Mercosur, pragmatismo y deuda: ¿podrían restablecerse las relaciones entre Paraguay y Venezuela?
Asunción cortó sus nexos con Caracas en 2019, en medio de la política de cercos diplomáticos adelantada por EE.UU. que fuera replicada por los gobiernos derechistas de la región.
Este martes asumirá como presidente de Paraguay Santiago Peña, quien desde sus días de candidato anunció que en caso de resultar ganador, restablecería las relaciones bilaterales con el Gobierno de su homólogo Nicolás Maduro, suspendidas desde 2019 tras la negativa de su antecesor, Mario Abdo Benítez (2018-2023), a reconocer los resultados de la elección que le otorgaron al venezolano un segundo mandato.
"Que Paraguay reconozca un Gobierno, no implica que seamos una voz en principios y valores. Creemos que la democracia hay que enriquecer como los procesos electorales amplios y la defensa de los derechos humanos. Nuestra voz siempre va a ser una voz de apoyo al pueblo venezolano. Lo he dicho públicamente: mi intención es restablecer las relaciones con Venezuela", dijo al ser consultado sobre el tema, poco antes de las elecciones del pasado 30 de abril.
Entonces, también se comprometió a reabrir la Embajada en Caracas y recalcó que su país "tiene que fortalecer sus relaciones con Venezuela" a partir de las coincidencias, pues se trata de asuntos de Estado y no de simpatías personales o políticas.
De su parte, el 2 de mayo, Maduro informó en su cuenta de X –antes Twitter– que había conversado telefónicamente con el presidente electo del Paraguay y refirió que en el intercambio le había expresado su disposición de "trabajar por el bien" de las dos naciones, "a través del respeto y la unión".
Acoso mediático
Aunque su postura era conocida, en los días que siguieron a su victoria, Peña fue increpado reiteradas veces por la prensa sobre la posición que tendría su administración con respecto a Venezuela e inclusive se le obligó a emitir opiniones sobre la calidad de la democracia en ese país.
Así, por ejemplo, al ser preguntado por sobre esos asuntos, marcó distancia con su antecesor y llamó a recordar que a pesar de las "preocupaciones" del Partido Colorado durante la gestión del expresidente Horacio Cartes (2013-2018), los lazos se mantuvieron.
"Tenemos que avanzar en un proceso de integración y ser respetuosos de cada uno de los países. Tenemos todo el derecho de ser siempre una voz firme por la defensa de los derechos humanos y pedir la realización de elecciones limpias, participativas y que no haya ninguna duda sobre las autoridades que tienen que juzgar", consideró.
Cuando se le inquirió sobre la legitimidad del Gobierno venezolano, Peña respondió: "Hoy hay un solo presidente en Venezuela y ese presidente se llama Nicolás Maduro. No hay una alternativa".
Una situación semejante vivió al ser entrevistado por la cadena estadounidense CNN en español, que criticó abiertamente su llamada telefónica con Maduro y deslizó acusaciones contra el político paraguayo por respaldar un Gobierno que Washington ha tachado de antidemocrático.
"Yo no hago juicios de valor si es democrático, si defiende los derechos humanos, si tiene elecciones participativas. […] Negar el reconocimiento a un país, que esto impida las relaciones culturales y comerciales entre los países, no es beneficioso", ripostó Peña.
Relaciones sin condiciones
A mediados de mayo pasado, Peña tuvo ocasión de referirse nuevamente a su relacionamiento con Venezuela, en el contexto de un encuentro bilateral con el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
"No ponemos condiciones para restablecer relaciones. Vamos a hacerlo y queremos ser una voz en el proceso de integración, queremos ser una voz también para el pueblo de Venezuela, como históricamente lo ha sido Paraguay, que ha recibido a líderes de la oposición de Venezuela que muchas veces buscaban en países amigos la posibilidad de que sus reclamos sean escuchado", ratificó.
El dignatario aseveró asimismo que tiene una fuerte vocación integradora y que está dispuesto a fortalecer todos los esquemas regionales vigentes, "llámese Unasur, Prosur, Celac o Mercosur, que es nuestro ámbito más cercano".
"Tenemos que ser respetuosos de las visiones de cada uno de los líderes que son elegidos. No podemos ideologizar las relaciones diplomáticas y la integración", insistió.
El regreso de Venezuela al Mercosur
Peña avanzó a los medios que el levantamiento del veto que pesa sobre Venezuela desde 2017 en el Mercosur, sería tema de conversación con los mandatarios Argentina y Uruguay en la futura cumbre de presidentes.
La reunión de alto nivel celebrada a inicios de julio en Iguazú, Argentina, tuvo como plato fuerte el acuerdo comercial con la Unión Europea (UE), de cara a la cumbre birregional Celac-UE, por lo que el reingreso de Caracas quedó relegado a un segundo plano.
Al ser indagado a finales de julio sobre la adhesión definitiva de Bolivia al mecanismo, que está pendiente desde 2012, dijo a la televisora brasileña Canal Livre que le gustaría "que Mercosur se fortalezca como bloque con sus cinco miembros, antes de ir a buscar más miembros".
Con esto dejó sentado que, al menos en su criterio, la membresía venezolana no está puesta en cuestión, aunque ello no se traduzca en acciones concretas para suspender la medida de veto que en su día impulsaron los gobiernos derechistas de Michel Temer (Brasil), Mauricio Macri (Argentina) y Horacio Cartes (Paraguay).
La deuda de Petropar con Pdvsa
Acaso el asunto de mayor interés entre Caracas y Asunción sea la deuda de 300 millones de dólares que Petróleos Paraguayos (Petropar) adquirió con la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), en el marco de un acuerdo suscrito hace más de una década entre los entonces presidentes Hugo Chávez y Nicanor Duarte.
Según el convenio, Petropar disponía de 15 años para honrar la acreencia con Venezuela, a una tasa de 2 % anual. Paraguay desconoció los intereses de mora y eso motivó a Caracas a elevar el caso a la Cámara de Comercio Internacional (CCI), asentada en París, donde aún no se ha producido ningún pronunciamiento.
Una investigación de The Washington Post, publicada en enero de 2021, reveló que el Gobierno paraguayo pidió a Juan Guaidó la condonación de la deuda y que este envió emisarios para entablar negociaciones, especie que luego fue confirmada por el jefe de Gabinete de la Presidencia de esa nación, Juan Ernesto Villamayor.
En una comparecencia ante el Congreso de su país, Villamayor relató que la propuesta consistía en la condonación del 50 % del capital de la deuda y de los intereses de mora, además del término del arbitraje en la CCI, pero no pudo concretarse porque se percataron que no era posible demostrar que el pretendido Gobierno de Guaidó tenía la personería jurídica de Venezuela.
Al estallar el escándalo, miembros del equipo de Guaidó intentaron zafarse de la responsabilidad de haber actuado de espaldas al interés nacional de Venezuela, porque ello está tipificado como delito grave en la legislación local y acarrea severas penas de cárcel.
Javier Tronconis, un exejecutivo petrolero que fungía como representante en la gestión de activos venezolanos en el extranjero y principal señalado en la trama Petropar, aseguró que actuó con autorización, mientras que otros afirmaron que lo hizo por iniciativa propia, en contubernio con el abogado argentino Sebastián Vidal.
De acuerdo con The Washington Post, Vidal está ligado a la familia del presidente saliente de Paraguay, Mario Abdo Benítez.
Por su lado, la Asamblea Nacional de Venezuela exigió el inicio de una investigación en los parlamentos de Argentina y Paraguay para determinar las responsabilidades de los involucrados en estos pactos fallidos, fraguados al margen de la legalidad.