza, ubicada en la calle Bolívar de la capital valluna.
APUNTES SOBRE LA DENUNCIA
Antecedente
La sentencia detalla los relatos de 10 alumnos de 12 a 14 años de cómo el religioso Luis Tó González, de 42 años, se introducía en sus habitaciones por las noches. “Lo cierto es que había casi un centenar de chicos que le acusaban, pero sólo 10 llegaron hasta el final y denunciaron”, recuerda Manuela Torres, quien fue la abogada de la acusación. Una de las víctimas se suicidó tras el proceso.
Testigo
En el juicio, uno de los menores relató que “con unas tijeras atrancaba algunas noches el pestillo de la puerta, circunstancia que provocaba que el inculpado por el día le ignorara, sin hablarle, ni alinearle en los partidos, tratándole con absoluta indiferencia, por lo que el menor volvió a dejar expedita la puerta, sufriendo estos tocamientos”.
Su muerte
Tó vivió siempre en Bolivia, mientras que Untoria regresó en 2009 a España y fue destinado al monasterio de San Millán de la Cogolla, en La Rioja. Ambos fallecieron el año pasado. “La única razón para trasladarlo, entiendo, fue que se rehabilitara, sabiendo que había que tener cuidado y vigilarlo”, explica Daniel Ayala, el actual provincial de los agustinos recoletos.
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