La purga al revés
Para los más jóvenes, “purgar” es “The Purge: La noche de las bestias” esa salvaje película norteamericana en la que durante 12 horas al año se da licencia para matar bajo la premisa de “limpiar” la ciudad, dejando al margen, eso sí, a los funcionarios de alto nivel.



Para los que crecieron en la tradición judeocristiana, el purgatorio es ese concepto religioso, el estado transitorio de purificación y expiación de los pecados “no mortales” hasta alcanzar el paraíso.Cuando Nelson Aguilar, (ex jefe del Movimiento Al Socialismo en Cercado, renunciado por decisión propia y conminado a retornar hasta que “lo bote (de botar) un Congreso”) se refirió a purgar a los “invitados” bien podía referirse a la acepción clásica, aunque muchos optaron por entender que pedía la primera. Aguilar no es un “histórico” al uso, pero si llegó al cargo de ejecutivo del Movimiento Al Socialismo (MAS) de la mano de ellos, esa mezcla de campesinos, maestros y obreros, al tiempo socialistas, al tiempo medio marxistas, que representan (o representaron) Eulalio Sánchez, Concepción o el propio profesor Sergio Gallardo.Fue elegido en plena vorágine, tras la sonora derrota de Pablo Canedo en las elecciones departamentales y con Lino Condori apurando su desalojo sin honores de la Gobernación de Tarija. Aguilar es, o era, a su modo, un orgánico cualquiera. Un militante. Un feligrés. De tanto observar los mandamientos y escrituras, Aguilar acabó en la cúspide, a un paso del paraíso. Algunos, desde su posición, llegaron en un solo saque, como Rubén Velasco. Otros fracasaron en su misión y acabaron en el olvido, como Roger Janko. Aguilar pudo contemplar el paraíso por dentro y quizá no le gustó.Desde 2014, el reino de los cielos del masismo se llenó de “invitados” que es la forma fina que el propio MAS ha aceptado para definir a los “conversos”, “trepadores” y “filibusteros” que han abrazado el proceso de cambio después de una década sufriendo los rigores de la oposición. Rigores a los que no estaban acostumbrados. Todos ellos explican lo mismo: Evo nos invitó. Evo nos llamó. Evo nos dijo.Aguilar no es Aguilar sino el portavoz de toda una capa social, de los desposeídos de siempre, que han visto como en su Instrumento Político para la Soberanía Popular aterrizaban paracaidistas de la talla de Milcíades Peñaloza, Francisco Navajas, Ignacio Soruco, el propio Pablo Canedo u otros como el primer pluri Lino Cárdenas, del que poco se sabe, ejecutivos como Never Vega o alcaldes como Álvaro Ruíz y Delfor Burgos sin mencionar a toda la pléyade chaqueña de la que solo sobrevive (en lo visible) Lorgio Torres.Sea la purga cinematográfica, sea la católica, muchas voces en el MAS exigen descender de los cielos y mancharse los zapatos por el camino en un nuevo ascenso, a modo de prueba. Para ver quien sobrevive o quien era pose nomás.¿Hacia dónde va el MAS?Aguilar no solo planteó una purga de invitados sino que habló abiertamente d eizquierdizar el partido. Diez años de gobierno después ha quedado más que claro que la S del MAS es de adorno. La presencia del Estado se limita a una docena de empresas estatales compitiendo en el mercado, a veces forzando las normas a su favor y al reguero de canchas y mercaditos construidos por todo el territorio. La salud es una pantomima. La educación ni mentarla. Eso si, los amigos de los amigos han construido magníficas infraestructuras de todo tamaño.Sea la purga, sea el reto de izquierdizar, algo no le ha caído bien a los que mandan en Tarija en nombre de Evo, que le transmitieron la invitación a cerrar la boca y quedarse en su casa aunque luego se haya matizado.La toma del poder en Tarija, a través de las artimañas en la Asamblea Legislativa mediante los artículos de una Ley que hoy están fuera del ordenamiento jurídico del país le llegó al partido regional antes de estar preparados. Cuatro años de gestión de Lino Condori, lejos de servir para fortalecer el aparato o adaptar el discurso nacional a las particularidades tarijeñas, dotando así de cierta ideología, solo sirvió para fortalecer determinadas familias y roscas, hoy opuestas entre sí y que provocaron las debacles en la elección de Gobernador y posteriormente en el referéndum constitucional del 21 de febrero.El MAS Tarija nunca se organizó porque nadie quiso reconocer a un líder. Más al contrario, los liderazgos naturales fueron apartados, algunos incluso encarcelados, a medida que los de siempre tomaban los mandos.El horizonte de un MAS sin Evo pone los pelos de punta a muchos de los que hoy gozan de la protección, o supuesta protección, del presidente del Estado. Entre vértigos y pánicos, los oficialistas, sean aparatistas, invitados, evistas o lo que sea van tomando posiciones en torno a las dos grandes hipótesis: “Encontraremos un modo de hacer a Evo candidato en 2019” y “Hasta aquí hemos llegado, sálvese quien pueda”. El llunkerío y la traición, pulsiones vitales casi universales.Una tercera vía, más conceptual y al mismo tiempo, más realista, plantea un Evo retornando al poder en 2025 (o antes) luego de garantizar una sucesión a medida, que pasaría por mantener el control en la Asamblea plurinacional y en los feudos autónomos para velar porque no se cumpla aquello del “Rey muerto, Rey-puesto”. Evo necesitaría para entonces un equipo de leales que hoy por hoy no tiene y una regeneración del partido entorno a una serie de ideas, más que del propio líder.El desmoronamiento del partido en Tarija tan pronto como Lino Condori ha dejado el poder hace prever que una retirada anticipada de Evo Morales acabaría con cualquier resto de oficialismo en Tarija, o al menos, como sospechan los guardianes de la ortodoxia que todavía miran desde fuera el paraíso, haría desaparecer a todos los invitados que no han recorrido a conciencia el camino del purgatorio.
Cabezas que ruedan y que no ruedan
El MAS nació entre pulsiones revolucionarias, que todavía se conservan en el discurso, pero tan pronto las oligarquías indígenas tomaron el poder, las pulsiones conservadoras se impusieron y con él, todo atisbo de debate interno.Con precisión de francotirador, aquel que por suerte (o artes) se quedó en puesto de privilegio, fue limpiando el entorno de potenciales ramas que pudieran acabar haciendo sombra no tanto a Evo, sino al otro.No faltaron discrepancias y escaramuzas, pero en líneas generales el MAS cerró filas entre 2006 y 2010 atendiendo a las urgencias programáticas y al propio fervor de la victoria peleada. Tanto apretó que unos años después la discrepancia se convirtió públicamente en motivo de fusilamiento, y la base se olvidó de debatir, y también de proponer. En 2016 el partido ha aguantado estoico a su primera derrota electoral en una década, y no se atisba un solo gesto de autocrítica en la cima, aunque se sienten los tambores de guerra en los cimientos.Hasta la fecha, la interpretación de la derrota no ha costado la cabeza de ningún ministro pese a que, una vez despejada la polvareda de las redes sociales y otras excusas baratas, la soberbia y la inacción, junto a las evidencias de corrupción, se empiezan a aceptar como causas de la debacle.Lo que sí han caído son hasta la fecha tres viceministros. La primera fue Hortensia Jiménez, en el viceministerio de Electricidad, que nada parecía tener con la derrota hasta que al día siguiente la ministra de Comunicación (y a quien muchos miran) le “aceptó” la renuncia a su segunda, Claudia Espinoza y en su declaración pública, al ser preguntada por los vínculos de esta por CAMC, sin negar dijo que era algo normal de gobierno, que “hoy se va Espinoza, ayer se fue la viceministra de electricidad” lo que encendió no pocas alarmas dada la preponderancia que ha tomado la generación de electricidad en el discurso oficial y las jugosas licitaciones en ciernes.El tercero en caer ha sido Marcelo Elío, con tres semanas de retraso, luego de sus ex abruptos tuiteros en los que, siendo el viceministro de Régimen Interior, es decir, el responsable directo de la Policía, calificó de autoatentado el incendio que costó la vida de seis personas en El Alto. Tres semanas para enmendar un error es demasiado.¿Caerán más? De momento todo se lleva calculadamente entre la displicencia y la disciplina.
La última referencia en Tarija
Si en el nivel nacional el Movimiento Al Socialismo (MAS) siempre fue complejo, no lo fue menos en Tarija. A las pasiones iniciales entre campesinos y socialistas que buscaban refugio, se les sumó después buena parte de tecnócratas avezados y supervivientes de toda forma y color.A Julia Ramos, hoy en la cárcel, se le considera entre las pioneras junto a los Eulalios, Viltes, etc y desde su “deserción”, a Luis Alfaro se le niega la labor que realizó por incluir a la Federación Campesina en el movimiento y multiplicar su presencia, ganando cada día más adeptos. Ramos y Alfaro ya no existen. Tampoco Aluida Vilte, ni Eulalio Sánchez.En el asalto al poder de 2010, al MAS no le quedó otra que poner en la testera a Lino Condori arropado por un Roberto Ruíz, izquierdista cultivado y pragmático ex de muchas cosas que hoy se ha quedado solo en la portavocía defensiva de aquel gobierno que nadie defiende: Darío Gareca acabó víctima de sí mismo; Sandra Gutiérrez catapultada como ministra de Justicia en los estertores de la pasada legislatura acaba de desaparecer de la vida pública que intentaba estirar en Yacuiba; ¿Dónde está Fohad Amás?; Marcelo Poma es reclutado solo para cuando toca lío en el Tribunal y un largo etcétera de nombres que pasaron y perdieron. Aunque Lino nunca tuvo muchos voceros ni defensores ni mandando.La actual Asamblea carece de líder y actúa sin ningún tipo de horizonte. La Brigada Parlamentaria, como se sospechaba dada la heterodoxia vital de sus componentes, no existe. Ni siquiera en las famosas “desconcentradas”, cuyas pegas tienen mucho que ver también en la última pelea orgánica, se ve eficiencia en la gestión.Juan José Sosa ganó la última batalla electoral en 2014 para Evo Morales con el 51 por ciento siendo ministro de Hidrocarburos. Se puede identificar como el último periodo feliz del MAS en Tarija, aunque estuvo a punto de naufragar en los primeros días de campaña, cuando no se identificaban polleras ni ojotas en las listas, y en los últimos cuando no alcanzaba. Era cuando Lino era Lino y Evo Evo. Sosa, a sus cincuentaypocos fue desplazado de la primera línea a una jubilación dorada.Desde entonces, cada día, hay menos ojotas y menos polleras. También más derrotas. Algunas muy sonadas.