Hasta nunca 2016
No es que esta segunda década del siglo XXI esté resultando muy positiva para Tarija, pero este 2016 podría contarse entre los peores en términos políticos y económicos, aunque haya resultado muy práctico para limpiar de excesos,



fijar prioridades, ubicarse en el mundo real y dejar de comportarse como un caprichoso nuevo rico. “No habrá más canchas de césped sintético si no hay agua potable” una aparente obvia decisión que no siempre se ha aplicado.En el escenario de crisis se ha avanzado en asuntos capitales, como el Plan de Desarrollo Departamental o los acuerdos esenciales para el pacto Fiscal, pero se ha fracasado en otros, como en el Plan de Rescate Financiero o en la intención de institucionalizar cargos, promesa de la que ya nadie se acuerda mientras se deterioran los servicios prestados.El país entero ha entrado en una especie de depresión y vorágine sin rumbo, esta Bolivia sin oposición seria ha descubierto que el Presidente también pierde y que luego nadie sabe qué hacer con eso salvo estirar un escándalo de faldas hasta límites, memes del “no sabía” y guerras del agua en plan high. Peor los socios, perder no está en los planes: repetir hasta el infinito.Al mundo no le ha ido mucho mejor. Cuatro presidentes cuatro, incluido el boliviano, han convocado cuatro referéndum cuatro en los que se jugaban su capital político y algo más, y lo han perdido. Cameron perdió él y hubo Brexit, Santos perdió él y la paz salió gris, Renzi perdió él e Italia volvió a Berlusconizarse y Evo… Cameron y Renzi renunciaron. Los otros no. Pero el premio gordo fue la victoria de Trump sobre Clinton, el antisistema contra el establismenth en versión americana. Se impone un cambio de orden más proteccionista que hoy nadie puede decir si será mejor o peor que los 40 años de neoliberalismo.Y así fue 2016, un año en el que el poder establecido fue cuestionado y en el que el poder del voto quedó de nuevo en evidencia.
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