Museo de guerra interactivo y antiimperialista
De pronto, Bolivia podría promocionar otra atracción turística de esas que apasionan a personas afectas a la historia bélica y ciertas series televisivas. Este atractivo tendría que, digamos, llamarse “nostálgicas maniobras militares en vivo”. Sería una variante de cierto tipo de...



En Rusia, por ejemplo, desde hace 15 años, algunos turistas de buena billetera pueden volar en unos cazas supersónicos Mig 29 y Mig 31. Si alguien quiere gastar algo más de 35 mil dólares para esa hora de fascinante experiencia puede consultar páginas como http://fly-mig29.com/sp/ y contactarse con la empresa “Country of Tourism LTD”. La visita incluye la observación de maniobras militares aéreas, pasar una semana en bases aeroespaciales y conocer otro tipo de artefactos e infraestructura bélica. Si se suma una visita, por ejemplo, al museo militar La Armería (Oruzheynaya Palata) de Moscú la experiencia resulta inolvidable aún para los pacifistas.En EEUU, donde la venta de armas es libre y hay museos para cualquier gusto, se multiplican las posibilidades de diversión para los belicosos. En la Florida hay el museo de la historia militar que ofrece la posibilidad de pasear en un tanque Sherman. En Nueva Orleans está un museazo, el Museo Nacional de la Segunda Guerra Mundial. Y no se quedan atrás el Museo de la Aviación Naval de Pensacola o el Museo de la Guerra del Pacífico de Fredericksburg. Y se pueden complementar con prácticas de tiro utilizando armas semiautomáticas y automáticas que realizan ciertos grupos que pertenecen al célebre club del rifle. Digamos que algunas logran cumplir su sueño de “Rambo por un día”.
Bolivia al mercado del turismo bélicoSin duda, ese tipo de exhibiciones se han convertido en importantes fuentes de ingresos y para diversos rubros. Sin embargo, Bolivia podría aprovechar un nicho de mercado que se abre justo en este 2016. Resulta que, por decisiones aún no del todo especificadas, las autoridades bolivianas decidieron realizar recurrentemente ejercicios militares en diversas zonas del país. Suman cinco en menos de dos años y tres en el último semestre.La particularidad de estos juegos de la guerra es que se efectúan con abundante equipo militar de décadas y hasta siglos pasados. Claro, también participan algunas modestas unidades de fabricación más reciente y modernas naves de transporte presidencial. Las maniobras además se efectúan en diversa y encantadora topografía como el subtrópico andino, el altiplano o la plena Amazonía. Y, como plus adrenalínico, no dejan de afectar a algunos pobladores o viajeros que no fueron informados de que ese día llegaría el Armagedón.Algunas de las características de esta fiebre de exposición bélica resultan verdaderamente conmovedoras. Participan, por ejemplo, los cazabombarderos T-33 Mark III. Estas aeronaves son una variante del P-80 shooting star, el primer avión caza que construyó EEUU. Debutó el año 1948. Perteneció a cerca de 60 fuerzas aéreas, todas, excepto Bolivia, lo pusieron fuera de servicio. Por lo tanto, observar escuadrillas de T-33 en misiones simuladas de ataque resulta una experiencia singular en Bolivia. En tierra, ese tipo de emociones se multiplican. Por ejemplo, durante la última demostración realizada en Patacamaya, en ocasión del aniversario del Ejército, participaron los blindados M-113. Este modelo aún es utilizado en algunos ejércitos y policías del mundo en sus variantes modernizadas. Pero en el caso boliviano resulta posible ver a los originales del año 1960, esos que combatieron en Vietnam o en tantas invasiones del imperio. La experiencia podría arrancar lágrimas de los potenciales turistas que incluso verían, de cuando en cuando, cómo algún M-113 colapsa y humea.Ni qué decir de la fusilería. Data de los 70 y 80, además, por cosas de la vida militar, de una variedad inusual de marcas, calibres y modelos. Ahí están desde los FAL (de varias industrias), los SIG (suizos), los Galil (israelíes), los AUG (austriacos), etc. Si un conscripto pierde su munición es posible que otro no le pueda compartir la suya. Pero lo atractivo es precisamente esa variedad dinámica de modelos de armamento.Harían falta decenas de páginas para describir a los míticos Hércules, los otrora lujosos Pilatus, los helicópteros UH-1, tan vistos en Vietnam. Lo propio sucedería para hablar de los tanques SK/105 austriacos, y llegar hasta los semiorugas y mini Sherman que aún existen en los cuarteles bolivianos. Sin duda, un museo interactivo que ha decidido salir a mostrarse a la población. Y, claro, no se ve mayor potencial que una promoción turística que podría atraer tanto o más que lo ofertado por los imperios del norte.
¡Turismo ya!Hay más tontas que malas lenguas que dicen que se trata de maniobras para intimidar a Chile, versión que raya en el mayor de los ridículos. Bastará comparar arsenales, dimensiones de las economías y presupuestos militares. Hay quienes, se atemorizan mucho porque recuerdan que durante las dictaduras muchas de esas armas sirvieron para oprimir y masacrar al pueblo. Y esa vez también las exhibían cada nada, claro, entonces eran más veloces y efectivas.Y hay las lenguas algo más objetivas, pero mucho más tontas que reclaman una compra masiva de armamento. Como si ya fuéramos Suiza, y para ello falta tanto todavía. Y seguramente entonces tampoco valga la pena. Pero bueno, valga por ahora, aprovechar el espectáculo que dan nuestras FFAA con tanta frecuencia. Si se lo hace parte del turismo, como en EEUU o Rusia, seguramente se podrán pagar los costos de movilizar tanta bala y tropa. Así se podría destinar ese dinero a hospitales o escuelas o agua que tanto se necesitan en estos tiempos.