Cuando el MAS se enoja
El escenario enmarcado entre el escándalo Zapata y la derrota oficialista del 21 de febrero ha desatado una especie de tercera ola de furia gubernamental.



Es el tercero de esos momentos en los que el Gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) sale al contraataque dispuesto incluso a ignorar formas. Escarmentar a los alzados e intimidar a quienes quieran seguir el ejemplo parecen ser los objetivos más que una aplicación objetiva de la justicia.Por eso la presión judicial sobre el ahora ex abogado defensor de Gabriela Zapata, Eduardo León, tiene algo de historia repetida. El miércoles un paquete de cuatro cargos más la anulación de su título profesional cayó sobre este jurista. Recibió la noticia de su ineludible detención demacrado, internado en el Hospital de Clínicas donde sollozaba junto a sus pequeñas hijas. Todo un contraste para quien hace tres semanas aludía sonriente a supuestas cartas que ocultaba estratégicamente su defendida, la ex novia del Presidente.Paralelamente Zapata dejó de ser visible, y de ella los medios ya sólo advirtieron que se quedó sin abogados ni voceros. Su equipo jurídico se descompuso a la mala. A la reclusión de León sumaron las fugas de William Sánchez Peña y Walter Zuleta. Mientras que la desafiante tía y vocera, Pilar Guzmán, fue detenida hace 11 días acusada de trata y tráfico. Otras cuatro personas más resultaron objeto de severas medidas judiciales.Por si fuera poco, en ese escenario, el periodista que destapó el escándalo, Carlos Valverde huyó del país. Días antes sorprendió señalando que sabía por “fuentes serias” que el hijo de Evo y Zapata nunca existió. Además, durante la “crisis Zapata” otros dos periodistas (Walter Chávez y Wilson García Mérida), otrora cercanos al poder, también huyeron al exterior.El escenario se extendió a frentes más amplios. Las autoridades acusaron a varios medios y periodistas de funcionar como “el cártel de la mentira” y abrieron la posibilidad de revisar la Ley de Imprenta. Se les insinuó posibles procesos específicos contra propietarios y periodistas. Suman desde el vencimiento de licencias hasta vinculaciones con el escándalo de los “papeles de Panamá”.Mientras, los movimientos sociales afines al Gobierno y dirigentes masistas intensificaron su presión para que se realice un nuevo referéndum sobre la re postulación presidencial. Fue como si reaccionaran al clarinazo que el propio Evo Morales dio cuando explicó las causas de la derrota. Dos días después del referéndum que definía la posibilidad de que continúe en el poder, Evo echó la culpa del resultado a “la guerra sucia”. Y luego advirtió de que “Hemos perdido la batalla, pero no la guerra”.Y a medida de que en el caso Zapata acusados y acusadores cambiaban de papeles, los pronunciamientos para que haya nuevo referéndum se multiplicaron. El 25 de mayo el diputado Mario Mita pidió otro referendo debido a la “campaña canallesca” de la oposición. Tres días antes la Federación de Mujeres Campesinas “Bartolina Sisa” de Cochabamba comenzó una recolección de firmas para impulsar la relección del Presidente. Pero el más explícito fue el gobernador de Oruro, Víctor Hugo Vásquez. La autoridad pidió reaccionó horas después del desmentido que anunció el periodista Carlos Valverde y dijo: “Por haber mentido al pueblo boliviano, yo quiero pedir un resarcimiento para el presidente Evo Morales, un resarcimiento de daños y perjuicios, que en mi criterio el mejor resarcimiento sería la repetición del Referendo por el Sí o el No, porque el pueblo de Bolivia ha sido engañado por las mentiras que han inventado. El ‘No’ ha ganado gracias a la difusión de esta información falsa”.Y frente a cualquier otra iniciativa que, quizás, apueste a una pulseada en las calles o más allá, las advertencias de fondo no fueron nada amables. El escenario de la furiosa contraofensiva se inició con la re legalización del uso de la dinamita para las movilizaciones de sus sectores afines. Los sectores críticos y opositores empezaron a sentir una creciente paranoia. La memoria de la guerra contra la Media Luna o el pleito del TIPNIS se desató tras la multiplicación de detenidos, fugitivos y amenazados. Y finalmente durante esta semana de “aplastamiento” de todo el esquema Zapata los militares decidieron estrenar el himno a Evo. “Y a ver quién no lo canta en el venidero referéndum”, pensará alguna mentalidad pesimista.