Elecciones en Brasil, medio continente contiene la respiración
Sudamérica se juega su futuro. Las elecciones en Brasil, y en cierta medida también en Uruguay pueden conformar un punto de inflexión en el rumbo que desde principios del siglo XXI se viene imprimiendo en el continente.
Brasil es clave entre los BRICS, el quinto país más poblado de la tierra (por detrás de EEUU e Indonesia además de los gigantes China e India) es también la séptima economía del mundo. Junto a Rusia, China, India y Sudáfrica han establecido un mecanismo de contrapunto a las potencias del G7 en la búsqueda de un nuevo orden mundial, pero sobre todo, Brasil es clave en la construcción de la unidad en el continente sudamericano.
La Unasur gravita sobre sus intenciones, pero sobre todo, el futuro del Mercosur pasa por un liderazgo decidido de este inmenso país en la construcción de un mercado común. El bloque que hoy por hoy conforman Argentina, Venezuela, Uruguay, Paraguay y al que aspira Bolivia está en riesgo.
La disputa entre el socialdemócrata Aécio Neves y la presidenta Dilma Rousseff, continuadora del proyecto que Lula da Silva inició en 2002 tras ganar las elecciones con el Partido de los Trabajadores (PT) esconde además dos formas de entender el mundo.
Un triunfo de Neves destruiría lo que ya se alcanzó en integración latinoamericana y conduciría Brasil al aislamiento en la región, evaluó Marco Aurelio García, asesor internacional de la Presidencia en los gobiernos del PT en una nota divulgada por la agencia IPS.
El Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) de Neves propone priorizar relaciones con Europa y Estados Unidos, en desmedro del Mercosur y en desacuerdo con países vecinos, como Argentina, Bolivia y Venezuela, señaló.
El coordinador de la política externa de la campaña de Neves, Rubens Barbosa, exembajador de Brasil en Washington y Londres, defiende de hecho una revisión del Mercosur, a favor de acuerdos comerciales con la Alianza del Pacífico (Colombia, Chile, México y Perú) y un acercamiento a Estados Unidos, Europa y Japón.
La prioridad de Lula y Rousseff a las relaciones Sur-Sur tiene “un sesgo ideológico” que consideró perjudicial a los intereses brasileños, sentenció Barbosa durante una conferencia en la Federación de Comercio de São Paulo.
Lo cierto es que la economía en el continente se ha frenado según el Banco Mundial, el analista para América del Sur y el Caribe, Augusto de La Torre pronosticó un crecimiento del 0,7 por ciento en la región para 2014 y de 1,6 para 2015. Del frenazo, la peor parte se la lleva Brasil (de entre los que aún crecen) con apenas un 0,3 por ciento para este 2014 y un 1,4 previsto para 2015, ya muy lejos del 7,5 por ciento que alcanzó por ejemplo en 2010 luego de una década de crecimiento sostenido que lo apuntaló entre los más grandes.
El crecimiento de Brasil, aún con sus tics subimperialistas identificadas e incluso reconocidas por algunos dirigentes de empresas tan importantes como Petrobras respecto a otros países en el continente ha tirado de un desarrollo prolijo en los países vecinos. Un cambio de lógicas tendría efectos inmediatos en el entorno advirtió García.
La visión opositora en política exterior acompaña las discrepancias económicas. Mayor apertura para participar en las cadenas globales de valor agregado es la propuesta socialdemócrata para superar la desindustrialización brasileña, atribuida a la baja competitividad y productividad de las empresas del sector.
Mientras el gobierno actual identifica la prolongación de la crisis financiera internacional como origen del bajo crecimiento económico brasileño, los economistas del PSDB ven su causa en errores de gestión, que también alimentarían alta inflación, deterioro en las cuentas públicas y en las cuentas externas.
El dinamismo de otros países en desarrollo, como Colombia y Perú, niega que el cuadro internacional determine el estancamiento brasileño, arguyen los opositores.
El diagnóstico oficial condujo a estímulos al consumo, para evitar efectos recesivos de la crisis, como facilidades de crédito y reducción tributaria en algunos sectores. Pero sin aumento de inversiones en la producción, el resultado fue más inflación y más importaciones, que pueden generar el primer déficit comercial del país desde 2001. La política social y los más de 40 millones de brasileros que salieron de la pobreza en la última década son el principal aval de Dilma Rousseff.
Pelea voto a voto
Las encuestas publicadas por Datafolha dieron una ligera ventaja a Rousseff, claro que no tienen en cuenta el efecto que provocó el viernes la portada del semanario con más tiraje del país, la célebre revista Veja, que señaló a Lula y Dilma como encubridores del escándalo de corrupción en Petrobras, la principal empresa del país. De hecho, la principal acusación que se hace sobre esta empresa es del desvío del 3 por ciento de los contratos para financiar campañas políticas, inicialmente del PT, pero también ha habido acusaciones de financiar partidos aliados en países vecinos.
Los resultados, mañana.
Brasil en cifras
Un total de 142,3 millones de brasileños -52 por ciento mujeres- están llamados a votar en una elección presidencial en la que las alternativas es el continuismo de la política social de Dilma Rousseff o un giro controliberal defendido por Aécio Neves.
Brasil, con sus 203 millones de habitantes es el quinto país más poblado de la tierra y primero, claro, de Latinoamérica. Actualmente ocupa el séptimo puesto en la lista de economías mundiales respecto al PIB nominal tanto para el FMI como para el Banco Mundial.