Siguen los intentos por destituirlo
Perú: Castillo resiste enésimo intento de voltear su gobierno
El presidente peruano deberá nombrar en los próximos días el quinto gabinete en 17 meses de gestión mientras lidia con otras seis acusaciones en Fiscalía; busca abrir un periodo constituyente al que la derecha se resiste
Ataque tras ataque, crisis tras crisis, el presidente de Perú, Pedro Castillo, resiste en la silla presidencial ante los intentos desesperados de la oposición por destituirlo que, lejos de tener argumentación sólida, se aferran a cualquier resquicio para forzar una moción de vacancia.
La penúltima fue a cuenta de unas declaraciones de Castillo apoyando el legítimo reclamo de Bolivia sobre su mar hace una década, pero le costó una demanda por traición a la patria que no ha sido ponderada.
La última, a cuenta de un referéndum para abrir el proceso Constituyente, se ha saldado con la renuncia de su primer ministro, Aníbal Torres, y un nuevo anuncio de que renovará su Gabinete. “Habiendo aceptado la renuncia del premier, a quien le agradezco su trabajo por el país, renovaré el gabinete”, dijo Castillo en su mensaje transmitido desde Palacio de Gobierno por la televisión estatal.
La renuncia se produce en medio de un nuevo enfrentamiento entre el Ejecutivo nacionalista y el legislativo, controlado por las bancadas de derecha.
Precisamente horas antes de que se anunciara la dimisión, el jefe del Congreso, José Williams, comunicó que “la Mesa Directiva rechaza de plano la cuestión (del voto) de confianza” planteada por el renunciante primer ministro hace una semana.
El responsable del legislativo alegó que la decisión se tomó sin necesidad que el pleno debata la propuesta del gobierno “por tratarse de materias prohibidas para el planteamiento de dicho tema”, según la ley.
El gobierno recurrió a la figura del voto de confianza respecto a un proyecto de ley del Ejecutivo en el cual plantea proponer un referéndum, sin pasar por el filtro del Congreso.
Torres, un abogado de 79 años que asumió el cargo en febrero, había advertido que renunciaría si el Congreso no debatía el proyecto de ley sobre el referéndum.
Castillo quiere promover un referéndum sobre la Asamblea Constituyente para cambiar la Carta Magna (1993) que promueve el libre mercado y convirtió a Perú en una de las economías más abiertas y desigual de la región.
El renunciante es el cuarto jefe de gabinete en dejar el cargo desde que Castillo asumió el poder hace 16 meses. El presidente peruano deberá nombrar un quinto gabinete en los próximos días, en momentos que enfrenta seis investigaciones de la fiscalía por corrupción.
Es tradición en Perú que todos los ministros pongan sus cargos a disposición del presidente cuando dimite el primer ministro, quien es el encargado de la coordinación entre los miembros del gabinete y de llevar las relaciones del Ejecutivo con los otros poderes del Estado.
El nuevo jefe del gabinete debe ser ratificado por el Congreso en un plazo máximo de 30 días a partir del día de su designación por Castillo.
En caso de que el Congreso niegue el voto de confianza al nuevo gabinete, el gobierno considera que está habilitado legalmente para disolver el Congreso de acuerdo a la Constitución de Perú.
Las versiones
“El presidente lo ha dicho en su mensaje a la nación: que se ha denegado la confianza al Poder Ejecutivo y es por eso que el gabinete en crisis va a renovar el gabinete y sobre base de eso habrá un nuevo premier o una nueva premier”, dijo a la radio RPP el ministro de Trabajo, Alejandro Salas, un vocero del gobierno.
Esta aclaración abre las puertas a una interpretación pues el Congreso ha dicho que no le ha negado la confianza a Torres, sino que su pedido era rechazado por improcedente, razón por la cual no se debatió en el pleno.
Torres acompañó a Castillo desde su época de candidato a la presidencia y fue designado ministro de Justicia en el primer gabinete ministerial del Gobierno, cargo que desempeñó hasta febrero.
Dos intentos de destitución
Además del cerco judicial, Castillo ha enfrentado dos intentos de destitución del Congreso, y cuenta una desaprobación de 66% según los sondeos, recogidos por AFP.
Esa creciente tensión llevó a Castillo a denunciar un supuesto golpe de Estado en marcha y pedir a la Organización de los Estados Americanos (OEA) que intervenga, invocando la Carta Democrática Interamericana.
Precisamente una misión de la OEA visitó Lima la semana pasada y se reunió con autoridades y opositores para tomar el pulso a la pugna entre poderes.
La nueva crisis política estalla el mismo día que una comisión del Congreso acordó tramitar una imputación de la fiscalía contra Castillo, a quien investiga por supuesta corrupción y pide separarlo temporalmente del cargo.
Castillo, en el poder desde julio de 2021, ya ha enfrentado dos intentos de destitución en el Congreso. Alega, además, que no puede ser investigado hasta el final del mandato, en julio de 2026.
El mandatario asegura que todas las acusaciones forman parte de una persecución que tiene como único fin destituirlo del cargo.
Castillo, el “apestado” de la nueva ola
El presidente peruano Pedro Castillo llegó a la presidencia peruana rompiendo el círculo limeño e imponiendo una candidatura abiertamente popular que se abrió terreno promoviendo un proceso constituyente más allá de las nacionalizaciones. Gano la elección por apenas medio punto frente a Keiko Fujimori que recibió el apoyo de toda la derecha y poder empresarial.
Castillo no se posiciona en la izquierda ni es progresista en asuntos sociales, más bien todo lo contrario, lo que lo ha convertido en un personaje algo incómodo para la nueva ola que recorre Sudamérica (Petro, Boric y el renovado Lula). Representa los valores antimperialistas pero ha dado varios bandazos ideológicos conformando gobiernos que no han permitido consolidar su base.