Montes contra nadie
El curso político ha iniciado con una constatación: Óscar Montes no tiene rival al frente. No tiene oposición. En ese sentido, él marcará los tiempos en la relación con el Gobierno, y también con el Chaco



Unidos buscó la cuota más amplia de unidad de los partidos tradicionales en Tarija con el objetivo de ganar la Gobernación y la mayor cantidad de alcaldías posibles, pero además, garantizar la gobernabilidad.
La jugada le salió a la perfección. Al germen inicial que constituía la poderosa agrupación UNIR de Óscar Montes y que pasa por ser la última escisión productiva del MIR de Jaime Paz Zamora, y el MNR de Johnny Torres, que ya era la corriente mayoritaria del partido rosado en Cercado, se sumaron otras fuerzas como Camino al Cambio, de Mario Cossío y María Lourdes Vaca, que representan la firmeza del periodo autonómico. También se plegaron otros partidos casi simbólicos como Unidad Nacional o Demócratas, además de las agrupaciones regionales de ARO en Entre Ríos o la de Lorgio Torres en Caraparí.
El resultado no fue solo la victoria en la Gobernación, sino una representación suficiente en la Asamblea con 12 curules, a los que ha sumado los tres de la bancada indígena con varias promesas específicas y alguna más no publicada, cediendo la Presidencia al asambleísta Guaraní Nicolás Montero.
Hasta ahí todo entraba dentro de lo probable y posible dentro de la actividad política tradicional donde Montes había reclutado diestros espadas para su fin, tanto que lograron tres apoyos de los que no entraban en los cálculos, pero que dan cuenta de la tónica de la legislatura.
Los sumados
Los dos curules de Todos decidieron apoyar la plancha y estrategia propuesta por Unidos sin ser necesario. Uno de los votos corresponde a Francisco Rosas, fundador de UNIR junto a Óscar Montes y durante años su mano derecha como alcalde alterno dentro del Concejo Municipal, pero que tomó aire propio por su cercanía con las juntas vecinales – acaudilladas por su hermano, hoy diputado, Edwin Rosas -, y rompió relaciones durante la legislatura de Rodrigo Paz, con quien tampoco mantuvo un estrecho vínculo.
El otro voto es de Jorge Luis Sanguino, hijo político de Wilman Cardozo, el opositor de toda la vida del Chaco que se las ha tenido con todos hasta que este año salió derrotado y con escarnio de su postulación a la alcaldía de Yacuiba.
Cardozo fue pilar fundamental en la postulación primero y en la gestión después del exgobernador Adrián Oliva como vínculo con el Chaco; Rosas, sin embargo, es un fichaje de última hora un tanto controvertido que ocupó un cargo en franja de seguridad exhibiendo ese supuesto peso en los barrios que al final, no se vio.
Lo que está claro es que ni Rosas ni Sanguino – Cardozo responden oficialmente a Adrián Oliva, y que Todos no era una estructura partidaria sino, como suele pasar, una estructura alimentada desde el poder. Adrián Oliva anunció que se alejaba de la política y nadie en su entorno tiene claro qué va a pasar con la sigla, que en principio queda bajo el cuidado de Waldemar Peralta.
Los analistas entienden que Todos replegará elementos y se mantendrá al margen de la gestión, al menos por el momento, aunque hay quien preferiría que Rosas y Sanguino – Cardozo tuvieran un perfil más combativo. Cuando la legislatura agonice, salvo que se cometan errores de bulto, nadie prevé que sea un elemento activo.
La fortuna del MAS
El MAS Tarija tiene otro problema que no entraba en su radar, puesto que no se había visto en esta situación desde el inicio de la autonomía, y eso que en la primera sí hubo un momento en el que la bancada Indígena tomó el poder precisamente como una suerte de equilibrio.
El MAS ha retrocedido en poder institucional y en poder territorial. Su votación prevista mejoró en Cercado y empeoró en el resto de las provincias, lo que no está claro es si fue por mérito de los rivales o deméritos propios. En el MAS unos señalan que se debió a haber elegido un candidato urbano – pese a que Álvaro Ruíz era alcalde de Uriondo – mientras que otros advierten que el tiempo no pasa en balde y las promesas deben cumplirse.
El MAS Tarija ha perdido alcaldes, la Presidencia de la Asamblea, y ni siquiera tiene un ministro sentado en el gabinete de Luis Arce Catacora. El bloqueo es tal que incluso una asambleísta del Chaco no ha tardado ni un mes en darse vuelta y votar con Unidos, otro de los votos no necesarios que los operadores supieron atraer hacia Montes.
Los analistas que acompañan los procesos del MAS Tarija, y que normalmente paran desconcertados, esta vez coinciden en que el Congreso de agosto, por primera vez, tendrá la enjundia necesaria como para elegir un líder que realmente lidere la oposición.
Este axioma tiene que ver con lo que se pretende hacer a nivel nacional, donde la bicefalia de Luis Arce en el Gobierno y Evo Morales en el partido requiere una reorientación del partido, hasta ahora una máquina electoral, en algo más de fondo para que tenga sentido y equilibre fuerzas precisamente con el presidente del Gobierno.
En Tarija, además, tiene que ver con que el partido se ha quedado sin ejecutivos de peso y prácticamente sin portavoces, por lo que se estima necesario tener un presidente capaz de hacer esas funciones, algo que no ha podido hacer Carlos Acosta, ni su antecesor Roger Janko.
¿Sin rivales?
Mientras tanto, el Gobernador de Tarija empieza a desplegar su estrategia de gestión para llegar a buen puerto, algo que sin oposición local resulta más fácil, aunque también esconde trampas. Hasta ahora nadie ha gozado del poder ejecutivo y control sobre el legislativo salvo dos años el interino Lino Condori, y todo el mundo conoce el resultado. En este caso, las expectativas son mayores.