Lo no "cool" de los Panamá Papers
La cosa es más o menos así: Si quieres vender hamburguesas en Bolivia a 10 pesos y compras la materia prima en Kuala Lumpur a 3 pesos pagarás impuestos por los 7 que te embolsillas. Pero si lo compra tu offshore en las Islas Vírgenes o Panamá y te la vende a 9 pesos, solo pagarás impuestos...



Esto vale para hamburguesas, teléfonos celulares, agroquímicos o aparatos clínicos carísimos que pueden adquirirse a precio de saldo en otros lugares.
La revelación de las noventa y tantas empresas bolivianas refugiadas en paraísos fiscales y sobre todo, los 20 bufetes de abogados que han ejercido de intermediarios han dejado un reguero de nombres y apellidos ilustres que, al parecer, utilizaban estas prácticas. Bolivia no es un lugar caro para la Jetset, tampoco gustan de usar los servicios públicos acá, apenas las carreteras, por lo que resulta “práctico” desviar el dinero que se iría en impuestos a paraísos fiscales desde donde alimentarán tarjetas de crédito Visa Diamante para hacer compras y caprichos por todo el mundo. En Bolivia con un poco de efectivo, basta.
En los “Panamá Papers” aparecen desde el despacho Von Borries Blanco o Teránpereyra hasta los Foianini, Dabdoud, Barberys… medio Equipetrol y como no, toda la familia Marinkovic. Hasta un Rivero. Aparecerán más porque todavía, los despachos más hábiles, lograron constituir empresas con beneficiaros “al portador” cuyo nombre sigue secreto, de momento.
“Es legal, es legal” se aprestan a mentar los pocos portavoces que hasta el momento se han dignado a aparecer. Hasta plumillas de cierto renombre han tenido que dedicar notas en sus “dignos” medios a explicar con más detalle que las offshore son legales en Bolivia que a detallar los nombres y apellidos de los involucrados, quizá muchos auspiciadores (ironías de la vida que esto salte en la víspera del día del periodista).
Pueden ser legales, pero difícilmente morales. El catedrático de Economía Vicenc Navarro recordaba el mes pasado en su columna Pensamiento Crítico que los paraísos fiscales fueron un invento de la CIA en los pesados años 70 y 80 de las operaciones Cóndor y el Irán – Contra para financiar operaciones encubiertas que ni la Comisión de Secretos Oficiales de EEUU hubiera permitido que se le asignaran fondos reservados. Por eso y por otras cosas, encontrar una “Entel” entre los citados, por mucho que “legalmente no tenga nada que ver con la SA pública” (ahora) como se han apresurado a explicar desde la empresa nacionalizada y el gobierno, y aunque se reconozca que el ex interventor ordenó irregularmente su apertura en 2008, requiere de una explicación más detallada, pues el dinero esquilmado a los impuestos finalmente puede derivarse a otro tipo de usos habitualmente poco lícitos, como comprar voluntades o realizar compañas vitales. Ya saben, el fin justifica los medios.
En cualquier caso, en un país en el que nadie paga impuestos y todas las empresas funcionan a pérdida, en el que nos emputa que los cocaleros no paguen a Don Fisco pero compramos sin factura el carrito de la wawa no parece que los Panamá Papers hayan movido los hilos de la indignación, peor si se intenta politizar partidariamente. ¿Crearán una comisión de investigación de verdad? ¿Impuestos y el resto de organismos intentarán transparentar la información que no gusta a los poderosos? No hay que olvidar que Mossak Fonseca es solo uno de los cientos de despachos similares que funcionan en paraísos fiscales, aunque quizá el más “cool”