La re re re elección y los principales rivales de Evo
Por extraño que suene, pese a los cuatro años de distancia, la campaña para las elecciones presidenciales 2015 ya ha comenzado. Es cierto que un acelerador de la precocidad de aquella justa es la arremetida oficialista para habilitar nuevamente a Evo Morales como candidato. Para ello debe...
Pero, son tiempos en los que además del panorama re -re -electoral, los estrategas políticos ya deben hacer otro tipo de cálculos. Tras las elecciones de octubre y marzo, hubo un notable reacomodo de fuerzas políticas en Bolivia, probablemente el más significativo de la década. Los resultados muestran que se forjaron, por lo menos, dos líneas de afinidades opositoras. Sobre ellas el oficialismo deberá tener puesta probablemente más que la mirada y jugar sus mejores cartas tanto de acercamiento como de ruptura.Por una parte ha surgido una serie de liderazgos regionales predominantemente urbanos que suma a sobrevivientes de la desaparecida “media luna” con otros nuevos. En este frente se inscriben tanto Rubén Costas, Ernesto Suárez y Adrián Oliva como Luis Revilla, Soledad Chapetón y José María Leyes. Es probable que alineen por esta tendencia también los alcaldes de Trinidad, Mario Suárez; de Cobija, Luis Gatty; y el de Tarija, Rodrigo Paz. Y es seguro que constantemente, les medirán al dedillo tanto el éxito de sus administraciones como las posibilidades de coptarlos o defenestrarlos, a tiempo.El fantasma de esa articulación opositora con bastiones en casi todo el país ya es temible. Es más, al virtual frente opositor urbano post electoral habrá que añadirle la sonada fuerza que surgió en Potosí el mes pasado. Potosí fue el único departamento donde el Movimiento Al Socialismo en las elecciones ganó prácticamente todo. Pero, sorprendiendo a todos, en cuestión de semanas surgió una masiva revuelta opositora. No sólo, tras octubre y marzo, emergieron fuerzas opositoras clasemedieras y citadinas. Varios liderazgos indígena-campesinos aparecieron fortalecidos tras romper con el MAS. Félix Patzi en La Paz, Demian Condori en Chuquisaca, Félix Santos en Potosí, Luis Alfaro en Tarija marcan una línea “aymara – quechua” nada desdeñable. Pero además, este eje ya suma el rechazo que surgió en tierras bajas del oriente y norte (Tipnis) así como, recientemente, en zonas guaraníes.Sin descontar del todo la siempre vigente posibilidad del surgimiento de liderazgos “outsider” el escenario de adversidad base para el MAS suma esas corrientes. Se hallan además reforzadas en diversas zonas del país con actores nada despreciables, sea en el Chaco tarijeño, en Oruro o en el altiplano paceño. Pero es evidente, que hay más obstáculos emergentes para la re re re postulación de Evo Morales.TurbulenciasUna aliada central que va perdiendo el Gobierno se llama bonanza económica. Y lograr conquistar al electorado en un escenario de recesión, inflación o estanflación resultará más problemático que de costumbre. Al parecer, llegó la hora en la que los responsables de la economía y la planificación para el desarrollo demuestren su real valía. De lo contrario atraerían el riesgo de patinada electoral o algo peor. Para más de una voz, se trata del más importante rival emergente de Evo. Baste recordar la estrecha última victoria electoral que un caudillo como Hugo Chávez obtuvo cuando Venezuela inició la espiral de su crisis económica. La diferencia frente a los opositores encabezados por Henrique Capriles bajó a menos de 9 puntos porcentuales. Seis meses después, su sucesor, Nicolás Maduro, pese al voto póstumo (presumiblemente arrollador) ganó a Capriles por apenas 1,6 por ciento de los votos.Pero a los anteriores adversarios que van apareciendo frente a la hasta hoy siempre vencedora fuerza de Evo se añade uno muy peligroso. Se trata de una fuerza intestina que hiere tanto las entrañas del partido en funciones de gobierno como la dignidad del entorno social. Se podría llamar el “masismo” parasitario, el “masismo” depredador o “masismo” con garras, ya la imaginación popular le sabrá poner algún ingenioso apelativo.Esta parte de la estructura oficialista la constituyen cierto tipo de aparatos escudados tras una organización social, algún sindicato o ciertas subdependencias estatales. En “modus operandis”coincidentes en varias de sus características impulsaron una serie de abusos, arbitrariedades y hasta delitos. Son fruto también de la consolidación masista en el poder. Mientras por un lado bien pudieron surgir interesantes tecnócratas o teóricos sociales del cambio y sinceros cuadros militantes, por el otro surgieron ellos. Claro, con casi 10 años en el poder no son pocos, y ahí radica su terrible peligro. Es el masismo chantaje, el masismo amenaza, el masismo golpiza, el masismo loteamiento, el masismo nepotista, el masismo “impuesto social”. Es el masismo “diezmo”, el masismo soberbia, el masismo “seré tu peor pesadilla”, el masismo de mafias y “patrones encima”… Es cada vez más perceptible. Está cada vez más encasillado precisamente en esa palabra que por ellos se devalúa y hace 10 años entusiasmaba a todo un país: “masismo”.Hasta pareciera que cada semana se refuerzan. En la que pasó nos enterarnos, por ejemplo, de que al gobernador más necesitado de lavar su imagen sus propios compañeros le sacaron señora tajada: ¡1,6 millones de bolivianos por concepto de publicidad, el 87 por ciento del presupuesto destinado a ese rubro! Y con ello se compraron un canal y una estación de radio. El ex secretario ejecutivo de la Gobernación, Roberto Ruiz, los ha llamado “ratas”. Pero parece que dichas “ratas” tenían el tamaño de canguros, y lamentablemente nadie vio a esos canguros azules, pese a parecerse tanto al papá de los célebres pitufos.Pero, como ése, ya suman decenas de casos en los que aparece el principal rival electoral de Evo Morales hacia 2020. Si no es, por lo menos, controlado y aminorado, lo sucedido en El Alto en marzo de 2015, podría convertirse en un tenso fenómeno nacional.