La histeria de Montes, de Paz y de Torres
Óscar Montes era un tipo que no cometía errores de cálculo político; Rodrigo Paz era un tipo afable al que nadie le negaba una foto; Johnny Torres era un killer temido por unos y por otros, y de repente, en este 2019 de locura electoral, todos parecen haber perdido sus cualidades innatas más...



Óscar Montes era un tipo que no cometía errores de cálculo político; Rodrigo Paz era un tipo afable al que nadie le negaba una foto; Johnny Torres era un killer temido por unos y por otros, y de repente, en este 2019 de locura electoral, todos parecen haber perdido sus cualidades innatas más preciadas. Ni sus simpatizantes, ni siquiera sus estrategas más cercanos, entienden los giros narrativos de la rocambolesca historia política que vienen narrando estos tres veteranos de la política.
El exalcalde Óscar Montes venía bien en su “operación reconquista”, cargando contra su sucesor y delfín Rodrigo Paz alternando los argumentos emocionales de la traición con los racionales de la incapacidad; había incluso hecho olvidar que él había sido quince años alcalde, los años en que se engendraron los principales problemas de la ciudad de Tarija. En las últimas semanas de 2018 enarboló un discurso ya más propositivo incluso deshaciéndose de la alianza con el MAS en el Concejo Municipal, con la que finalmente no han logrado cambiar nada. Sin embargo, la imputación de sus hijas en la investigación por lavado le movió el piso. Un furibundo ataque en conferencia de prensa contra todo y todos a principios de año alertó de que algo no iba bien; después inició la campaña de persuasión para colocarse como aspirante a la Gobernación y finalmente, tras varios titubeos, aceptó la “tercera vía” de la oposición en Tarija sumándose a los Demócratas de Óscar Ortiz para las elecciones de octubre, que no levanta el 9 por ciento mientras Evo Morales avanza en las encuestas y se sitúa ya cerca de los diez puntos que necesita para revalidar su mandato inconstitucionalmente.
El alcalde Rodrigo Paz venía más complicado, incapaz de cumplir sus compromisos y de sostener un relato coherente; cambiando de fichas, de discurso, de prioridades a cada rato, mirando de arriba; aún tenía alguna posibilidad de recuperar su cartel con un final de gestión ordenado y sin estridencias y dando algún paso al frente en política. La estrategia de dividir entre “buenos tarijeños” y “malos tarijeños” y lanzar marchas de unos contra otros - de un peligro innecesario en esta ciudad – afortunadamente fracasó, y con una lectura más ágil podría haberse presentado ya no como víctima sino como superador. El afán capitalizador le ha jugado en contra siempre aunque sus colaboradores que lo saben dicen que no se lo dicen. Con todo, Rodrigo Paz ha sido el que mejor ha gestionado la efeméride de abril, estando donde tenía que estar, que al final ha sido en casi todos los actos y entregas, y midiendo un discurso más sobrio, netamente táctico. Paz ha presentado su agrupación Primero la Gente, de carácter departamental, hablando de renovación, pero su primer acto ha sido soldar su destino al de Jaime Paz Zamora y su candidatura sui géneris a la Presidencia en octubre de 2019.
El subgobernador Johnny Torres ha pasado una legislatura dudando entre si pelear con todos o con nadie, y al final las encuestas le vienen diciendo que da igual lo que haga. Fue el candidato más votado en 2015 con casi el 60 por ciento de los votos en Cercado y goza de una preferencia inusual que ni sus colaboradores acaban de entender completamente y que tiene que ver, probablemente, con su apariencia más real y menos marqueteada que la del resto. La subgobernación de Cercado ha sido tradicionalmente la más pobre, y esta gestión no ha sido la excepción, pese a que Torres ha elevado el gasto e inversión respecto a la anterior ejecutiva. Por momentos ha dudado si el utilizado es él o quien utiliza a quién y luego de parecer que peleaba con todos, resulta que no ha peleado con nadie. Por dignidad del partido decidió impulsar la candidatura en solitario del MNR a las elecciones nacionales, colocando una controvertida ficha tarijeña: Virginio Lema, de pasado mirista y con un discurso antipolítica que descuadra en el octogenario partido de Paz Estenssoro. La jugada no está saliendo bien y el partido rosado puede incluso perder la sigla.
Montes, Paz y Torres se ven ante un desafío inédito. En 2014 los tres abrazaron la opción del Partido Demócrata Cristiano (PDC) con Tuto Quiroga a la cabeza y que bendijo Jaime Paz Zamora con el relato del entronque histórico; el resultado es conocido: el PDC no superó el 10% a nivel nacional y el MAS logró los dos tercios en la Asamblea Plurinacional gracias a la división en muchas circunscripciones uninominales. En Tarija entre los tres sumaron un 19 por ciento y quedaron por detrás de Samuel Doria Medina, al que nadie parecía querer. Aún así, con la habitual locuacidad, intentaron posicionar un discurso vencedor.
En esta ocasión, los tres del 19 por ciento tienen a su propio candidato a Presidente, y en el mejor de los casos, se dividirá a partes iguales el voto – actualmente ni Óscar Ortíz, ni Jaime Paz, ni Virginio Lema levantan del 5 por ciento -.
Los tres quieren ser alcaldes, los tres quieren ser gobernadores. Ahora… ¿Se podrá reclamar liderazgo luego de sumar un 5 por ciento?