Una semana para recordar a algunos “satinadores”
Este 20 de julio, la Escuela de Cóndores de Bolivia (Esconbol) en Sanandita, graduó a 109 oficiales entre bolivianos y extranjeros del curso ‘Satinadores’. Lo hizo “con una demostración de fuerza combativa, reflejando los valores físicos, morales y espirituales de un militar”,...



¿Qué se sabe de los satinadores, o tropas militares de elite, bolivianos? Al margen de algunas presentaciones marciales o acrobáticas, lo que más se recuerda son diversos videos, fácilmente accesibles en la internet. Muestran a los satinadores “graduándose” en una ceremonia con luz roja. La voz del instructor de la especialidad de armas blancas invita a vengar a los seres queridos pidiendo que ajusticien a quien los mató. Luego, traen un can al que los comandos bolivianos primero matan a cuchillazos. A continuación lo destripan y comen partes de sus órganos internos, uno por uno. Finalmente se impregnan de su sangre frotando sus dorsos con el cuerpo abierto del infeliz animalito. Dada su masiva difusión y morbo, eso probablemente es lo que más se conoce de los satinadores de la Escuela de Cóndores. Lo otro constituyen los pleitos judiciales sobre polémicas muertes de varios alumnos que el propio Defensor del Pueblo, Rolando Villena, denunció con evidente indignación. Villena, tras una forzada visita a Sanandita, cuestionó conmovido la existencia de “paredes donde están escritas con sangre las iniciales y códigos de alumnos golpeados hasta la extenuación”.Pero hay más que probablemente quepa ir sumando y recordando de las tropas especiales, a propósito de su reciente graduación. Entre los alumnos más conocidos de la Esconbol destaca, por ejemplo, el polémico general Marcelo Antezana Ruiz. Sí, quien fuera Comandante General del Ejército cuando se desató el escándalo de los 30 misiles chinos, lío que lo envuelve desde hace 10 años. Como es sabido, un extraño juego de deslealtades y falta absoluta de patriotismo, permitió entonces que se secuestre la única cortina de defensa antiaérea boliviana. Un grupo militar de EEUU entró como Pedro por su casa al Estado Mayor de Ejército y se llevó aquellas armas hasta su territorio. Si bien los misiles chinos marcan los problemas del general, antes tuvo otras actuaciones polémicas, y hasta muy polémicas. Entre ellas, baste citar que cuando se indagaba sobre las 70 muertes de la masacre de octubre de 2003, Antezana declaró: “Gran parte de los muertos de los sindicalistas fueron autoeliminaciones” (1).En ese año fatídico él era Comandante del Colegio Militar. Algunos cadetes de aquel tiempo recordaron que cuando se produjo la “Guerra del Impuestazo” (12 – 13 de febrero), el general les pidió que escriban sus testamentos.Y fue precisamente en aquella confrontación fratricida (militares y policías se enfrentaron en plaza Murillo) cuando volvió a saberse algo de los satinadores. Aparecieron apostados como francotiradores en partes altas de diversos edificios y dispararon contra los guardias amotinados, el 12, y contra manifestantes civiles, el 13. Dada la precisión de los disparos (pecho y cabeza) se estima que alrededor de 20 de los 32 muertos cayeron a manos de estos comandos.En la Guerra del Gas de septiembre –octubre se los vio también por el altiplano paceño. A pedido del Ministro de Defensa, Carlos Sánchez Berzaín, debían proteger un convoy con turistas estadounidenses que salía de Sorata. En Warisata, zona de disturbios y bloqueos, se ordenó que se dispare “contra todo lo que se mueva”. Allí cayeron los primeros tres muertos de la guerra del gas: Marleny Nancy Rojas Ramos, Juan Cosme Apaza y Simael Marcos Quispe Quispe. Marleny tenía apenas 8 años de edad, murió por una bala que atravesó la ventana de su casa. Su muerte precipitó la sublevación popular que echó del país al presidente magnate que forzaba la entrega del gas boliviano a un consorcio multinacional. ¿Qué más se sabe de los satinadores? Las señas generales de su creación. Destaca entre ellas un año poco edificante para nacer: 1980, la narcodictadura del general Luis García Meza. Aquel régimen, uno de los más vergonzosos de nuestra historia, se inició con las torturas y asesinato del líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz. Quiroga Santa Cruz fue un crítico profundo de la conducta de las dictaduras militares. Solía repetir que éstas “habían convertido a las Fuerzas Armadas bolivianas en tropas de ocupación de su propio territorio” a favor de intereses extranjeros.De Quiroga queda la gloriosa memoria por sus aportes en defensa de la Patria, sus recursos estratégicos y su lucha por una sociedad mejor. Queda su ejemplo de entereza y probidad, su valor para enfrentar con verbo brillante e inteligencia a quienes, la historia demuestra, fueron serviles al poder extranjero. A 35 años de su muerte, sus libros, discursos, artículos siguen siendo objeto de copias, reimpresiones y relecturas. Ha sido sujeto de un sinfín de homenajes en Bolivia y el mundo. Pero queda con él una deuda histórica: ningún Gobierno ha tenido las agallas para esclarecer detalladamente su asesinato y así recuperar sus restos mortales guardados bajo secreto militar.En cuanto a las tropas especiales de Sanandita, probablemente en estos tiempos ya destaquen varios honestos y probos comandantes militares. Pero sus nombres aún no han hecho historia. Quién sabe surja pronto o más tarde alguno. Por ahora el más conocido es el general Antezana. Hace cinco años llegó a senador, por una organización política abiertamente defensora de los intereses transnacionales. Y hace unas semanas venció las primeras rondas de postulaciones para ser parte del Tribunal Supremo Electoral, como “personalidad notable”. Mientras sigue en su batalla legal por el caso de traición a la Patria relacionado a los misiles chinos.